
Una de las formas más comunes de los delincuentes para aprovecharse de las personas es extorsionándolas, y desde el 2000, con el crecimiento exponencial de usuarios de teléfonos móviles las llamadas amenazantes se popularizaron.
Inicialmente, los delincuentes comenzaron a plantear a sus víctimas escenarios que incluían situaciones peligro de familiares, tales como amenaza de daño físico, secuestros, detenciones de uno de los miembros a causa de un delito, así como actividades de organizaciones delictivas que “vendían” seguridad, entre otras.
Sin embargo, con el tiempo las llamadas de tener en su poder a un hijo, madre, padre, o cualquier otro familiar dejó de funcionar, pues al ser llamadas al azar, en algunas ocasiones contactaban con alguien que no tenía dicho familiar con vida o este estaba cerca de él y comprobaban que era falso.
Al no poder concretar con su extorsión e incluso en algunos casos volverse parte de una broma -ya que las víctimas detectaban a tiempo que era falso grababan la llamada- comenzaron a cambiar el modus operandi.

Si bien hay varias formas de extorsionar, ahora los delincuentes prefieren atacar directamente a quien responde amenazándolo con secuestrarlo o hacerle daño.
“Te vamos a secuestrar”, dicen sin dilación los delincuentes a quien contesta la llamada.
Tras ello, lo usual es que quien marca asegure en un tono agresivo y vulgar que la vivienda está vigilada, en algunos casos usando información obtenida a través de redes sociales, por lo que quien está escuchando debe mantener la calma en todo momento.
En caso contrario, la víctima, al saber que está dando datos reales podría tener un bloqueo mental y depositarle dinero al delincuente, cuando en la mayoría de las ocasiones estos están recluidos.

No obstante, no se debe descartar que en algunos casos el delincuente si conozca o ubique el domicilio de la probable víctima y brinde información más detallada. O bien, que tras hacer la amenaza cuelgue para ocasionar suspenso en la víctima y posteriormente volver a llamar.
En cualquiera de los casos, la persona debe mantener la calma, o bien, colgar al presunto secuestrador para evitar caer en su engaño.
Es importante remarcar que los delincuentes ingresan a redes sociales, de donde toman datos y fotografías de los perfiles de usuario de sus posibles víctimas.
En las fotos de perfil es común ver la imagen del usuario del teléfono, sus familiares y los lugares que frecuenta. Esta información, junto con la que se obtiene a través de plataformas, son insumos para intimidar a la posible víctima.

Por otro lado, cabe mencionar que existen otras llamadas de extorsión menos agresivas pero también al azar. Estas consisten en hacer creer que a quien contestó la llamada que ganó un premio pero para obtenerlo debe hacer algún depósito o dar información. Otro caso más es el de hacerse pasar por el banco y así robarse datos sensibles u obtener transferencias monetarias.
¿Cómo identificar una llamada de extorsión?
-El origen de la llamada es un número privado o del que no aparece registro en el identificador.
-Quien llama se identifica con un nombre o alias como “comandante x”.
-Existe demasiado diálogo donde el extorsionador detalla su función en la supuesta organización criminal y da supuestos detalles criminales.

-El delincuente exige un pago al inicio y luego aceptará los recursos que la víctima tenga a la mano.
-El extorsionador simula que tiene a una víctima con él.
¿Qué hacer en caso de recibir una llamada de extorsión?
-Mantener la calma.
-Interrumpir la llamada y verificar si la situación que se plantea es real.
-No ceder ante las exigencias.

-Llamar de inmediato a la supuesta víctima, considerando que sea posible que no pueda responder en ese momento, en ese caso, enviar mensajes para que los reciba inmediatamente.
-Pedir al supuesto secuestrador que le comuniquen a su familiar.
-Llamar al 089, número telefónico de la Coordinación Nacional Antisecuestro (Conase) o al 911.
Como medida preventiva para que posibles delincuentes obtengan información se debe desconfiar de supuestas encuestas y promociones de personas desconocidas, no subir información sensible en redes sociales como direcciones, lugares o ingresos, siempre mantener contacto con familiares y poner siempre en duda la llamada.
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