Así fue como se forjó la amistad entre Ana Obregón y Jeffrey Epstein: “Jeff se convirtió en mi ángel de la guarda en Nueva York”

Este martes, 16 de diciembre, ‘The New York Times’ reveló que el polémico financiero pudo acceder a familias adineradas españolas gracias a su relación con la actriz

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Jeffrey Epstein y Ana Obregón,
Jeffrey Epstein y Ana Obregón, en una imagen de archivo. (Atresmedia)

Aunque murió hace más de seis años, el nombre de Jeffrey Epstein sigue causando dolor allá por donde pasa. El magnate estadounidense, conocido por sus delitos sexuales y acusado por infinidad de mujeres de haber liderado una red de tráfico de personas, ha sido relacionado por The New York Times con una muy conocida socialité española: la mismísima Ana Obregón.

Sin embargo, y aunque el medio apunta a que su relación era mucho más estrecha de lo que se pensaba, esto ya era un dato que la propia actriz había desvelado en sus memorias. Según la investigación publicada este martes, 16 de diciembre, varias familias españolas recurrieron a Epstein en los años ochenta para recuperar importantes sumas de dinero perdidas tras la quiebra de la firma de corretaje Drysdale Securities.

Entre esos clientes se encontraba la familia de la bióloga y presentadora, un dato que, aunque conocido desde hace años, adquiere ahora una nueva dimensión al ser contextualizado dentro del entramado financiero que permitió a Epstein convertirse en millonario. Pero además, según contó Obregón en Así soy yo, el libro autobiográfico que publicó en 2012, Epstein fue una figura clave en su estancia en el país americano.

En uno de sus capítulos, titulado Mi soledad compartida en Nueva York, rememora cómo conoció al empresario cuando se trasladó a la ciudad para formarse como actriz. “Mi amigo Leonardo me lo presentó una noche que consiguió sacarme de casa arrastrándome de los pelos. A Jeffrey le acababan de elegir en Estados Unidos el soltero de oro”, escribe, recordando aquel encuentro en una fiesta de homenaje a Elizabeth Taylor, y afirmando: "Era mi primera cita con Jeff“.

Obregón describe esa noche como una escena casi cinematográfica, rodeada de cámaras y flashes, preguntándose qué hacía allí. En aquel momento mantenía una relación sentimental con Miguel Bosé, circunstancia que también relata sin rodeos. “O no hay ninguno, o aparecen de tres en tres”, reflexiona en el libro, aludiendo a lo que ella misma definió como “la regla del imán” en su vida sentimental.

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Ana Obregón y Jeffrey Epstein, en montaje de 'Infobae'. (Fotos: Europa Press/REUTERS)

“El hombre perfecto”

Tras su ruptura con el cantante, Epstein pasó a ocupar un lugar destacado en la vida cotidiana de la actriz durante su estancia en Nueva York. Ese apoyo se volvió crucial cuando Obregón atravesó uno de los episodios más complicados de aquellos años: un incendio en su vivienda que la obligó a ser ingresada de urgencia en el hospital. Al recibir el alta, se enfrentó a una pregunta tan simple como desoladora: “¿Y a quién iba a llamar?”. La respuesta le llegó de forma casi instintiva. “Sólo había salido con él en la fiesta en homenaje a Elizabeth Taylor, pero sus ojos delataban que era el hombre más educado y generoso de toda la ciudad”, escribió.

Según su propio relato, apenas una hora después, el chófer de Epstein la esperaba a la salida del hospital. “Me abrió la puerta de la limusina negra de Jeff. Desaparecí detrás de los cristales tintados con una enorme sonrisa. No tenía nada: ni casa, ni ropa, ni un mísero cepillo de dientes. Jeff se convirtió en mi ángel de la guarda en Nueva York”. Durante dos semanas, el financiero la alojó en uno de sus lujosos pisos mientras ella buscaba un nuevo apartamento en el Village.

“Me alojó en su espectacular piso las dos semanas que tardé en encontrar un pequeño apartamento en el Village. A veces tenía que dejar el teléfono descolgado porque no dejaba de sonar (...) Jeff continuó siendo mi ángel de la guarda en Nueva York y nos hicimos inseparables los pocos momentos que tenía para dedicarle“, recuerda en las memorias.

Aquella etapa, marcada por la precariedad inicial y los pequeños trabajos, contrasta con la imagen de glamour asociada a la actriz. Obregón recuerda cómo compaginaba clases en el Actors Studio con turnos en una pizzería, y cómo Epstein seguía pendiente de ella. “A veces me mandaba la limusina para recogerme en la pizzería en la que trabajaba lo que hacía que mi jefe, Tony, alucinara de verdad”, relata. Con el tiempo, los proyectos profesionales comenzaron a multiplicarse y su situación mejoró. Dos años después, decidió regresar a España. “Adiós al Jeff, el hombre perfecto del que nunca me enamoré”, zanjó en su libro.

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Una fotografía distribuida muestra al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el fallecido financista y delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein, del patrimonio de Epstein (Demócratas del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes/Distribuido vía REUTERS).

Relaciones hasta ahora desconocidas

El reportaje de The New York Times añade una capa más a esta historia personal. Según el diario, la relación con Ana Obregón permitió a Epstein acceder a círculos de familias adineradas españolas afectadas por la quiebra de Drysdale Securities. Para localizar el dinero desaparecido, Epstein contó con la ayuda de Bob Gold, exfiscal federal, con quien pasó más de un año rastreando fondos ocultos en bancos offshore hasta localizarlos en las Islas Caimán. La recuperación de ese capital supuso su primer gran golpe de éxito y el inicio de su fortuna.

Antes de ese ascenso, Epstein había sido profesor en la Dalton School y empleado de Bear Stearns, pese a haber mentido sobre su formación académica. Más tarde, consolidó su posición gracias a su relación con Les Wexner, fundador de Victoria’s Secret, y a una red de contactos que lo situó en la órbita de la élite económica mundial. No obstante, la investigación también detalla acusaciones de fraude y engaños en sus primeros años, así como relaciones profesionales rotas por desconfianza.

El entorno de Epstein ha afirmado en The New York Times que muchos amigos y conocidos del financiero consideraban a Obregón “el amor de su vida”, aunque la propia actriz ha insistido en que solo le unía una amistad especial. Durante su relación, Epstein también mantenía vínculos con otras mujeres, como la modelo Eva Andersson.

Ana Obregón, en 'Y ahora,
Ana Obregón, en 'Y ahora, Sonsoles'. (Atresmedia)

Tras la publicación del reportaje, Ana Obregón acudió a pronunciarse a Y ahora, Sonsoles. Allí volvió a insistir en que su relación con Epstein fue de amistad. “Empezamos una amistad. Me propuso quedar a desayunar y me mandó a un chófer en un Rolls Royce que me llevó a clase. Poco a poco empezamos a vernos todos los días para desayunar a las seis y media”, relató, subrayando que mantenía entonces una relación con Miguel Bosé. También fue tajante al referirse al escándalo que rodea al magnate: “Me repugna haber sido su amiga. Estoy flipando con todo esto, porque no es plato de buen gusto. Me pone nerviosa unir mi nombre a un depravado as”.

La actriz aseguró no haber percibido comportamientos extraños durante aquellos años. “Conmigo era educado y dulce”, afirmó, recordando el impacto que le produjo conocer los delitos por los que fue acusado. Sobre una supuesta relación económica entre Epstein y su familia, fue igualmente contundente: “No había ninguna relación económica de nada”. Aunque The New York Times sostiene que su padre formó parte del grupo de clientes del financiero, Obregón niega que la empresa familiar quebrara o que existiera un acuerdo económico formal.