Una literatura de la vida misma

¿Qué pasa con un autor cuando uno de sus libros, basado en su propia historia, se convierte en un éxito arrollador? ¿Cómo sigue su vida literaria? La francesa Delphine De Vigan decidió sobrevivir a aquel fantasma y lo cuenta en Basada en hechos reales, su última novela.

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El libro anterior de Delphine de Vigan es el best seller “Nada se opone a la noche”
El libro anterior de Delphine de Vigan es el best seller “Nada se opone a la noche”

Por Laura Cukierman.

Una escritora llamada Delphine escribe un libro sobre la trágica historia del suicidio de su madre bipolar y el impacto que eso ha tenido en su vida. Se convierte rápidamente en un éxito en todo el mundo. Más de un millón de ejemplares vendidos y la cifra sigue en aumento. Es francesa, reside en París, tiene una pareja periodista, dos hijos a punto de ingresar en la universidad y ahora, cuatro años después de aquel éxito, se enfrenta con el fantasma de un nuevo libro y con el interrogante de saber si todavía hay algo que decir. Porque el temor a la hoja en blanco le antecede al del próximo libro, es mucho más angustiante: algo parece no estar funcionando bien. Durante un largo período no puede escribir ni una sola línea, ni una tarjeta de agradecimiento, mucho menos encender la computadora y abrir un archivo. Nada. Piensa que es una fase que pasará pero cada vez se hace más evidente que algo no está bien. Ya no puede.

Así comienza Basada en hechos reales (Anagrama), el nuevo libro de la escritora francesa Delphine De Vigan (Boulogne-Billancourt 1966).

¿Y si aquel fue el último y por eso su rotundo éxito? Cómo volver a interesar a los lectores de esa forma, se pregunta, y sobre todo cómo despertar interés en aquellos que durante todo este tiempo no pararon de preguntarse y de preguntarle si todo lo que contaba en Nada se opone a la noche era la verdad y nada más que la verdad. Se trata de una obsesión familiar, que ya había inquietado a De Vigan, luego de la crónica ultra intimista y personal en Días sin hambre, el libro sobre su anorexia.

La novela se interroga por el papel de la verdad en la escritura y por la fascinación que despiertan las historias inspiradas en hechos reales

En el momento de mayor vulnerabilidad conoce a la seductora L., una ghost writer de biografías de celebrities, un personaje misterioso que irrumpe en su vida para cuestionarle todo o casi todo, especialmente su escritura. Entre ambas se establece un vínculo único, íntimo, fraternal, ambiguo, temeroso y angustiante. Una relación que no tiene un solo testigo y que adquiere una intensidad por momentos asfixiante e incómoda.

“Basada en hechos reales” es un thriller psicológico que juega abierta y explícitamente con los límites entre ficción y realidad
“Basada en hechos reales” es un thriller psicológico que juega abierta y explícitamente con los límites entre ficción y realidad

Basada en hechos reales es un thriller psicológico que juega abierta y explícitamente con los límites entre ficción y realidad y se interroga todo el tiempo por el papel de la verdad en la escritura y por la fascinación que despiertan las historias inspiradas en hechos reales. En esta especie de doble, inventado –o no– por la autora, la relación con L. la obliga a pensar en aquellos tópicos propios del oficio del escritor y en el lugar del lector.

¿Dónde termina la realidad y dónde empieza la ficción? ¿Hay que ser honesto con el lector y sólo hablar en nombre de una supuesta verdad? ¿No es la novela siempre una forma de ficción aún trabajando con material de la realidad? ¿No es la realidad una forma de ficción cuando se la relata? ¿Dónde está el límite para contar la propia intimidad, especialmente cuando incluye la intimidad de otros?

Preguntas difíciles a las que tuvo que enfrentarse De Vigan, precisamente como consecuencia de exponer hasta el límite su propia novela familiar. "La escritura puede ser un arma de destrucción", sostiene, sabiendo las consecuencias que su literatura genera en ella y también en su círculo más cercano. Una serie de cartas anónimas y amenazantes de un supuesto familiar o de alguien muy cercano a su vida, resentido por su último libro, revelan hasta qué punto el texto puede convertirse en una bomba siempre a punto de explotar.

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L. intenta convencerla para que no abandone esa verdad que apasiona tanto a sus lectores y que ha definido parte del éxito de Delphine de Vigan en los últimos años. Un género ultra intimista y confesional donde, pese a todo, parece moverse muy cómoda. "La ficción se ha acabado. ¿Por qué crees que los lectores y los críticos se plantean el asunto de la autobiografía en la obra literaria? Porque actualmente es su única razón de ser: describir la realidad, decir la verdad. El resto carece de importancia", le apunta L. a Delphine quien, por su lado, cree que ya es momento de despegarse de lo autobiográfico. O no. "Yo quería volver a la ficción, quería protegerme, quería recobrar el placer de inventar, no quería pasarme dos años sopesando cada palabra, cada coma, despertándome en plena noche con el corazón saltándome en el pecho, presa de pesadillas indescifrables".

La novela de De Vigan será llevada al cine por Roman Polansky
La novela de De Vigan será llevada al cine por Roman Polansky

Esta tensión va definiendo la relación de ambas, que cada vez se torna más agobiante, en una suerte de homenaje explícito a Misery de Stephen King, que también está presente al inicio de la cada una de las tres partes del libro. Es también la maquinaria que despliega Delphine de Vigan a lo largo de todas las páginas, generando en el lector la sensación de vivir en esta dualidad en forma permanente, incluso una vez terminado el libro.

Basada en hechos reales, que será llevada al cine por Roman Polanski -uno de los directores favoritos de De Vigan-, es sobre todo una forma de acercarnos y conocer el proceso de escritura con todas sus limitaciones y  miedos, con sus bloqueos y entusiasmos. Un proceso que por momentos se torna una pesadilla en la vida del escritor o se convierte en puro entusiasmo pero que en definitiva -y, tomando nuevamente a Misery como metáfora- le deja a la escritura la única posibilidad de salvarlo.

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