
A lo largo de nuestro país se pueden encontrar infinidad de construcciones que son testigo del pasado y la historia del territorio. Estas dan lugar a un rico patrimonio que se puede contemplar hoy en día en forma de imponentes castillos, pueblos fortificados o bonitos palacios. Sin embargo, no hace falta viajar siglos para conocer estos lugares, pues en el siglo XX, España vivió una de las épocas más sombrías y que más han marcado el devenir de los acontecimientos: la Guerra Civil Española.
Esta contienda enfrentó al país entre los años 1936 y 1939 y su eco, lejos de desaparecer, todavía retumba gracias a los vestigios que se conservan a día de hoy por toda la península. Algunos de ellos se encuentran olvidados y abandonados, mientras que otros se han convertido en atractivos turísticos gracias a su valor histórico y patrimonial. Así, búnkeres, trincheras, galerías, nidos de ametralladores y otras construcciones permiten conocer de primera mano la crueldad de esta guerra de la mano de rutas turísticas en diferentes líneas del frente.
Uno de los conjuntos más impresionantes y mejor conservados se encuentra en la localidad cordobesa de Luque, junto a la Vía Verde del Aceite. Estamos hablando de los búnkeres del Alamillo, un conjunto construido entre finales de 1938 y principios de 1939 y que se ubica en un punto estratégico en la comarca Subbética. Está compuesto por varias casamatas, un búnker del tipo reducto, trincheras, galerías subterráneas, etc., y cuenta con una atractiva ruta de senderismo que recorre todos sus puntos de interés. Con una distancia de casi tres kilómetros, es uno de los principales atractivos de Luque.
Una ruta sencilla desde Luque

El viaje comienza en la antigua Estación de Luque, uno de los hitos ferroviarios del desaparecido Tren del Aceite. Esta línea, inaugurada en 1891 hasta Cabra y ampliada en 1893 hasta Jaén, conectaba la campiña jiennense con Campo Real, en Puente Genil, y fue operada primero por la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces y luego por Renfe hasta su cierre en 1984. Desde este punto arranca la ruta que conduce hasta los búnkeres del Alamillo, vestigios de hormigón de la Guerra Civil que emergen entre los olivares de la campiña cordobesa. Estas estructuras defensivas fueron parte del frente que dividió esta zona durante el conflicto.
Hoy, rehabilitadas como recurso turístico, se han transformado en miradores estratégicos desde los que se dominan los paisajes ondulados de la Subbética y las sierras de Alcaudete, ya en la vecina provincia de Jaén. El recorrido arranca en dirección este, hacia Jaén. A poco más de 500 metros aparece el cruce con el antiguo Camino de Pozo Cortés, vía municipal actualmente gestionada por la Diputación, que da acceso al casco urbano de Luque.
Desde allí, se toma a la derecha y, apenas veinte metros más adelante, un desvío a la izquierda conduce al Camino el Alamillo, bautizado así por el cortijo al que conduce. El sendero atraviesa un arroyo homónimo mediante un vado de hormigón, y, unos 200 metros después, se alcanza el acceso a la parcela donde se encuentran los búnkeres. Antes de llegar, un panel interpretativo ofrece información sobre la historia y el entorno de Luque, que se halla a poco más de dos kilómetros del punto.
Cómo llegar
Desde Córdoba, el viaje es de alrededor de 1 hora y 5 minutos por la carretera N-432. Por su parte, desde Jaén el trayecto tiene una duración estimada de 50 minutos por la autovía del Olivar y la A-316.
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