
Juan ha dedicado toda su vida profesional al mundo de la moda, un sector que define como “espectacular”. Para su participación en First Dates, apostó por un look elegante y reconoció estar en una etapa animada de su vida, en la que incluso se ha aficionado al swing (el baile, no el intercambio de parejas). Viudo desde hace cinco años, mantiene una vida social activa, aunque aún no ha encontrado a alguien con quien sentirse realmente cómodo. En su cita, esperaba conectar con una persona “simpática y coqueta, incluso para estar en casa”.
Isabel, su acompañante en el programa, cuida su imagen y procura que el paso del tiempo no haga mella en ella; practica deporte y presta atención a su alimentación. El encuentro entre ambos comenzó con un abrazo afectuoso en el que Juan percibió “una sonrisa muy peligrosa” en Isabel. Él llegó desde Sevilla, ella desde Málaga, y rápidamente coincidieron en lo mucho que les agrada la región. Isabel reconoció que le había atraído la cara de su cita, aunque no tanto su barriga.
“Ya no podemos ser el león de la Metro”
A la hora de hablar de sus aficiones, surgieron las primeras diferencias. Juan, jubilado, confesó su entusiasmo por bailar swing, pero Isabel mostró más interés por los bailes latinos como la bachata o la salsa. Por lo menos coinciden en que les gusta bailar. Cuando tocaron el tema de la Feria de Abril, Juan explicó que lleva treinta años con caseta propia y que suele acudir a diario. Isabel, sin embargo, no acostumbra a salir tanto y admitió que no tiene demasiada relación con esa celebración. Él compartió su experiencia en el ámbito de la moda y opinó que el traje de flamenca es el más favorecedor para una mujer. También comentó que disfruta del senderismo y de descubrir cosas nuevas, pero que, recientemente, es eso de bailar swing lo que ocupa la mayor parte de su tiempo libre. Isabel insistió en que a ella le atraen más los ritmos latinos, pero él ha sentido que no acababa de expresarse bien.
En otro momento, Juan preguntó cómo veía Isabel el tema de la distancia, ya que a él le gusta Málaga, pero considera fundamental estar cerca el uno del otro para que una pareja llegue a funcionar. Por otro lado, a Isabel no le resultó demasiado cómodo que en la charla llegase a hacer alguna referencia al sexo: “No me siento cómoda hablando de sexo con una persona que acabo de conocer”. Juan optó por ser discreto y bromeó señalando que, con la edad, “el sexo, ya me entiendes, ya no podemos ser el león de la Metro-Goldwyn-Mayer”, comentario que a ella le hizo bastante gracia.
A pesar del tono distendido, la distancia entre sus ciudades - Sevilla y Málaga - terminó pesando demasiado en la decisión final. Isabel, por su parte, sumó a la distancia física la falta de atracción por el físico del soltero, lo que definitivamente le hizo descartar una segunda cita. Juan estuvo de acuerdo y ambos expresaron que no veían futuro juntos. Al final, cada uno se fue por su lado.
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