Los compañeros de un niño autista nunca lo escucharon hablar: su discurso de graduación los dejó sin aliento

Por Tara Bahrampour

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Sef Scott durante el discurso de graduación de su escuela
Sef Scott durante el discurso de graduación de su escuela

Las personas que conocen a Sef Scott saben que él normalmente no habla. El joven de 17 años de Plano (Texas) tiene autismo y, aunque cita algunas líneas de sus películas favoritas, principalmente no verbaliza ninguna palabra.

Así que los miembros de la clase de secundaria del instituto de Plano del curso de 2018, además de los familiares de Sef -entre los que estaba su padre-, fueron sorprendidos cuando el joven tomó el micrófono y se dirigió a sus compañeros graduados.

"Me imagino que para las personas mayores que me conocen, que esté dando un discurso aquí es algo completamente inesperado", dijo. "Solo por estar aquí hablando con todos ustedes, yo, eso ya es inesperado", agregó. Al explicar que su madre y su hermano Sim, un sobreviviente de un tumor cerebral, lo ayudaron a escribir el texto, indicó: "Que quiera ser escuchado, me imagino que eso también es inesperado".

Muchos estudiantes habían visto a Sef en los pasillos ya que él solía estar en clases de necesidades especiales y la mayoría de los alumnos no le conocía, tal y como explicó su madre, Vicki Scott. Ella no sabe muy bien por qué, pero cuando vio un anuncio que invitaba a los estudiantes a participar en un concurso para el discurso de graduación, tuvo la sensación de que él querría hacerlo.

Sef Scott, a la derecha, con su madre Vicki y su hermano Sim, que lo ayudó a escribir el discurso de graduación (Cortesía de Vicki Scott)
Sef Scott, a la derecha, con su madre Vicki y su hermano Sim, que lo ayudó a escribir el discurso de graduación (Cortesía de Vicki Scott)

Ella se lo dijo y él "saltó fuera de su cama, se rió y dijo: ¡Sí!".

Su respuesta también tomó a su madre por sorpresa. "Él no es un individuo demostrativo, y fue maravilloso ver que estaba temblando de la emoción, con una enorme sonrisa, haciendo contacto visual, mirándome directamente a los ojos y diciendo sí".

El discurso tardó siete semanas en redactarse y editarse. Sim, de 15 años, que pronunció muchos discursos sobre su experiencia por el tumor cerebral, también ayudó en el texto. "Estaba emocionado de hacer lo que hace su hermano", señaló Scott. "Sabe que Sim lo hace por el bien de los demás y sabe que la gente sale feliz después de escucharlo hablar".

Cuando Sef comenzó la escuela primaria, a sus padres les preocupaba que fuera un blanco para la intimidación. En cambio, vieron a sus compañeros de clase agarrando su mano y llevándolo a donde tenía que ir. Decidieron que nunca podrían alejarse del lugar donde otros niños lo conocían y se preocupaban por él.

Sef Scott, de 17 años, junto a su madre Vicky en la fiesta de graduación (Vicki Scott/The Washington Post)
Sef Scott, de 17 años, junto a su madre Vicky en la fiesta de graduación (Vicki Scott/The Washington Post)

Pero antes de subir al podio el día de la graduación, Sef tuvo que audicionar el discurso ante un panel de jueces que no lo conocía. Su madre y su hermano no le contaron el plan a nadie, incluso después de que fuera seleccionado. Su padre y otros parientes no tenían ni idea de lo que se avecinaba.

Mientras se sentaban entre el público, Sef subió al podio.

"Inesperado", comenzó. "Esto es lo que quiero que recuerden. Inesperado".

El discurso no fue solo sobre Sef. El fornido y afable adolescente también aconsejó a los otros graduados: seguir sus propias esperanzas y objetivos, y no solo andar a ciegas por un camino que no les pareciera fiable.

"No sigas los sueños de otra persona. No pierdas el tiempo en algo que nunca quisiste. Haz lo inesperado. Es tu vida la que estás viviendo, no la de los demás, así que haz lo que te satisfaga. No temas al futuro", añadió.

Leyó el discurso, interrumpió un par de veces pero nunca se detuvo. En un par de puntos, la audiencia estalló en aplausos. Entonces, Scott comenzó a escuchar a su alrededor.

La gente se puso de pie y lo ovacionó. Luego, muchas personas lo rodearon para felicitarlo.

Luke Traina, de 16 años, un joven compañero de Sef en una liga de béisbol para estudiantes con necesidades especiales, supo poco antes de la ceremonia que él iba a hablar. Fue allí para escucharlo, con un nudo en el estómago.

"Estaba realmente nervioso, estuve rezando todo el rato", dijo Luke. "Pero tan pronto como lo empecé a escuchar, supe que lo tenía. Cuando comenzó a hablar, fue como si, de repente, el chico atrapado en su interior durante todos esos años hubiera escuchado su voz".

Brittney Love, un docente que trabajó mano a mano con Sef, afirmó que lo había visto construir su propia confianza y madurez durante el año pasado. Para él, dar un discurso como ese fue como abrir puertas para otros niños con necesidades especiales.

"Siento que la gente no tiene idea de lo que es para niños como él", argumentó. "Están eclipsados, pero hay muchos niños muy inteligentes con necesidades especiales", subrayó.

El tema de su discurso se aplica a todos los que habían en aquella sala, tuvieran o no "necesidades especiales". "Haz lo mejor para ti, creo que eso es perfecto", apostilló.

La madre de Sef piensa que su voluntad de hablar se vio impulsada por la comprensión de que esta era la última oportunidad que tendría de estar con los compañeros de clase con los que había crecido, y quería que lo conocieran.

Y aunque generalmente prefiere estar solo en lugar de estar con otras personas, estar en el podio parecía infundirle un mayor sentido de conexión con el mundo.

"Tal vez dar el discurso frente a toda la sala sirvió de conciencia para aquellos que, tal vez, no entienden su mundo autista", dijo Scott. "Me hace pensar que en los últimos años, quería hacerlo".