Dinosaurios en Puebla: hallazgo de huellas fósiles confirma diversidad de especies

La identificación de rastros prehistóricos en la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán confirmó la presencia de especies que habitaron la región

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Descubrimiento de impresiones en sedimentos
Descubrimiento de impresiones en sedimentos expuestos por lluvias recientes. FOTO: INAH

El hallazgo de huellas fósiles de dinosaurios en la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, en Puebla, ha permitido a especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmar la presencia de una notable diversidad de especies que habitaron la región hace aproximadamente 120 millones de años, durante el Cretácico Inferior.

Este descubrimiento, resultado de inspecciones recientes en localidades de los municipios de Atexcal y Tehuacán, no solo amplía el conocimiento sobre la fauna prehistórica de México, sino que también plantea nuevos retos para la protección y el estudio de este patrimonio paleontológico.

distintas especies havbitaron la región
distintas especies havbitaron la región que hoy es Puebla. FOTO: INAH

La Reserva de Tehuacán-Cuicatlán revela rastros de múltiples especies de dinosaurios

En el proceso de exploración, los investigadores identificaron estratos ricos en moluscos, como caracoles, turritelas y trigonias, así como evidencias de maderas fosilizadas.

Estos hallazgos, según el responsable del área de Paleontología del Centro INAH Puebla, Iván Alarcón Durán, se asemejan a los depósitos paleontológicos previamente estudiados en Barranca del Río Magdalena y en San Juan Raya, todos ellos pertenecientes a la Formación San Juan Raya del Cretácico Inferior.

Alarcón Durán explicó que casi la mitad del territorio actual de Puebla, especialmente hacia el sur, estuvo sumergido bajo el mar en esa época, y que en algunas zonas existieron playas donde los dinosaurios dejaron impresas sus huellas cuando el suelo marino se transformó en lagunas someras.

Las inspecciones, realizadas en coordinación con el Gobierno del Estado a través de la Dirección de Patrimonio Histórico, respondieron a reportes de pobladores sobre la aparición de huellas tras las lluvias recientes.

Especialsitas han resguardado la zona.
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Especialsitas han resguardado la zona. FOTO: INAH

El legado oculto de los dinosaurios en Puebla

La erosión de los sedimentos por las precipitaciones permitió exponer y documentar estos rastros, conocidos científicamente como icnitas.

Alarcón Durán detalló que estos vestigios son evidencias indirectas de organismos del pasado, impresos sobre suelos blandos y conservados en las rocas sedimentarias que hoy emergen en la superficie.

El trabajo de campo confirmó la existencia de huellas de dinosaurios herbívoros, carnívoros y voladores en tres localidades: la junta auxiliar de Santa Ana Xaloxtoc en Tehuacán, donde también participó el paleontólogo Joaquín Arroyo Cabrales; y en Santa Catarina Tehuixtla y San Lucas Teteletitlán, en Atexcal.

En cada sitio se registraron entre cinco y veinte huellas, dispersas a lo largo de 200 o 300 metros en laderas de ríos o barrancas.

Entre los rastros más comunes se identificaron los atribuidos a la familia Iguanodontidae, un grupo de dinosaurios herbívoros recurrente en el registro fósil mexicano.

También se hallaron impresiones de saurópodos, los grandes dinosaurios de cuello largo, y en menor medida, de pequeños terópodos.

El equipo detectó además la posible presencia de terópodos de mayor tamaño, probablemente de la familia Allosauridae, así como indicios de pterosaurios, dinosaurios voladores.

No obstante, Alarcón Durán advirtió que estos dos últimos grupos requieren estudios adicionales para su confirmación. El paleontólogo subrayó: “En conjunto, estos rastros atestiguan la notable diversidad de este ecosistema antiguo”.

Alarcón Durán aclaró que la coexistencia de diferentes grupos de dinosaurios en una misma área no implica necesariamente que vivieran al mismo tiempo, ya que los rastros pudieron haberse formado en distintos momentos del mismo periodo geológico.

El registro detallado de estos hallazgos permitirá ampliar la información sobre la estructura y dinámica del paleoecosistema de la región.

La mayoría de los sitios con huellas se encuentran en senderos utilizados por la población local, lo que incrementa la necesidad de protección.

El investigador enfatizó que “la colaboración de la población es esencial para evitar saqueos o alteraciones” y recordó que cualquier estudio paleontológico formal en territorio mexicano debe realizarse bajo un proyecto autorizado por el Consejo de Paleontología del INAH.

Para garantizar la conservación de estos sitios, el instituto ha procedido a su registro formal.