
Este miércoles se ha izado la bandera amarilla en la playa de Ondarreta de San Sebastián, tras ser avistados varios ejemplares de carabela portuguesa. Pese a que estos animales, de un tamaño menor al habitual, han sido retirados prontamente, también se ha dado el caso de una picadura, si bien esta no ha tenido consecuencias.
La carabela portuguesa es un tipo de cnidario que puede tener tanto forma de medusa como de pólipo, dependiendo de la función que realice. Su cuerpo se divide en dos partes, una flotante -visible incluso desde fuera del agua-, que puede medir hasta 30 centímetros, y unos tentáculos cuya longitud suele ser de varias decenas de metros -hasta 30, según algunos registros-.
Aunque su hábitat natural son las aguas cálidas del Océano Atlántico, no ha sido la primera vez que se ven carabelas en las costas españolas durante este verano. Y es que en ocasiones las corrientes y las rachas de viento pueden atraerlas hasta el Mediterráneo o las playas del norte peninsular. El pasado martes se vieron seis más en dos playas distintas de Zurriola (Guipuzkoa). Una niña sufrió una picadura por una de ellas, aunque de nuevo no surgieron complicaciones.
Los posibles efectos del veneno de la carabela
Las picaduras de este animal presentan un cuadro sintomático muy amplio, que varía según la persona que las sufra. Esta se produce cuando hay un contacto con los tentáculos, provistos de cápsulas urticantes con una toxina capaz de paralizar a peces grandes. En los seres humanos, estas cápsulas pueden adherirse a la piel, teniendo efectos neurotóxicos, citotóxicos y cardiotóxicos.
La organización internacional Oceana, especializada en la conservación de los océanos y sus respectivos ecosistemas y especies, señala que los síntomas más habituales de la picadura son el dolor abdominal, pectoral y de cabeza, las arritmias, los espasmos musculares, el entumecimiento y dolor de extremidades, una debilidad generalizada, la irritación en la zona de la picadura, rinorrea y lagrimeó, dificultad para deglutir y sudoración.
Hay, incluso, casos de muerte por picadura de carabela, aunque estas solo se han producido cuando la persona era propensa a sufrir shocks anafilácticos o cuando se trataba de una persona mayor con problemas cardíacos. También se cuentan algunos casos de coma, aunque de nuevo, muy raros.
Cómo actuar tras recibir una picadura
En caso de que una carabela nos pique, hemos de ser conscientes de que, aunque lo más probable es que no nos ocurra nada grave, es importante recibir atención médica lo antes posible para asegurarnos, siendo lo primero que deberemos procurar. Una vez hecho esto, se podrá proceder de distintas formas, como aplicar frío y lavar la zona con agua salada, aunque nunca con agua dulce, ya que esta activaría los aguijones que siguen en nuestra piel y liberaría más veneno.
Hay que asegurarse de que la zona afectada queda bien protegida, aunque también será bueno si empapamos el área con agua con vinagre -mitad y mitad- para remover los tentáculos que hayan quedado, para luego enjuagarlo. “Asimismo, se se debe aplicar una crema que contenga un analgésico, un antihistamínico o un corticosteroide”, terminan explicando en Oceana.
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