Un inesperado ataque de un delfín a un joven nadador ha causado conmoción en Japón. Takuma Goto, de 23 años, disfrutaba de un día en Crystal Beach, Tsuruga, cuando fue agredido por el mamífero, dejándole varias heridas graves. El incidente, que capturó la atención de medios internacionales como The Telegraph, comenzó mientras el joven y un amigo nadaban a 20 metros de la orilla, cuando el delfín emergió y mordió primero al acompañante.
Al escuchar los gritos de su amigo, Goto giró hacia él, sin imaginar que el delfín se lanzaría contra él de inmediato. El joven sufrió mordeduras en la muñeca, el antebrazo, la mano y el brazo superior, incluyendo una grave lesión en el dedo índice que requirió cinco puntos de sutura.
Goto relató a The Telegraph que al principio se sintió aliviado al reconocer al delfín, pensando que, a diferencia de un tiburón, el animal no representaría una amenaza. Sin embargo, esta seguridad desapareció rápidamente cuando comenzó a morderlo con fuerza.
En medio del ataque, un surfista cercano logró espantar al delfín y llevar a Goto a la orilla. Ya en tierra firme, fue trasladado al hospital, donde recibió tratamiento médico para sus heridas. Desde el incidente, el joven afirmó que no volverá a nadar en el mar debido al miedo de que otro mamífero de este tipo pueda estar cerca.
El comportamiento inusual del delfín y sus posibles causas
Los expertos señalan que este ataque no es un caso aislado en la región. Mari Kobayashi, directora del laboratorio de biología marina en la Universidad de Agricultura de Tokio, opinó en diálogo con The Telegraph que podría tratarse de un delfín macho nariz de botella del Indo-Pacífico, especie generalmente pacífica, pero que en este caso ha exhibido un comportamiento anormal.
Según Kobayashi, los delfines macho suelen comunicarse mediante mordidas en situaciones de competencia territorial o social; es posible que este delfín esté intentando replicar dicho comportamiento con los humanos, percibiéndolos como sustitutos de su especie.
Otra posible explicación es que el delfín podría estar experimentando frustración sexual o aislamiento, lo cual suele suceder entre machos rechazados de sus grupos por no encontrar compañeros de apareamiento. Este aislamiento, sumado al deseo de interacción social o de dominación, podría llevar al animal a agredir a los humanos de forma peligrosa.
Dado el aumento de ataques en el verano de 2023 -se han reportado al menos 15 en las playas de Fukui-, las autoridades locales han colocado señales en las playas de la región. Estas advertencias, informó Shoichi Takeuchi de la Guardia Costera de Tsuruga a The Telegraph, instruyen a los bañistas a evitar acercarse a los delfines y a salir del agua si detectan la presencia de uno. Las autoridades también han informado que varios afectados por ataques han necesitado tratamiento médico debido a cortes y laceraciones, y han reforzado las medidas de precaución para prevenir más incidentes de este tipo.
A menudo vistos como criaturas amigables y juguetonas, los delfines han estado implicados en una serie de ataques hacia personas que, aunque raros, plantean riesgos para la seguridad humana. Live Science reportó un ejemplo reciente de esto en Japón, donde cuatro personas fueron atacadas mientras nadaban cerca de la costa en la prefectura de Fukui, lo que dejó a un hombre de 60 años con varias costillas fracturadas. Este fue el segundo año consecutivo en el que delfines hieren a nadadores en esas playas.
En un incidente más reciente, un delfín fue captado en video mientras aparentaba “aterrorizar” a los nadadores en la misma playa. La grabación muestra al mamífero en las aguas poco profundas, nadando directamente hacia una mujer en un flotador, a quien parece morderle las piernas.
Luego, el delfín se dirige hacia otras personas en una embarcación pequeña, aumentando la tensión entre quienes presenciaban la escena.
La realidad detrás de los delfines en cautiverio y el impacto en su comportamiento
World Animal Protection alerta que los delfines en cautiverio suelen exhibir comportamientos agresivos, resultado de las condiciones de confinamiento extremo. La organización enfatiza que la “sonrisa” de los delfines no es una expresión de felicidad, sino una característica anatómica que, al interpretarse erróneamente, permitió que la industria del entretenimiento utilice a estos animales en espectáculos que les generan un elevado nivel de estrés.
En ese sentido, los delfines en estos programas están sometidos a espacios reducidos y ruido constante, factores que provocan ansiedad y pueden llevarlos a comportamientos autodestructivos o violentos.
Además, World Animal Protection advierte que la constante interacción con humanos en programas de nado puede generar en los delfines agresividad o lesiones. En instalaciones de este tipo, hubo reportes de delfines que empujaron a nadadores, mordiéndolos o golpeándolos, lo cual resultó en heridas como huesos rotos y abrasiones de la piel.
Por último, IFL Science recuerda que los delfines, aunque frecuentemente percibidos como animales dóciles y amistosos, son depredadores marinos extremadamente inteligentes y poderosos. Existen casos documentados de ataques graves hacia humanos en libertad y en cautiverio, como un incidente en Bolivia, donde un delfín rosado mordió el pie de una mujer, causándole una profunda herida. La percepción de que son inofensivos puede llevar a un trato inadecuado que los pone a ellos y a los humanos en riesgo.