Así celebraban los mexicas el Año Nuevo: el Xiuhmolpilli y el ritual del Fuego Nuevo

El Xiuhmolpilli era una ceremonia que los mexicas realizaban cada 52 años para garantizar la continuidad del universo y del sol

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Recreaciones actuales buscan preservar la
Recreaciones actuales buscan preservar la memoria del antiguo Año Nuevo mexica. (Fuente)

Mientras el año 2025 llega a su fin y se aproxima el inicio de 2026, millones de personas se preparan para despedir un ciclo y dar la bienvenida a otro mediante reuniones familiares, rituales simbólicos y celebraciones festivas. Sin embargo, no siempre se celebró el Año Nuevo como lo conocemos hoy. En la época prehispánica, los mexicas marcaban el cierre y renovación del tiempo de una forma profundamente simbólica y solemne.

El Año Nuevo Mexica, conocido como Xiuhmolpilli o “atadura de años”, era una de las ceremonias más importantes de esta civilización. Se celebraba cada 52 años y representaba la renovación del ciclo temporal, así como la continuidad de la vida y del universo, reflejando la íntima relación de los mexicas con el cosmos y su concepción cíclica del tiempo.

El calendario mexica y el cierre de un “siglo”

Los mexicas utilizaban dos calendarios principales para medir el tiempo. El primero era el tonalpohualli, un calendario ritual de 260 días, y el segundo el xiuhpohualli, un calendario solar de 365 días.

La combinación de ambos sistemas daba origen a un ciclo de 52 años, considerado un “siglo” mexica. Al concluir este periodo, se creía que el universo enfrentaba un momento crítico: el mundo podía renovarse o desaparecer, por lo que la realización correcta del Xiuhmolpilli era fundamental para asegurar la continuidad del sol y de la vida.

Este momento estaba cargado de tensión espiritual y expectativa colectiva, ya que el destino del cosmos dependía del cumplimiento del ritual.

El Cerro de la Estrella,
El Cerro de la Estrella, en Iztapalapa, fue el escenario del ritual del Fuego Nuevo mexica. (Sedema)

Preparativos y ritual del Fuego Nuevo

Días antes de la ceremonia, toda la comunidad participaba en los preparativos. Se apagaban todos los fuegos en hogares y templos, lo que simbolizaba el fin del ciclo anterior y la espera de la renovación. Las casas eran limpiadas, reparadas y se desechaban objetos y utensilios viejos, como señal de desprendimiento del pasado.

La noche del ritual, los sacerdotes mexicas ascendían al Cerro de la Estrella (Huixachtécatl), ubicado en lo que hoy es la alcaldía Iztapalapa, en la Ciudad de México. En medio del silencio y la expectación, se encendía un nuevo fuego mediante la fricción de maderas sagradas, acto que simbolizaba la chispa de la renovación cósmica.

Una vez encendido, el fuego era llevado rápidamente a Tenochtitlán y distribuido por toda la ciudad para reavivar hogares y templos, representando el renacimiento del sol y la continuidad del mundo.

Significado cósmico, social y cultural

Para los mexicas, el Xiuhmolpilli no solo marcaba el inicio de un nuevo ciclo temporal, sino que reafirmaba su relación con los dioses y el cosmos. Se creía que, al cumplir correctamente el ritual, se evitaban catástrofes y se garantizaba la estabilidad del universo.

Además, funcionaba como un mecanismo de cohesión social, ya que involucraba a toda la comunidad en un acto colectivo de purificación y renovación espiritual.

El Xiuhmolpilli simbolizaba la renovación
El Xiuhmolpilli simbolizaba la renovación del tiempo y la continuidad del universo. Crédito: IG/@pijama_surf

A diferencia del Año Nuevo moderno, celebrado cada año con alegría y festejos, el Fuego Nuevo se realizaba solo cada 52 años, lo que le otorgaba una solemnidad y trascendencia únicas.

Aunque esta ceremonia dejó de practicarse tras la llegada de los españoles y la imposición del cristianismo, su legado permanece vivo. Actualmente, recreaciones, investigaciones y estudios buscan rescatar y valorar la cosmovisión mexica, reconociendo su profundo conocimiento astronómico y su riqueza cultural.

El Xiuhmolpilli es, hasta hoy, un poderoso testimonio de la complejidad de la civilización mexica y de su visión armónica del tiempo, donde lo espiritual, lo social y lo natural formaban una sola totalidad.