
Muchos dueños se frustran cuando su perro parece no escuchar una orden en la calle. Sin embargo, detrás de esa “desobediencia” puede esconderse algo más complejo: estrés, miedo o sobreestimulación. Así lo explica el adiestrador canino Alan Peiró, especializado en obediencia y rehabilitación (@adiestramiento_n.humedas en su cuenta de TikTok), en uno de sus vídeos publicados en redes sociales: “Tu perro no te ignora, a veces está superado”.
“Cuando hay demasiado ruido, demasiados olores, demasiada gente o perros, su cerebro se satura. Está desbordado“, explica el experto. El adiestrador insiste en que, en esos momentos, el animal no puede procesar nuevas órdenes porque su sistema nervioso está enfocado en gestionar el entorno. En lugar de insistir o enfadarse, recomienda reducir la exigencia y ayudarle a regularse: “En esos momentos no le pidas más, al revés, hay que pedirle menos. Baja el nivel, aléjate de ese estímulo y ayúdale a calmarse antes de pedirle que te preste atención”, aconseja.
Para Peiró, la clave está en recordar que escuchar no empieza con una orden, sino con la conexión emocional entre el perro y su guía. “Cuando está conectado contigo de verdad, entonces puede escucharte”, añade.
El estrés canino
El estrés en los perros muchas veces pasa desapercibido, pero los especialistas en comportamiento animal coinciden en que la mayoría de las “malas conductas” caninas son síntomas de estrés o sobreestimulación, y no de rebeldía. Situaciones con demasiados estímulos, como calles con tráfico, parques llenos o lugares cerrados con mucho ruido, pueden bloquear al animal.
Esa saturación sensorial activa su sistema de alerta, impidiéndole concentrarse o responder con calma. En ese estado, pedirle que “se siente” o “camine junto a ti” puede ser tan inútil como pedirle a una persona en pánico que resuelva un problema matemático. Además, los educadores caninos, como la clínica veterinaria AniCura, sostienen que la reactividad, los ladridos excesivos o el tirar de la correa son formas de expresar incomodidad, no de desobedecer. En esos momentos, lo más efectivo es dar espacio, respirar y ofrecer seguridad. No castigos ni gritos.
Otros síntomas de estrés son:
- Pérdida de pelo
- Bostezos frecuentes
- Salivación excesiva
- Sudoración en las almohadillas
- Problemas digestivos como diarrea, vómitos o falta de apetito.
- Hiperactividad o apatía
- Movimientos repetitivos o estereotipias
- Miedo excesivo, huida o agresividad
- Lamerse o rascarse en exceso
- No obedecer órdenes o falta de atención
- Destrozar objetos
El adiestramiento empático es el mejor adiestramiento
En el adiestramiento moderno, la educación basada en el vínculo gana cada vez más protagonismo. La idea es simple pero poderosa: antes de exigir obediencia, el guía debe construir calma, confianza y una buena comunicación.
Alan Peiró resume esta filosofía en una frase breve pero elocuente: decir menos, observar más. Prestar atención a lo que el perro comunica con su cuerpo (orejas hacia atrás, bostezos, rabo bajo o rigidez) permite detectar cuándo está sobrepasado o necesita una pausa.
Por lo que entrenar a un perro no consiste solo en enseñarle órdenes, sino en aprender a comprenderlo. Reconocer cuándo requiere distancia o descanso fortalece el vínculo y evita conflictos innecesarios.
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