Dónde está el vestido que Letizia llevó en su boda con Felipe: una pieza de museo que se puede ver en Madrid

Hace 20 años que los reyes de España decidieron enlazar sus vidas en matrimonio en una ostentosa boda celebrada en la Catedral de la Almudena, una cita en la que la periodista acaparó todas las miradas por su vestido de novia

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La reina Letizia y Felipe VI el día de su boda en una imagen de archivo (Ian Waldie)
La reina Letizia y Felipe VI el día de su boda en una imagen de archivo (Ian Waldie)

Fue el 22 de mayo de 2004 cuando Letizia Ortiz Rocasolano dio el ‘sí, quiero’ a Felipe de Borbón, quien entonces era príncipe de Asturias. La ceremonia se celebró en la Catedral de la Almudena de Madrid y, ante más de 1.200 invitados, los ahora reyes de España unieron sus vidas en matrimonio.

Han pasado 20 años de aquella celebración en la que la periodista lució un espectacular vestido de novia de la firma Manuel Pertegaz, un diseño que, pese al paso del tiempo, cada aniversario sigue acaparando todas las miradas. Como suele suceder en todo enlace, la prenda fue el secreto mejor guardado de su boda, pues no vio la luz pública hasta que la presentadora de informativos de TVE bajó de un del Rolls-Royce, con más de 70 años de historia, acompañada por su padre y padrino de la boda, Jesús Ortiz.

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Letizia estaba despampanante con aquel vestido de ensueño confeccionado en seda valenciana, de la casa Rafael Catalá, y tupido de bordados en hilo de plata de Tarrasa. De corte clásico y atemporal, su vestido de novia presentaba un escote muy particular, pues fue elaborado exclusivamente para ella y su gran día. Así, el traje de Letizia escondía un patrón complejo pese a la apariencia sencilla que mostraba en primera instancia. Actualmente, el diseño se encuentra en el Palacio Real de Aranjuez, concretamente en la sala del Museo de la Vida en Palacio. Un espacio abierto al público y al que se puede acceder de martes a domingo desde las 10:00 a las 19:00 horas —horario actual hasta septiembre—.

El príncipe Felipe coge las manos de Letizia Ortiz en un momento de la ceremonia religiosa de su boda, celebrada el 22 de mayo de 2004 en la catedral de la Almudena, de Madrid. (EFE/MANUEL HERNÁNDEZ DE LEÓN)
El príncipe Felipe coge las manos de Letizia Ortiz en un momento de la ceremonia religiosa de su boda, celebrada el 22 de mayo de 2004 en la catedral de la Almudena, de Madrid. (EFE/MANUEL HERNÁNDEZ DE LEÓN)

Plagado de simbolismos

Analizando al detalle cada milímetro del vestido clásico, la primera característica que destaca es su cuello en uve de resaltos volados en hilo de plata y otro platinado. Además, hace un guiño directo a la familia real con los bordados de flor de lis, emblema de los Borbón. Otros decorados presentes en la prenda eran las espigas, que simboliza la esperanza y la abundancia, los madroños, árbol que encarna la ciudad de Madrid, y los tréboles, que representan la suerte, el respeto y el amor.

De manga larga terminada en sobrepuños con quilla, la prenda presentaba un corte que se prolongaba desde los hombros, permitiendo el entalle, hasta llegar a la cintura. Los bordados se repetían a lo largo del bajo de la falda, que terminaba en una cola decorada de 4,5 metros a partir de las caderas y con un perímetro de 16 metros.

Letizia combinó su vestido de novia con un precioso manto de tres metros de tul de seda natural. El velo, en el que se habían bordado a mano roleos, guirnaldas, flores de lis y espigas, estaba prendido gracias a la tiara Prusiana de estilo imperio en platino y diamantes, con la que, en 1962, se casó la reina Sofía con Juan Carlos I.

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Letizia y Felipe VI el día de su boda (REUTERS/Susana Vera)
Letizia y Felipe VI el día de su boda (REUTERS/Susana Vera)

Una pieza de lujo

Como complementos, la reina lució unos pendientes de platino con 10 diamantes que le habían regalado sus suegros. Su ramo fue en forma de cascadas y presentaba diferentes conjuntos de flores, hierbas y ramas, como los lirios, con el que volvió a hacer referencia a los Borbones, pues es su emblema, o las flores de manzano, con el que hacía guiño al Principado de Asturias. Las espigas, las rosas y azahar y las espigas completaron el ramo.

Pese a que el diseñador quiso regalar la prenda a Letizia, lo cierto es que ella pagó por él la simbólica cantidad de 6.000 euros, pues el traje bordado con hilos de plata y otro tenía un coste aproximado de 45.000 euros.

En su juventud, Letizia se fue a México a realizar sus estudios de Doctorado -que nunca terminó-. Los compaginaba con la colaboración como becaria en el periódico siglo XXI y haciendo de azafata para una marca de tabaco
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