Pamplona, 14 dic (EFE).- Los jugadores de Osasuna comenzarán la semana sin haber sumado puntos tras la derrota en Barcelona, pero no tocados, ya que los navarros mostraron una buena imagen que les da alas para la doble cita con la que cerrarán el año.
Osasuna regresó de Barcelona con una derrota por 2-0 que, pese al marcador adverso, dejó sensaciones más serenas entre la afición rojilla.
El equipo navarro no pudo dar continuidad a la victoria lograda la semana pasada ante el Levante en El Sadar (2-0), pero ofreció una imagen de compromiso colectivo y fortaleza defensiva que fue valorada positivamente por un entorno que empieza a mirar el futuro con algo más de tranquilidad.
El partido fue exigente desde el primer minuto. El conjunto local impuso ritmo y posesión, obligando a Osasuna a replegar líneas y a trabajar con paciencia y solidaridad defensiva.
Los de Pamplona supieron resistir durante buena parte del encuentro, bien ordenados atrás y con ayudas constantes en los costados. Sin embargo, dos acciones puntuales terminaron decantando el choque, castigando en exceso a un equipo que compitió con dignidad hasta el final.
Dentro de ese esfuerzo colectivo destacaron nombres propios. Víctor Muñoz volvió a demostrar que su velocidad es un recurso valioso para Osasuna. Cada vez que tuvo metros por delante, el extremo generó sensación de peligro y permitió a su equipo respirar, estirando líneas y obligando al rival a no descuidarse en defensa.
A su vez, la gran noticia de la noche fue la actuación del joven Arguibide, que firmó una auténtica clase magistral en tareas defensivas. Con madurez impropia de su edad, mantuvo a raya a un atacante de la talla de Rashford, leyendo bien las acciones y mostrando personalidad en los duelos. Contará para Lisci de aquí a final de temporada.
Aunque la derrota impidió enlazar dos victorias consecutivas, el mensaje que dejó el equipo fue claro: Osasuna sabe sufrir, sabe competir y está construyendo una identidad sólida.
Esa base será fundamental para afrontar el próximo reto, la Copa del Rey ante el Huesca. Se espera un partido complicado, intenso y sin margen de error, que los pamploneses desean ganar para seguir avanzando en una competición siempre especial.
Tras la cita copera, el calendario marcará una fecha señalada: la visita del Alavés a El Sadar. Será una auténtica final ante un equipo amigo, un duelo cargado de emoción con el que Osasuna buscará cerrar el año 2025 con buenas sensaciones y comenzar el 2026 con el pie derecho, apoyado en su gente y en la convicción de que el camino es el correcto.
Con 15 puntos en la tabla, los de Tajonar esperan engordar su mochila en 7 días para irse a la Navidad con algo por lo que brindar. EFE
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