Cómo eliminar la fascitis plantar

Si no se trata correctamente, puede derivar en dolor crónico y generar complicaciones adicionales, como el espolón calcáneo

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Imagen de recurso de una
Imagen de recurso de una persona con molestias en el pie. (Adobe Stock)

La fascitis plantar es una inflamación de la fascia, un tejido grueso que recorre la planta del pie, conectando el hueso calcáneo (ubicado en el talón) con los dedos. Aunque no suele ser una afección grave, el dolor que provoca puede restringir actividades diarias y reducir la calidad de vida.

Según especifica un artículo en la página web de la compañía sanitaria Quirón Salud, si no se trata correctamente, puede derivar en dolor crónico y generar complicaciones adicionales, como el espolón calcáneo, que consiste en un crecimiento anormal del hueso del talón, que agrava los síntomas y podría requerir tratamientos específicos. El diagnóstico y tratamiento de esta afección involucran a diferentes especialistas. Los podólogos y traumatólogos son los responsables de identificar el problema, mientras que los fisioterapeutas y expertos en medicina física y rehabilitación participan activamente en su manejo.

Existen dos formas principales de fascitis plantar, diferenciándose por la duración de los síntomas:

  • Fascitis plantar aguda: Es la más común. Suele manifestarse con un dolor punzante en el talón, especialmente al dar los primeros pasos después de levantarse o tras un período de reposo. Sin embargo, el dolor tiende a mejorar a lo largo del día.
  • Fascitis plantar crónica: Se caracteriza por un dolor persistente que se prolonga durante al menos seis meses. Esta variante puede alterar la marcha y la postura, repercutiendo en otras áreas del cuerpo. Su tratamiento resulta más complejo.

Síntomas

El cuadro clínico de la fascitis plantar incluye síntomas distintivos que la hacen reconocible, como:

  • Dolor en el talón, generalmente más intenso al levantarse por la mañana o después de estar en reposo.
  • Dolor en el arco plantar.
  • Inflamación en la planta del pie.
  • Rigidez.
  • Agravamiento del dolor al correr, permanecer mucho tiempo de pie o realizar actividades de alto impacto.

Posibles causas y factores de riesgo

La fascitis plantar está vinculada con un exceso de tensión en la fascia, lo que puede generar pequeños desgarros. No obstante, las causas específicas de esta tirantez aún no se conocen con exactitud. Existen diversos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de padecerla:

  • Personas de entre 40 y 60 años.
  • Práctica de deportes de impacto, como running, ballet, baloncesto o tenis.
  • Obesidad o sobrepeso.
  • Alteraciones en el pie, como pies planos o arcos altos.
  • Permanecer muchas horas de pie o usar calzado inadecuado.
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El diagnóstico de la fascitis plantar se realiza principalmente a través de una anamnesis y un examen físico. Durante la evaluación, el especialista analiza los antecedentes médicos del paciente, factores de riesgo presentes y características del pie, como si tiene el arco pronunciado o es plano. También se evalúan las limitaciones de movimiento. En los casos en los que sea necesario confirmar el diagnóstico, se recurre a pruebas por imágenes, como radiografías, ecografías o resonancias magnéticas, que permiten observar la inflamación en la fascia plantar.

Tratamientos disponibles

El abordaje terapéutico de la fascitis plantar depende de las características de cada caso. Entre los tratamientos más habituales, que recoge Quirón, se encuentran:

  • Reposo: Reducir la actividad física puede ayudar a aliviar los síntomas.
  • Medicamentos: Analgésicos para mitigar el dolor y antiinflamatorios para disminuir la inflamación.
  • Calzado adecuado: Uso de zapatos con buena amortiguación y sujeción del arco.
  • Plantillas ortopédicas: Diseñadas de manera personalizada para garantizar una distribución uniforme de la presión.
  • Férulas nocturnas: Herramientas que mantienen extendidos el tendón de Aquiles y la fascia durante el descanso.
  • Fisioterapia: Incluye ejercicios de estiramiento, masajes y vendajes funcionales para reducir la tensión en el pie.
  • Ondas de choque: Estas mejoran la circulación y promueven la recuperación del tejido.
  • Cirugía: Como último recurso, se puede optar por un procedimiento quirúrgico, que puede incluir desde un corte parcial en el tendón hasta técnicas más modernas, como la radiofrecuencia con terminal de Topaz, diseñada para “resetear” el proceso de curación sin necesidad de cortes.