De estrella de la música a la extrema precariedad en su jubilación: “Hice soñar a miles de personas y ahora vivo como un perro”

Esta es la historia de éxito y precariedad de antiguos artistas franceses que alcanzaron la fama efímera

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Grupo musical francés (Instagram)
Grupo musical francés (Instagram)

Varios reconocidos artistas franceses que alcanzaron la fama décadas atrás atraviesan hoy situaciones económicas y personales marcadas por la precariedad, lejos de los escenarios y la exposición mediática que alguna vez definió sus carreras. La historia salió a la luz recientemente a partir de testimonios publicados en el medio digital francés La Dépêche, donde antiguos íconos de la música relataron cómo afrontan el paso del tiempo, el desgaste emocional y la falta de ingresos tras haber estado en la cima del éxito.

Uno de los casos más conmovedores es el de Michel-Pierre Autissier, antiguo integrante del grupo infantil Les Poppys, que se retiró del foco público hace años. Autissier vive hoy en una vivienda social en Toulouse y utiliza silla de ruedas debido a su delicado estado de salud. En declaraciones a La Dépêche, afirmó que recibe una pensión mensual de 773 euros y describió su presente como un escenario de “miseria”. “Nunca vimos un centavo”, lamentó, refiriéndose a las ventas millonarias que el grupo logró en los años setenta. Su situación generó una fuerte reacción entre fanáticos que, conmovidos, le enviaron ayuda económica en un intento por aliviar su día a día.

Otro nombre que volvió a la conversación pública es el de Ophélie Winter. A sus 51 años, la artista que alcanzó gran popularidad en los años noventa con canciones como Dieu m’a donné la foi, pero después atravesó una dura etapa de inestabilidad. En 2019, explicó en el programa Touche pas à mon poste que no tenía un hogar fijo y que había pasado noches en su coche o en hoteles. Winter, que sufrió años de acoso mediático y un violento robo que le dejó secuelas físicas, aseguró entonces que la distancia del mundo del espectáculo le permitió reencontrarse consigo misma y construir una vida más silenciosa, aunque lejos de la estabilidad económica que alguna vez tuvo.

Cantante, artista (Shutterstock)
Cantante, artista (Shutterstock)

Estafas y otras vías de sustento

El relato contrasta con el de Hugues Aufray, aunque su situación también revela las dificultades de la industria musical para garantizar ingresos en el largo plazo. A los 96 años, el intérprete de Santiano continúa sobre los escenarios, pero declaró a Le Parisien que decidió dejar todas sus posesiones a sus hijas. “No me queda nada”, sostuvo, explicando que alquila su propia casa en Marly-le-Roi y que aún trabaja para poder aportar a su esposa. Afirmó haber sido víctima de estafas y malas inversiones.

Asimismo, Frédéric François, referente popular durante décadas, expresó una realidad diferente, aunque también marcada por la modestia. Invitado al programa Chez Jordan en 2023, contó que recibe alrededor de 4.000 euros cada tres meses en regalías de la SACEM, cifra que, tras impuestos y reparto, queda en poco más de 660 euros mensuales. Con ironía, mencionó también la pensión de su esposa, de 386 euros, y reconoció que continúa trabajando porque sigue siendo necesario para su sustento.

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Por último, la cantante Lio, ícono del pop de los ochenta con éxitos como Banana Split, tampoco escapó a los problemas económicos. En los años noventa debió vender su casa en una subasta debido a deudas acumuladas. En diálogo con Purepeople en 2022, confesó que vive “al límite” y sin ahorros. “Soy una nómada”, señaló, y recientemente recurrió al micromecenazgo para financiar un nuevo proyecto musical, reflejando que incluso figuras reconocidas pueden verse obligadas a buscar nuevas vías para sostener su actividad artística.

Estas historias exponen una realidad poco frecuente en el discurso público sobre la fama: el brillo del éxito no siempre garantiza estabilidad futura. El paso por la industria musical deja huellas y para muchos artistas el retiro del escenario significa enfrentar la vida sin las herramientas económicas y sociales necesarias para una vejez tranquila.