Carlos Rottemberg: "Si el Gobierno fuese una cuestión de teatro, diría que la duda es la obra y no el elenco"

El reconocido empresario teatral habló con Infobae sobre por qué responsabiliza al mal momento económico por el bajón de espectadores en calle Corrientes y dio su opinión sobre la pelea entre Valeria Bertuccelli y Ricardo Darín

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Hace 43 años que ve cortar boletos en los teatros. Empezó alquilando una sala cuando todavía le pedían documento para saber si era mayor de edad. Hoy es el empresario teatral más reconocido del país. Jamás sucumbió a las luces del escenario y, si bien es una persona reconocible públicamente, tiene claro que su deseo es pararse debajo del escenario y producir cultura. "Hay una frase que dice  'todo es cultura '. Pero también todo es estrés. Y el médico te dice que hay estrés bueno y estrés malo", le dice Carlos Rottemberg a Infobae en una extensa entrevista.

Dueño de una metáfora sutil, inteligente, con gran sentido del humor, surfea "la grieta" de estos tiempos,  que alguna vez dijo que existe "porque es un gran negocio para algunos", y opina en clave de teatro: "Como soy teatrero todo lo llevo a mi terreno, entonces hago una traslación del gobierno al teatro y lo redondeo diciendo que, y sobre todo en estas horas que hubo algunos cambios de actores, que yo tengo la duda si realmente aquí es un tema de elenco o es un tema de obra. Como empresario de teatro tengo claro, el espectáculo está bajando mal a la platea".  "Yo no los voté por la obra", sentencia.

Rottemberg habla del signo de los tiempos focalizado en la calle Corrientes ("hoy las obras se publicitan con el slogan de 'ésta te va a hacer reír más'), del episodio denunciado por Valeria Bertuccelli respecto de Ricardo Darín ("lo minimizo bastante") y de su sueño de seguir haciendo teatro.

Aquí, las diez principales definiciones de Carlos Rottemberg y la entrevista completa.

-Hoy prácticamente el teatro con más contenido quedó circunscripto al teatro público.

-A mí no me da lo mismo cuando siento que el éxito se hace con una obra de teatro que le hace bien a una platea.

-Como soy teatrero o teatrista, multiplico por tres y en lugar de plantearme cocheras, un edificio de oficinas u otra cosa, hago sobre un teatro otro teatro y sobre ese otro teatro otro teatro.

-La crisis en el bordereaux del teatro representa, ciento por ciento, la crisis de ese momento del país

-Del 2005 al 2011 subimos un 50%, de 2 millones a 3 millones. Oh casualidad, ya que todos sabemos que se gana más o menos fácil elecciones dependiendo cómo van los bolsillos en la Argentina.

-En el 2016 bajamos un 23% los espectadores del año, y justo a partir de abril cuando va el tarifazo del 2016. Porque enero, febrero y marzo del 2016 ya con el nuevo gobierno no había bajado, bajó a partir de abril.

-En 2018 el teatro va ir para atrás. El 2018 va a ser un año duro, lo está siendo ya.

-Yo entiendo que algunas personas dicen "me desilusionó este Gobierno". Bueno, está bien, si honestamente creíste en un proyecto y no está saliendo como vos creías está bien.

-Los que no lo votamos no podemos estar desilusionados, tenemos que ser muy cuidadosos en no poner ningún palo en la rueda. Tenemos que ser muy cuidadosos en realmente ser demócratas.

-Al episodio Bertuccelli-Darín lo minimizo bastante. Y tratándose de quiénes se trata tuvo una explosión mediática fuerte pero que sigo creyendo que son hechos cotidianos del espectáculo.

infobae

¿Cuántos teatros tenés?
—El Multiteatro, que es donde estamos como afincados. El Liceo. Tenemos que ver junto con Pablo Kompel en el Metropolitan y estamos haciendo la construcción del Multi Tabaris en lo que fue el Tabaris histórico allí en Corrientes al 800 para próximamente, calculamos para fines de julio, principios de agosto, estar inaugurando tres salas.

—Aparte que se sabe lo que vos sentís por el teatro ¿tiene sentido empresarial meterse ahora en algo como lo del Tabarís?
—La respuesta es bastante sencilla, a lo mejor hace falta una aclaración con respecto a eso. Lo mismo me pasó en el 2001, yo tenía el Teatro Blanca Podestá, Corrientes 1283. Y empezaba a ser peligrosa la subsistencia de unisalas. Y la manera que en aquel momento resolví fue copiarme de los cines, no inventé nada. Dije, ¿cómo hicieron los cines cuando se iban cayendo en el mundo? Los convirtieron en multicines. Y entonces hice eso.
Lejos de esconderme en el problema, lo multipliqué por cuatro. Eso hizo que el costo fijo se prorratee distinto. Que se multipliquen escenarios y butacas. Eso fue hace 18 años atrás. ¿Qué estoy haciendo en el 2018? Lo mismo. El Teatro Tabarís en los últimos años fue deficitario. Son inmuebles demasiado importantes en la avenida Corrientes en general. Estoy hablando de los inmuebles. Para poder trabajar a lo mejor una hora y media durante cuatro días a la semana y tres horas los sábados. Cerrados todo el día. Sin mayores posibilidades de explotar para otra cosa. Con una ley además, que es la que da y justifica el tratamiento impositivo que tiene el teatro, que es la que dice que en los edificios teatrales no podés hacer otra cosa. Imaginate un teatro, el más antiguo de Buenos Aires, el Liceo en la esquina de Rivadavia y Paraná, no hace falta ser comerciante para darse cuenta que conviene más hacer un edificio de veinte pisos en una esquina frente al Congreso que mantener un teatro de ciento y pico de años. Por eso mucha gente no entiende por qué la ley impositiva es solo para la actividad cultural teatral y no para el cine, televisión y todas las demás vertientes que tiene la cultura.
¿Y entonces qué hice? Lo mismo. Como soy teatrero, o teatrista, multiplico por tres y en lugar de plantearme cocheras, que insisto por la ley igual tendría que cubrir un teatro, un edificio de oficinas u otra cosa hago sobre un teatro otro teatro y sobre ese otro teatro otro teatro. En la búsqueda de poder prorratear costos fijos y tener la posibilidad de jugar más fichas en ese palo imaginario de ruleta para ver si en alguna, que cada tanto ocurre, me sale el número que elijo.

—Cómo te está yendo con la ruleta, con los números ahora en general con tus teatros.
—Depende la foto del momento. Yo te podría decir que este año 2018 nosotros tuvimos por lo menos en la primera parte del año la suerte de tener un espectáculo exitoso como fue el de Campanella, "¿Qué hacemos con Walter?", que es una cosa que funciona. Y siempre digo que los fracasos en el teatro, que siempre van a ser matemáticamente en mayor cantidad que los éxitos, son sobre todo por los éxitos. Yo no creo que ningún empresario de cine o de teatro solvente por mucho tiempo los fracasos. Hacés una primera inversión pero después necesitas que el público haga sostener la rueda. Conocí a algún empresario que nunca pudo hacer un éxito y se fue de la actividad porque era imposible sostenerla. Acá tiene que entenderse que, por lo menos en mi empresa, 43 años después, hace rato que me di cuenta que lo que hace crecer la empresa, engordar la empresa, son los boletos vendidos. Eso sí, en tanto los boletos vendidos, el producido de los boletos vendidos, quede en la empresa. Porque el tema secreto es muy simple, o lo dejás en la empresa, reinvertís en la empresa, hacés engordar la empresa, o los distraes para otra cosa, personales o de cualquier otra timba, y entonces empezás a quejarte que tu empresa genuina no produce nada. No, lo que pasa es que hay que ver qué hacemos con el dinero de las empresas. En mi caso, mi mayor capital pero también mi mayor convicción y mi mayor placer está dado en una empresa que comencé a los 17 años alquilando una sala. Y pude ir justamente por esa reinversión permanente, y que además se la inculqué a mi hijo mayor que tiene 32 años y por suerte eligió también seguir esta actividad y eso también me da la segunda parte en la respuesta a tu pregunta. Si no tuviese una continuidad familiar que me haga justificar tanta convicción o pasión a lo mejor miraría distintas las cosas.

—¿Hay un tono de época de lo que se exhibe? La impresión es que hay más comedia.
—Lo hay, lo hay. Los que tenemos más años recordamos la cartelera por ejemplo de Buenos Aires de cada invierno y por supuesto, 40 años atrás, 35 años atrás, podía convivir "Yerma" con Nuria Espert, que llegaba de España, en un teatro de 1.200 butacas en la avenida Corrientes y en otro podía estar Alfredo Alcón haciendo "Un enemigo del pueblo". Hoy prácticamente el teatro con más contenido quedó circunscripto al teatro público. Y en eso, nos guste o no, es como bien marcás vos, es una realidad de la cartelera. Hoy los avisos de cualquier, los anuncios, las publicidades de cualquier obra de teatro en general compite con "Con ésta te vas a reír más". O sea, indiscutiblemente hay una necesidad que tenemos todos de poder desenchufar otros enchufes de la vida cotidiana también cuando vamos a ver un espectáculo. Entonces es no medido desde la opinión, es medido desde el objetivo de los números.
Nosotros no hace tanto tuvimos una experiencia con Bruno Pedemonti y Eloísa Cantón, que nos asociamos para producir una de las obras que a mí particularmente más me conmovieron en mi vida, "El padre" con Pepe Soriano haciendo ese papel. Que todavía lo recuerdo y me sigue emocionando cuando pienso en esa obra. Y era paradójico. Porque la gente la aplaudía de pie, ganó los premios del teatro de ese año, pero cada vez tenía menos público. Porque incluso a los que les gustaba cuando les preguntabas: "¿La recomendarías?" Decían: "Es tan buena, pero no, no la recomiendo, porque es muy fuerte."

— Es que era una obra sobre la vejez y el miedo que todos tenemos con nuestros padres.
— Entonces cuando pasa eso vos te preguntás, "¿si "Toc Toc", hablando del trastorno obsesivo compulsivo, hubiese estado planteado y escrito con otra fibra, en otro tenor, hubiese pasado esto?" Seguro que no.
Entonces me parece que acá no es un tema de opinión, es un tema que a mí me gusta mirar qué ve la gente, qué elige la gente, pero además qué gente. Porque viste que hoy en día todo es "la gente". Cuando querés incluso en los medios hablar mal de algo decís "la gente". Se instaló esto de "la gente", pero ¿qué es la gente? Para mí, en este caso concreto, más que la gente es el borderaux.

— Mucho más objetivo que esta abstracción extraña, ¿no?
— En todo caso, si el borderaux es un reflejo de qué eligió la gente. Pero es algo palpable, esto es un éxito, esto no es éxito. O sea, después tendríamos que entrar a jugar y analizar cada uno a partir de sus convicciones, a partir de sus necesidades, a partir también de lo que creemos que significa el teatro como símbolo de cultura. O sea, todo es cultura. Hay una frase que dice "todo es cultura", por supuesto que todo es cultura. Pero también todo es estrés. Y el médico te dice que hay estrés bueno y estrés malo. Entonces yo no me quiero quedar solamente que, como todo es cultura, todo vale, yo creo que, siempre lo dije, que incluso en el teatro que sería la hermana más chiquita de este tipo de disciplinas, hay una responsabilidad sobre qué elegimos dar. Y además lo siento por fuera del borderaux, de cómo nos fue comercialmente con una obra de teatro. A mí no me da lo mismo cuando siento que el éxito se hace con una obra de teatro que le hace bien a una platea. No es lo mismo. O sea, no es solamente ver el número de con esta nos fue mejor que con la otra. Sí, pero qué había adentro.

— Es lo mismo en la tele, que te vaya bien con el número porque hiciste un buen programa.
— Y además te voy a decir una cosa. Seguramente valga más para la tele que para el teatro. Yo soy de los que creen -en eso soy, por suerte, chapado a la antigua- en las trayectorias. Y soy, como alguna vez me gustó repetir de un viejo cómico español que fue Alberto Closas, digo cómico para no decir actor porque así les dicen, cómicos, en España, que decía: "A mí dame un teatro con solo diez filas ocupadas pero toda la vida." Y yo soy de esos, no estoy en la lucha de ver si podemos salir primeros. Por supuesto, si salimos primeros, mejor, porque quiere decir que acertamos con lo que estamos ofreciendo. Pero yo tomo la vida como una película y no como una foto.

—Te leí los otros días diciendo que cada vez es más difícil poner "localidades agotadas" con lo que está pasando en el país. Hace pocos días fui a ver un espectáculo, no importa cuál, y vi setenta, ochenta personas, un teatro inmenso. Y me angustió porque era una puesta muy importante, con actores fenomenales. ¿Cuánto eso tiene que ver con la crisis del país?
— No quiero exagerar si digo ciento por ciento. Pero no tengo dudas. No porque lo opine, sino porque tomo datos de la realidad que nos arroja una entidad que es la Asociación Empresaria de Teatro, que cumple en este 2018 el 21 de septiembre 100 años. O sea que desde hace 100 años, desde 1918, hace lo mismo, que es brindarnos semanalmente, mensualmente y anualmente los datos del movimiento teatral en la Argentina. Una de las entidades primeras de empresarios teatrales a la par que por ejemplo la Liga de Teatro de Nueva York.
Y entonces me tomé el trabajo de poner por ejemplo el año 2000. Año 2000, van 2 millones de espectadores en el año 2000; crisis del 2001, 1.350.000. Bajó 35%. Hacés después un relevamiento de qué pasó con el consumo, en un año bajó 35% en general. Año 2002 arranca muy tenuemente una pequeña crecida y en el año 2005 recién recuperamos los 2 millones de espectadores. Si vos mirás lo que pasó en el país vas a ver que el crecimiento fue en el 2003, 2004, 2005. O sea que en el 2005 en nuestra actividad equiparamos al 2000, no crecimos nada. Pero del 2006 al 2011 hay un crecimiento constante de consumo, en este caso venta de boletos de entradas, y en el 2011 llegamos a 3 millones. O sea, del 2005 al 2011 subimos un 50%, de 2 millones a 3 millones. Oh casualidad, ya que todos sabemos que se gana más o menos fácil elecciones dependiendo de cómo van los bolsillos en la Argentina, fijate vos que casualidad que hay elecciones en el 2011 y gana la presidenta que ganó con el 54% de los votos. Justo cuando te estoy contando que fue el pico de ese crecimiento del 2005 al 2011. Y del 2011 al 2015 se mantienen esos 3 millones sin moverse. Cualquier economista te dice que en los últimos 4 años del gobierno anterior se quedó. O sea, a mí me impacta eso.

— Es directo.
— Y en el 2016 bajamos un 23% los espectadores del año, justo a partir de abril cuando va el tarifazo del 2016. Porque en enero, febrero y marzo del 2016, ya con el nuevo gobierno, no había bajado, bajó a partir de abril.
Te doy esta historieta desde el 2000 para marcar que es una radiografía muy clara, fundamentalmente, de la clase media. Y digo de la clase media porque nuestra clientela, como digo siempre, es la clase media. No es cierto que todos van al teatro comercial, y yo estoy hablando de lo que es el teatro comercial. Existe el teatro independiente y existe el teatro público. Yo estoy hablando de esto que dice ser lo que comúnmente se habla de la calle Corrientes. Y sabemos que la gente más humilde, de menores recursos, con otras prioridades, obviamente más importantes, necesarias y primordiales que el teatro, no puede acceder al precio de una entrada al teatro, ni aquí ni en el mundo. El otro día le preguntaba, ya que es la Meca del teatro Nueva York y Broadway en particular, yo decía o acaso alguien cree que un asalariado promedio en Nueva York puede gastar cien dólares o más para ir a un teatro. Por eso hace falta que exista el teatro independiente y hace falta el teatro público.

— Dame la radiografía, que me pareció interesantísima porque es incontrastable, de hoy.
— Hoy es una radiografía que en el 2017 después de esa caída importantísima en 2016 se queda a la par, 2017 con el 2016, que sería una lectura positiva, bajó en el 2016 pero ya no bajó en el 2017. Y la negativa sería que en el 2017 hubo una cartelera de actores y propuestas en la Ciudad de Buenos Aires como yo no recuerdo. Porque también está ese otro condimento que va por fuera de la coyuntura, qué estamos ofreciendo. Porque ese es otro tema. Tampoco le puedo endilgar solamente a políticas externas al teatro la responsabilidad si lo que yo estoy ofreciendo no tiene interés para el público. O sea, en las épocas mejores siempre hubo fracasos y en las épocas más dramáticas también hubo algún éxito. Pero en el 2017 hubo todo. Cuando digo todo quiere decir -me voy a olvidar de la mitad- musicales importantes como "Sugar", producido por Yankelevich. Que aparece la vuelta de Flavio Mendoza con un espectáculo grande. Que Martín Bossi decide estrenar, no reponer sino estrenar un espectáculo. Que vuelve Midachi. Que viene el Cirque du Soleil con Soda Stéreo nada menos. Es el año donde está en un escenario Ricardo Darín con su compañía, en otro está Suar con la suya, en otro está Francella con la suya. Es un año donde las comedias que funcionaban siguieron funcionando. Y me estoy olvidando la mitad. Fue un año de teatro muy importante que cualquier empresario de teatro, todos coincidíamos que iba a crecer, y no creció. Eso no hace falta esperar a diciembre para saber que en el 2018, que no tenemos toda esa maquinaria de nombre propio y de más estrenos, va a estar por detrás del 2016/2017. Por una cuestión muy lógica, al problema general que pueda o no tener el país se le agrega que no tuvo una cartelera 2018 como tuvo el 2017. Y si el 2017 con esa cartelera no logramos crecer y revertir la curva 2016 no la vamos a revertir en 2018. Y ya estamos terminando el primer semestre, o sea que ya no hay mucho más tiempo para dar la vuelta.

—O sea, en el 2018 el teatro va a ir para atrás.
—Va a ir para atrás, sí. Que no hay que sorprenderse porque hay otras actividades que han ido para atrás.

—De vuelta la relación directa, ¿no?
—Total, total. Es más, no voy a dar nombres, pero algunos empresarios de empresas grandes, grandes quiere decir grandes en serio, no las del teatro, que tienen más brillo que dinero, llaman a veces a consultar como si fuese una boca de urna o una encuestadora cómo va el movimiento de boletos, para trasladarlo a sus propias empresas. El movimiento del boleto teatral es muy tenido en cuenta por gente impensada porque nos refleja muy directamente con el bolsillo.

—Nosotros acá entrevistamos a economistas, a analistas de macroeconomía, les preguntamos cómo va a ser el 2018. Vamos al borderaux, ¿cómo va a ser el 2018?
— El 2018 va a ser un año duro, lo está siendo ya, lo está siendo ya. Está muy sostenido por una cosa que es incontrastable, que es la pasión y la vocación de tanta gente. Yo en el 2001  -y no estoy diciendo que esto sea el 2001 eh, por favor,- me fui a hacer teatro a España y a tratar de recaudar euros para transformarlos en pesos y seguir manteniendo la empresa de acá.  También la gente de las cooperativas de teatro, tanta gente que hace teatro realmente por vocación, empieza a hacer dibujos. El Liceo hoy se llama Liceo Comedy, entonces en lugar de una obra de teatro hay catorce haciendo funciones sueltas. Cualquiera que conoce un poquito la cartelera de Buenos Aires y mira diez años atrás fijate que casi no quedan teatros que hagan una obra. O sea, todos son como una especie de supermercado de varios títulos, como manera de poder un poquito de acá, un poquito de allá.
Después otra cosa nueva, los auspicios. Yo soy Multiteatro COMAFI. Otro es el Nacional Sancor Seguros. Otro es Metropolitan Sura. Otro es Ópera Orbis Seguros. Es fácil, es la manera de suplir la falta de venta de boletos por un cliente mayor que hace una buena sinergia ofreciéndole a sus clientes un servicio que no deja de ser real y bueno como es el teatro. Y también nosotros lo tomamos como un apoyo al hecho cultural y bienvenido sea. En tanto y en cuanto sean empresas privadas. Yo siempre digo lo mismo, a mí me encanta eso en tanto y en cuanto sean empresas privadas. Y lo remarco porque todo lo que sea cualquier tipo de erogación por parte del Estado para un empresario privado hace 43 años que me vengo oponiendo y lo sigo sosteniendo. Yo con privados lo que vos quieras, pero el privado que le traslada al Estado su riesgo empresario para mí deja de tener su justificación moral de empresario. Esto lo dije, y también te lo dije a vos en algún reportaje hace mucho tiempo. Por eso te doy nombres propios de marcas, bienvenidas sean las marcas privadas, pero que sea claro y privado.

— Hablemos un poquito de política más directa, ¿estás desilusionado, sorprendido con Macri?
— Yo creo que primero hablaría de un gobierno. Porque si bien siempre hay una cabeza de cada gobierno, me parece que no es justo tampoco hablar de una sola persona. Yo no puedo estar desilusionado nunca. Y te voy a decir por qué no puedo estar desilusionado, porque tiene dos lecturas esa respuesta. Porque yo creo que se puede desilusionar quien lo votó, el que no lo votó por convicción, honesta convicción, sin ninguna relación con ningún gobierno, por qué podría decir se desilusionó, si en definitiva si hubiese tenido alguna expectativa…

—Lo hubiese votado.
—Lo hubiese votado. Entonces me parece que aquí yo entiendo que algunas personas dicen "me desilusionó". Bueno, está bien, si honestamente creíste en un proyecto y no está saliendo como vos creías, está bien.
Ahora, sí creo que los que justamente no lo votamos, o sea que no podemos estar desilusionados, tenemos que ser muy cuidadosos en no poner ningún palo en la rueda. Tenemos que ser muy cuidadosos en realmente ser demócratas. En el sentido claro de la palabra que tiene que ver con apoyar un sistema democrático, apoyar. Poder criticar si hay que criticar pero nunca poniendo palos en la rueda al proceso democrático que costó tanto en la Argentina del 83 para aquí tener.
Y me parece en ese sentido que, aclarado esto, sí te puedo decir que como soy teatrero todo lo llevo a mi terreno entonces hago una traslación, ¿está bien la palabra traslación?

— Sí, está perfecta.
— Del Gobierno al teatro, al terreno teatral, y lo redondeo diciendo que, y sobre todo en estas horas que hubo algunos cambios de actores, que yo tengo la duda si realmente aquí es un tema de elenco o es un tema de obra. Porque hay una cosa que como empresario de teatro tengo claro, el espectáculo está bajando mal a la platea.
Y también lo llevo al teatro y digo, ¿sabés lo que pasa en el teatro? Termina la función y el borderaux nos está indicando que está en baja. Y los actores después van a festejar y dicen "¡que buena función hicimos! Cambié este bocadillo que es lo único que hay que cambiar". "Vino mi prima Chirola y me dijo que nunca se emocionó tanto con una obra". Otro agrega, "viste, la gente se siente tan identificada con esta comedia que hicimos". Y después al día siguiente se vuelve a abrir la boletería, se vuelve a abrir la sala y hay menos gente que el día anterior. Y seguimos yendo a comer a decir "¿viste que bien la obra que estamos haciendo?"
Bueno, tengo por momentos la sensación que muchas veces el director de la obra lo resuelve cuando realmente hace el corte drástico que hay que hacer en esto, agrega cuatro hojas, hijuela se llama en el teatro, para tratar de revertir esta escena y tratar de dejar el producto teatral lo mejor posible para que baje mejor a la platea. Por supuesto eso no quiere decir que siempre le salga. Pero antes de cambiar de espectáculo en el teatro tratamos de hacer todo lo imprescindible para sostener el espectáculo en cartel. Creo que la única diferencia es que nosotros anunciamos cuatro únicas semanas y en la política se anuncia cuatro únicos años.

—Ahora, me gustó la expresión esta, no tengo claro si es un problema de elenco, gabinete, o es un problema de obra, dirección de gestión. Me parece que vos tenés más o menos claro, tenés un diagnóstico más aproximado que se inclina hacia uno u otro.
— Para mí es un tema de obra. Yo cuando no voté por este Gobierno no lo votaba por otra cosa que la obra, porque los personajes que iban a interpretar cada papel no los conocía tampoco.
Ahora, me pasa una cosa que le pasa a mucha gente, y es peligroso, hoy tenemos más claro, yo tengo más claro qué obra no quiero que qué obra quiero. Y eso no es bueno. Porque la verdad que lo bueno sería conocer qué obra queremos. Sí, hay títulos que los queremos todos, los que hace cualquier obra. Uno se sienta acá y en la vida privada te va a decir lo mismo, que nos vaya bien, que la gente esté mejor. ¿Viste? Todas frases hechas. A ver, yo no conozco a nadie en el mundo que diga lo contrario.

— Obvio.
— Por derecha, por izquierda, dictadores, todos dicen lo mismo. No es un tema, digamos, particular de un gobierno. Es más, yo te voy a hacer una confesión, yo hace mucho tiempo desde mi actividad teatral no tengo mejor devolución que con los funcionarios de este gobierno. Yo te puedo decir por ejemplo que en el ámbito de Cultura nunca estuvo más rápido al teléfono funcionarios que este gobierno. En el ámbito del Gobierno de la Ciudad, nosotros estamos haciendo te dije al principio de esta charla, el Multi Tabarís. El propio jefe de Gobierno se pone al hombro el tema de "colaboremos en que salga rápido". Y lo hacen sus responsables de distintas áreas, a quienes yo conocí a través de la obra.
Quiero decir, a nivel personal yo tendría que ser un agradecido a muchas cosas que he vivido en este gobierno que no voté. Les doy más valor todavía. ¿No ves cómo son cosas diferentes? Yo prácticamente en los 12 años de gobierno anterior no conocí a la gente que estaba, ni hablemos del Ejecutivo, no conocí a la gente que comandaba muchas de las áreas que eran importantes para lo nuestro. Y sin embargo ahora sí. O sea, en este gobierno que no voté es el gobierno que me propuso ser miembro, y yo agradecí, dije que no, del Fondo Nacional de las Artes, que depende directamente del Ejecutivo.
Por eso digo, me gusta decir todo. O sea, y me gusta decir que desde el punto de vista de lo personal me siento mucho más cómodo. Ahora, desde el punto de vista de la obra creo que la obra está direccionada para un lado que no coincide con el que yo creo que hay que direccionar. Pero yo no soy economista. Entonces uno lo dice como ciudadano de a pie.

— Con tus 43 años de experiencia, ¿cómo vivís el episodio Bertuccelli- Darín?
— Lo minimizo bastante. Mi versión es que un periodista que se llama Luis Novaresio invitó a una excelente actriz que se llama Valeria Bertuccelli y que el clima que propone ese periodista Novaresio, no sé si lo conocerás pero yo hablo en tercera persona en este caso de él, hizo que algo que indiscutiblemente ella tendría en algún lugar le salió. Y tratándose de quiénes se trata tuvo una explosión mediática fuerte pero que sigo creyendo que son hechos cotidianos del espectáculo. Si el público conociese lo que pasa en los camarines en serio, no el chimenterío de camarín, vería que los roces, los egos, la problemática en el lugar de trabajo, no sé si es más o menos que en grandes oficinas, que en las relaciones humanas en lugares de trabajo en otras actividades. Depende cómo cada uno lo tome del otro lado. O sea, yo viví la época donde Ricardo Darín con Carlos Calvo suspendimos la temporada de la obra Taxi en Corrientes 1753, Teatro Alfil, por cómo se peleaban los dos protagonistas. Se tuvo que levantar la temporada. Pero después se dieron cuenta que habían peleado por nada, no justificaba la pelea. Pero mientras tanto ocurre. Sobre todo cuando son relaciones después de muchos años.
Las "Brujas" se llevaron muy bien diez años, pero seguro que si alguna se afloja y empieza a decir. Pero a todos, a todos. A vos te pasa en tu lugar de trabajo, a mí me pasa en el mío. O sea, me parece que en éste caso se amplificó de una manera por los protagonistas que se trata. Y además porque hoy nombres propios que se suman, aunque más no sea con un inocente "Me gusta" en Twitter se convierte en tapa de medios. Entonces me parece que en ese sentido, yo creo que en ese sentido las redes, que bien usadas son maravillosas, son mucho más nocivas que la discusión en sí que pudieron haber tenido porque en definitiva no eran cosas que excedan el laburo.

— ¿Qué voy a ver al teatro? Recomendame algo par ver.
— A mí la obra que viste con poco público, que no dijiste cuál es, me gustó mucho te aclaro.

— A mí también. No lo digamos porque no da.
— Me gustó mucho. Pero la pasé muy bien yendo a ver a Jorge Marrale y a Arturo Puig en "El vestidor" por ejemplo. Me gustó este regreso.

— Están muy bien los dos.
— Allí en el Paseo La Plaza lo que están haciendo los muchachos me gustó mucho. Y es cierto que en comedia, porque lo tomo como comedia dramática, me gustó mucho "Perfectos desconocidos" también. En realidad por una cuestión casi de buen gusto no te nombro ninguna en la que tenga que ver yo. Y después en el circuito del teatro independiente -circuito que me gusta mucho, será porque trabajo en el otro circuito, entonces disfruto- vi un espectáculo que no sé si sigue pero yo creo que cada tanto se repone que se llama "La cuna vacía", de Omar Pacheco. La vi en la calle Urquiza en el Once el año pasado. Y es una de las cosas que me impactaron. Como me impactaron otras que han bajado de cartel, que a lo mejor no nada más porque bajaron de cartel. Pero sigo creyendo que los empresarios de la avenida Corrientes, y que conlleva eso giras por el interior, etcétera, tienen que tener a diferencia de lo que pasaba 50 años atrás mucho respeto y admiración por el teatro independiente. Creo que el reaseguro del teatro comercial pasa por lo que se llama el teatro independiente.

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