Florida inició la primera temporada de caza legal de osos negros en una década, a pesar de la oposición

La Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre justificó la reapertura de esta actividad argumentando el éxito en la recuperación del oso negro en el estado

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Más de 160,000 personas solicitaron
Más de 160,000 personas solicitaron permisos para la primera caza legal de osos negros en Florida desde 2015. (Luis Santana/Tampa Bay Times/AP)

Florida puso en marcha el sábado 6 de diciembre su primera temporada de caza legal de osos negros desde 2015, reavivando un intenso debate entre quienes defienden la gestión poblacional mediante la caza y quienes la consideran innecesaria y cruel. La acción oficial fue autorizada tras un proceso de sorteo que atrajo más de 160,000 solicitudes de permisos, aunque solo se otorgaron 172 autorizaciones, una cifra que, según las autoridades, apunta a un control estricto y orientado a la conservación de la especie.

La Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Florida (FWC), el organismo encargado, justificó la reapertura citando el éxito en la recuperación del oso negro de Florida. La población de esta especie emblemática, que en los años 70 apenas contaba varios cientos de ejemplares, se estima ahora en más de 4,000 individuos. Esto se considera un triunfo de los esfuerzos de recuperación, aunque plantea nuevos desafíos respecto al manejo del crecimiento poblacional.

Según el reglamento vigente, cada titular de permiso podrá abatir un solo ejemplar durante la temporada, que se extiende desde el 6 hasta el 28 de diciembre de 2025. Las zonas habilitadas para la caza se dividen en cuatro regiones, cada una con una cuota específica, determinada en función de las evaluaciones poblacionales.

La población de osos negros
La población de osos negros en Florida supera los 4,000 ejemplares, un aumento notable desde los años 70. (Freepik)

Regulaciones más estrictas tras el caos de 2015

La caza del oso negro en 2015 desembocó en incidentes producto de una expedición descontrolada de permisos (más de 3,700 ese año), lo que llevó a una suspensión abrupta de la actividad tras el abatimiento de 304 osos, de los cuales al menos 38 eran hembras con crías.

En esta ocasión, el control es mayor. “Están haciendo las cosas bien esta vez”, valoró Doug Moore, presidente de un club de caza local y administrador de más de 2,400 hectáreas de bosques en el noreste del estado, quien explicó que el manejo previo resultó en una situación “totalmente equivocada”.

El acceso a los permisos también resultó peculiar este año, ya que cerca de una cuarta parte fue acaparada por activistas contrarios a la caza. Bajo el estímulo de organizaciones como Sierra Club, al menos 43 permisos fueron obtenidos por opositores que no planean participar, con el objetivo de evitar la muerte de más ejemplares. “En algún lugar, un oso estará caminando por los bosques del Panhandle gracias a que le di una prórroga”, afirmó Joel Cleveland, quien recibió un permiso como parte de la campaña.

Organizaciones ambientalistas impulsaron la solicitud
Organizaciones ambientalistas impulsaron la solicitud de permisos con fines de conservación. (AP Foto/John Raoux)

Posturas enfrentadas entre cazadores y ambientalistas

El reinicio de la actividad cinegética cuenta con el apoyo de asociaciones como Cazadores y pescadores de zonas remotas. Mark Barton, representante de la entidad en Florida, afirmó que tener una caza anual “garantiza la financiación para avanzar en los esfuerzos de conservación de los osos”.

Desde la perspectiva institucional, la caza es considerada un instrumento de gestión. En una guía publicada por la FWC, se advierte que el hábitat actual resulta suficiente, pero advierten que “si las subpoblaciones más grandes continúan creciendo al ritmo actual, el hábitat podría volverse insuficiente en el futuro”.

Por el contrario, los opositores señalan que la verdadera amenaza para los osos no proviene de su expansión, sino del constante avance urbano sobre su hábitat. Para estos críticos, “la caza es cruel, innecesaria y solo satisface intereses de trofeo”, insistiendo en que las autoridades deberían implementar medidas como una mejor gestión de desechos para evitar conflictos con los osos, en vez de recurrir a la caza.

Funcionarios locales han advertido sobre un aumento de incidentes con osos en áreas urbanas, incluyendo reportes de merodeo en porches y parques, así como incursiones en residencias. En este sentido, el uso de la caza como herramienta de control poblacional ha sido defendido por ciertos sectores como un mal necesario.