Walter Pérez, secretos de un medallista olímpico: de casi abandonar por problemas económicos a ganar la medalla de oro con una inusual estrategia

En una entrevista con Infobae, el ganador de la presea dorada en Beijing 2008 junto a Juan Curuchet rememoró sus aventuras en los Juegos Olímpicos, contó cómo ayuda a las nuevas generaciones y por qué mira su medalla en sus peores días

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Walter Pérez repasó su exitosa carrera deportiva

Si se habla de ciclismo en Argentina, uno de los primeros nombres que surgen en la mente de los fanáticos del deporte es el de Walter Pérez. El oriundo de Isidro Casanova (46 años), junto a Juan Curuchet, hizo historia en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 al quedarse con la medalla de oro en la prueba Madison. Ésta es la única presea que obtuvo el país en esta disciplina.

Pero llegar a la gloria deportiva no le fue fácil. Tuvo que levantarse luego de duros golpes e incluso estuvo a punto de largar todo debido a la falta de apoyo económico. Sin embargo, la que iba a ser su última carrera le cambió la vida deportiva.

En el ciclo de entrevistas olímpicas con Infobae, el presidente de la Comisión de Atléticos en el Comité Olímpico Argentino y actual entrenador de ciclismo en pista rememoró sus vivencias en los 5 Juegos Olímpicos en los que participó, develó la inusual estrategia que utilizaron en Beijing 2008 para no tener que lidiar con la presión y explicó por qué en sus peores días mira la medalla de oro.

Walter Pérez comenzó a competir a los 5 años (@walter_perez1)
Walter Pérez comenzó a competir a los 5 años (@walter_perez1)

- ¿Qué es de su vida actualmente?

- Actualmente soy el entrenador de ciclismo en pista. Asumí en 2019. Y desde el año 2016 soy el presidente de la Comisión de Atletas en el Comité Olímpico Argentino. También trabajo en la parte de fortalecimiento en el ENARD, el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo.

- ¿Cómo te llevás con esta nueva función, que es estar del otro lado?

- Al principio era difícil, porque uno vivió casi 30 años como atleta. Pero también esa experiencia me hizo pensar en seguir abocado al deporte y seguir ayudando a los atletas que vienen desde abajo. Empecé a trabajar con eso. Luego fui ganando experiencia y aprendiendo cosas nuevas. Por suerte ya estoy consolidado en ese tema.

- ¿Al ciclismo en particular, cómo lo ves?

- Estuve cuatro años retirado. Desde mi retiro comencé a hacer cursos, porque quería seguir vinculado al ciclismo. Hice primero el curso de entrenador. Me preparé durante cuatro años, y en 2019 la Federación decidió convocarme. Antes había trabajado en el Centro UCI, que es la Unión Ciclista Internacional. La Federación me llamó para liderar lo que es la Pista. En ese momento estaba muy bajo el ciclismo. Por el tema pandemia se hizo un poco complicado, pero estamos esperando para poder salir adelante. Hoy es más lento el proceso por todo esto.

Walter Pérez heredó la pasión por el ciclismo de su padre (@walter_perez1)
Walter Pérez heredó la pasión por el ciclismo de su padre (@walter_perez1)

- ¿Cómo nació su vínculo con el ciclismo?

- Nació porque mi viejo es un fanático del ciclismo. Él corría, pero lo hacía de una manera muy amateur. A los 5 años me enseñó a andar en bicicleta un día de semana, y al fin de semana ya estaba compitiendo en mi primera carrera. Para mí era un juego. Competía todos los fines de semana, pero luego lo tomé como un deporte. A los 14 ó 15 años dije que tenía que hacer un click, porque esto es lo que me gusta, y ahí salté al alto rendimiento, con todo lo que conlleva, como entrenar 6 ó 7 horas, tener mejores descansos o cuidarse en las comidas. En ese momento comenzó mi carrera deportiva.

- Tu nombre quedó marcado en el olimpismo argentino. ¿Qué se te viene a la cabeza cuando ve los anillos olímpicos?

-Mi nombre quedó vinculado a los Juegos Olímpicos porque competí en 5 y tuve la fortuna de ganar en Beijing la medalla de oro junto a Juan Curuchet. Cada vez que se acerca un Juego Olímpico pienso en la emoción, en esa llama que tenemos todos los deportistas que alguna vez estuvimos en esta clase de eventos. Tengo recuerdos fantásticos de todos los Juegos.

- Para un atleta que viene de una disciplina amateur, como es el ciclismo en Argentina, ¿qué significa ser un atleta olímpico?

-Ser olímpico, en principio, es re importante, es un sueño cumplido. Hoy es más difícil todavía, por los sistemas de clasificación, se achicó muchísimo la cantidad de participantes a nivel mundial. Por eso, ya llegar ahí es una meta cumplida. A mí, que me tocó estar en lo más alto, es algo que no se puede explicar con palabras. Son sensaciones muy lindas.

El tatuaje que se hizo Walter Pérez en honor a los Juegos Olímpicos (Matias Arbotto)
El tatuaje que se hizo Walter Pérez en honor a los Juegos Olímpicos (Matias Arbotto)

- Recién nombró a Juan Curuchet. ¿Cómo nació su vínculo con él?

- Cuando comencé en el alto rendimiento, Juan ya llevaba varios años. Él corría con su hermano en la categoría Elite. Siempre fueron ellos dos, más algún otro corredor, como Marcelo Alexandre, los referentes del ciclismo nacional. Uno los veía como espejo. Después, por las vueltas de la vida, cuando yo paso de la categoría Junior a la Elite, empiezo a correr con ellos, en un equipo de Mar del Plata, en el que los hermanos Curuchet eran los capitanes. Estuve 7 años en ese equipo, aprendí muchísimo. Ahí comencé mi carrera internacional. En un momento, cuando yo estuve por retirarme, porque económicamente no estaba bien, Juan me propone hacer un proyecto para Atenas 2004. Esto fue a fines del 2002. Ahí vi la oportunidad de hacer algo internacionalmente. Empezamos en 2003, y desde que empezamos tuvimos éxito enseguida.

- ¿Cuál es el secreto de esta pareja?

- Creo que la experiencia que tenía Juan y la visión que yo tenía en la carrera. Él era más resistente, y yo más veloz. Se dio todo para que enseguida consiguiéramos títulos importantes.

- Su primer Juego Olímpico fue en Atlanta 1996. ¿Qué recuerda de ese evento?

- Fue mi primer Juego Olímpico, para mí era todo nuevo. Era ir a ver, conocer cómo era el mundo del olimpismo. Cruzarte con atletas que sólo veías por la televisión. Por ahí no tan enfocado en lo deportivo. Más allá de que gané un diploma olímpico, al salir octavo en la especialidad que hacía, que era por tiempo, para mí todo fue algo nuevo. En los siguientes Juegos uno ya va más por lo deportivo y no le mete tanto foco en el disfrute. Cada Juego que me tocó participar fue distinto.

Antes de ganar la medalla de oro olímpica, Walter Pérez y Juan Curuchet se proclamaron campeones del mundo en 2004
Antes de ganar la medalla de oro olímpica, Walter Pérez y Juan Curuchet se proclamaron campeones del mundo en 2004

- Recién nombró que el foco cambió para Sidney 2000. ¿Cómo fue esa experiencia?

- Fue algo nuevo, una ciudad nueva. Siempre vas con la expectativa de lo que van a ser los Juegos Olímpicos en sí, pero vas más enfocado en lo deportivo. Lo mío era mejorar, porque corría en la misma prueba. Volví a salir en el mismo lugar, en el octavo lugar. Fue un poco de decepción, porque no pude mejorar en esos cuatro años.

- Entre Sidney 2000 y Atenas 2004 hay un quiebre en su carrera. Peñarol de Uruguay, el equipo en el que competía, dejó de respaldar al ciclismo. ¿Realmente en ese momento pensó en dejar todo?

- Yo había ido a Uruguay a correr con el equipo Peñarol, el de fútbol, que había abierto un equipo de ciclismo. Estuve dos años allá, fueron los únicos dos años en los que estuve alejado de la selección argentina. El equipo cierra por problemas económicos y me volví a Argentina. Yo no tenía equipo acá, no estaba corriendo para Argentina, por ende no tenía becas. Además, mi mujer estaba embarazada de mi hijo. Ahí dije ‘hasta acá llego, me tengo que poner a trabajar. Tengo que darle de comer a mi familia’. En mi última competencia voy a Mar del Plata y ahí me encuentro con Juan (Curuchet). Hablo con él y me propone hacer este proyecto a dos años, que era poder estar de la mejor forma en Atenas. Ahí vi la oportunidad de seguir en el ciclismo, que era lo que había hecho toda mi vida, y de poder lograr un título internacional. Hablé con él y comenzamos a correr juntos.

- Si realmente hubiese dejado, ¿tenía en mente a qué dedicarte? Porque toda su vida usted fue deportista.

- Si no hubiese ido a esa carrera hubiera dejado de competir y empezado a trabajar de algo. Nunca pensé en qué, porque empecé con el ciclismo a los 5 años. Mi viejo me apoyó mucho en mi carrera hasta los 17 ó 18 años, siendo mi sponsor. Después empecé a vivir un poco del ciclismo. Nunca pensás en dejar tan joven. Yo pensaba correr hasta los 40, no pensaba en qué pasaba si dejaba el ciclismo. No terminé los estudios, porque mi viejo era fanático del ciclismo, y cuando estaba en la secundaria no podía. No me gustaba estudiar, y aparte quería entrenar. Ahí mi viejo me dijo ‘bueno, dale. Seguí con el deporte’. Eso también me condicionaba muchísimo si me retiraba, y me condicionó muchísimo cuando finalmente me retiré. En ese momento empecé a pensar qué voy a hacer de mi vida, de qué voy a trabajar, de qué voy a vivir. Pero el destino me puso en esa carrera y con Juan comenzamos este proyecto.

- ¿Alguna vez pensó que si no hubiese asistido a esa carrera probablemente nunca hubiese ganado la medalla de oro?

- No me lo puse a pensar. Cuando él me propuso este proyecto se me borró todo el temor sobre de qué iba a vivir o de qué iba a trabajar. Empecé a pensar nuevamente en lo deportivo. Directamente comenzamos a pensar en cómo mejorar como equipo, cómo mejorar ciclísticamente. Y los objetivos que nos planteamos. Nunca me puse a pensar qué hubiera pasado si no aceptaba correr con él.

Walter Pérez conformó una exitosa dupla junto a Juan Curuchet (Photo by Tim de Waele/Corbis via Getty Images)
Walter Pérez conformó una exitosa dupla junto a Juan Curuchet (Photo by Tim de Waele/Corbis via Getty Images)

- Le podría contar a la gente todos los sacrificios que hace un atleta de un deporte amateur para llegar a este momento de gloria.

- Los sacrificios que hay que hacer para estar en un Juego Olímpico no sólo van por la parte deportiva, como el entrenamiento y todas las horas que esto conlleva, como las cosas que uno deja de lado para seguir entrenando de la mejor manera, sino lo económico. Yo soy viejo, y comencé mi carrera antes que exista el ENARD. Teníamos que pensar cómo entrenar, pero también cómo solventarse un pasaje, dónde hospedarse, a qué torneos asistir y a cuáles no, qué comer. Eso hizo que sea todo mucho más difícil, pero también más lindo cuando llegamos al objetivo. Todo el esfuerzo que hicimos valió la pena. Hoy es un poco más fácil. A los chicos les digo que antes había otra realidad para ser atletas de alto rendimiento. No digo que no falte, siempre falta. El alto rendimiento es muy demandante, y siempre queremos más, pero hace un par de años era mucho más complicado.

- Luego de este proceso llega Atenas 2004. ¿Cómo analiza ese Juego Olímpico?

- Recuerdo muy bien qué íbamos con la idea de ganar una medalla, porque habíamos sido campeones del mundo cuatro meses antes y porque éramos primeros en el ranking mundial. Éramos los favoritos absolutos, toda la prensa argentina y el Comité Olímpico Argentino pensaba que estábamos en el podio porque íbamos a correr frente a los mismos corredores a los que les habíamos ganado en el campeonato mundial; pero todos van con el mismo objetivo. 18 países corren en la prueba Americana y todos van con la misma intención que vos, que es ganar. La parte deportiva no la podés manejar. Siempre lo digo, no estábamos preparados mentalmente para subirnos al podio en Atenas y eso hizo que saliéramos novenos. Lo analizás, y ves que sos noveno de 200 equipos que corren y entre los 18 que llegan a la clasificación, no es malo. Pero para nosotros, que íbamos a ganar una medalla, la verdad que fue un palazo en la cabeza que nos dejó un poco en el piso. Eso hizo que al otro día pensáramos en qué hacíamos, ¿nos quedamos tirados en la cama depresivos o empezamos a entrenar con el nuevo objetivo, que era lograr la medalla en Beijing? Y empezamos a trabajar para eso.

- ¿Cree que ese título mundial los corrió del eje, les fue contraproducente?

- Nos jugó en contra. Éramos los principales favoritos. En el ciclismo hay mucha marcación, es muy táctico, y eso hizo que todos estén pendientes de nosotros. Esa presión no la supimos manejar. Para Beijing hicimos todo lo contrario. Llegamos con el puesto 12, clasificamos con los puntos justos, Juan estaba en una edad, a los 43 años, que era el único atleta que llegó en el ciclismo a esa edad compitiendo en tan alto nivel. Nosotros jugamos con eso. Decir que era el sexto Juego Olímpico de Juan, que estaba grande, que ya no rendía como antes. La previa no la hicimos a full, cuidamos siempre el físico.

Walter Pérez y su tatuaje en honor al título mundial conseguido en 2004 (Matias Arbotto)
Walter Pérez y su tatuaje en honor al título mundial conseguido en 2004 (Matias Arbotto)

- Luego de otro proceso de cuatro años llega Beijing. ¿Qué recuerda de ese torneo?

- Recuerdo todo. El 5 de agosto llegamos a China. La inauguración fue el 8, y decidimos no ir. Corrimos el 19 de agosto a las 7 de la tarde, y la previa fue muy tranquila. Dos meses antes habíamos armado la táctica que íbamos a utilizar ese día y no la hablamos más hasta que la pusimos en práctica en la carrera. Fue todo disfrute. Se dio como tenía que ser.

- En la previa estaba tan confiado que incluso se durmió una siesta en el velódromo

- No confiado, sí relajado. Llegamos a la pista tres horas antes de la carrera. Los boxes de Argentina eran como unas habitaciones, porque eso después iba a ser un centro de alto rendimiento. Estábamos como a 50 u 80 metros del velódromo, del ruido. Llegamos con tranquilidad, y le dijimos al entrenador que nos avisara una hora antes de la competencia, así comenzábamos con el calentamiento. Quedaban tres horas, y bueno. Me acomodé en unas sillas, me puse un poco de música para relajarme y cuando volvió el entrenador estaba dormido. Ahí me lavé la cara y comencé con el calentamiento previo a la competencia.

Walter Pérez en lo más alto del podio olímpico junto a Juan Curuchet (Photo by Tim De Waele/Getty Images)
Walter Pérez en lo más alto del podio olímpico junto a Juan Curuchet (Photo by Tim De Waele/Getty Images)

- ¿En algún momento de la carrera pensó que se les podía escapar la medalla?

- No, estábamos muy confiados. Estábamos muy bien. Quedamos punteros a menos de la mitad de la carrera, y ahí sabíamos que ganábamos una medalla. Después fue defender la de oro. Tácticamente lo hicimos bien. Casi se nos escapa en el último embalaje con España, pero por suerte salieron terceros. Después de la mitad de la carrera teníamos en mente la medalla. Nosotros queríamos subirnos a un podio, no decíamos ganar la de oro. Queríamos subirnos al podio, no importaba el color. A la mitad de la carrera veíamos que era muy difícil que nos bajaran del podio, y eso nos dio tranquilidad para correr más relajados.

- ¿Cuál fue la clave para esta vez sí ganar la medalla de oro?

- Fue la previa. El no exigir el físico, no llegar como favoritos, hacer todo ese lobby de que Juan estaba grande, por ende no iba a rendir como antes. Todas las potencias sacaron el foco de Argentina. Después, la táctica de la carrera. Eso fue fundamental. Todos los otros torneos los ganábamos de la mitad de la carrera para adelante, pero esta fue antes de la mitad de la carrera. Ese fue un factor sorpresa, influyó.

- Ahora, a la distancia, ¿tomó dimensión de lo que lograron?

- En realidad, me retiré en 2015, después de los Panamericanos de Toronto, y recién ahí me senté y analicé mi carrera. Ahí miré para atrás y dije ‘guau’. Todo lo que soñé conseguir, lo pude lograr. Desde una medalla olímpica hasta un campeonato nacional, que es lo mínimo. Quedé realmente satisfecho. Siempre siento que no tengo la dimensión de lo que es ganar una medalla olímpica. Por ahí cuando vienen los juegos, y veo que a otros atletas les cuesta mucho clasificar, pienso que yo estuve ahí y que estuve arriba de un podio. Ahí tomo un poco de dimensión de lo que logré. Pero nunca caés. Yo veo la medalla en mi casa, y no ves la dificultad.

Walter Pérez junto a la medalla de oro olímpica (Matias Arbotto)
Walter Pérez junto a la medalla de oro olímpica (Matias Arbotto)

- ¿Es cierto que mirás la medalla todos los días?

Sí, porque viene en una caja y está en el comedor de mi casa. Cada día que me levanto a desayunar está ahí y la miro. También, cuando estoy medio desanimado, la miro y pienso que tengo que seguir adelante, porque quiero que otros atletas puedan ganarla, como lo hice yo. Me fortalece para salir adelante.

- ¿Qué cambió en su vida obtener una medalla?

- Al principio, lo primero que me cambió es que antes me sacaba 5 fotos, y después me saqué millones. Siempre digo en chiste, que si cobraba un peso por cada foto que me saqué, hoy sería millonario. Una anécdota muy linda que tengo es de cuando llegué a la Villa Olímpica con la medalla. Estaba saliendo Manu Ginóbili. Me felicita y me dice ‘preparate ahora, porque antes te pedían un autógrafo y no todo el mundo tenía papel y lápiz. Ahora todo el mundo tiene celular y te van a pedir una foto. Te vas a sacar millones’. Y fue así. Eso fue lo que más me cambió en la parte normal. En lo otro, no. Yo seguí entrenando, compitiendo, tratando de dejar a Argentina en lo más alto, con nuevos objetivos. Porque a veces, cuando llegas a lo más alto, decís ‘¿Y ahora qué?’. Buscás otros objetivos para entrenar de la mejor manera.

- ¿Y para el ciclismo, qué cambió?

- Creo que aportamos un granito de arena. Se hizo más conocido en Argentina. Luego nació el ENARD, y el ciclismo tuvo un buen presupuesto. También a que el ciclismo argentino sea reconocido a nivel mundial. Que dos argentinos llegaron al tope mundial.

- ¿Qué sentís al ver tu imagen arriba del podio olímpico?

- Satisfacción. Cuando veo un video o una imagen nuestra es satisfacción y motivación.

- Después de algo tan importante, ¿cómo se encuentra una motivación?

- Seguí compitiendo 7 años más. Mi motivación los primeros años fue armar un nuevo equipo y volver a intentar un nuevo título. En 2010 se saca la prueba Madison, entonces mi objetivo pasó a ser clasificar a un Juego Olímpico en otra prueba. Me cambié de especialidad. Se me hizo difícil, pero pude clasificar a Londres. Creo que salí 14, porque no era mi especialidad. Luego estaba empatado con Liu Song, de tenis de mesa, como el argentino con más medallas en los Panamericanos, y busqué pasarlo. Ese fue mi objetivo para ir hasta el 2015. Entrené a fondo y pude ganar una medalla. Era mi sexto Juego Panamericano. Pegado se venía Río, y pensé en seguir un poquito más. Pero en noviembre, durante un torneo al que no fui, no sumamos los puntos para clasificar, ahí hice el click y dije ‘me retiro’. No entrené más y ahí me paré. No anuncié que me retiré, pero estuve un año sin tocar la bici.

- ¿Cómo transitó tu retiro, el dejar de hacer lo que hizo toda la vida?

- Fue difícil también. Porque no lo anuncié, pero todos sabían que no iba a correr más. El 80 por ciento de mis ingresos eran por becas, y ahí se cortó. Enseguida tuve que pensar qué hacer. No es que tenía una cuenta bancaria para hacer un año sabático. Tenía que comenzar enseguida a generar recursos para seguir viviendo. Ahí dije que quería seguir vinculado al deporte. Fui al ENARD, y les planteé esto: si me voy a trabajar de otra cosa, todo lo que aprendí, toda mi experiencia en estos 30 años en alto rendimiento, me lo llevo conmigo, y la verdad que no quiero. Quiero volcarlo en las futuras generaciones, a todos los deportistas. Para que ellos no cometan los mismos errores que cometí. Justo estaba el proceso de Buenos Aires 2018, los Juegos Olímpicos de la Juventud, y el ENARD me dijo de comenzar a trabajar en la parte de fortalecimiento, darles charlas a los chicos, mostrarles un camino, porque los chicos en ese momento tenían 13, 14 años y no sabían lo que es el alto rendimiento. Ellos hacían un deporte, y había que cambiarles la cabeza para estar en un Juego Olímpico de la Juventud.

- ¿Qué significa ser el argentino con más medallas en los Panamericanos?

- Son metas que me puse al final de mi carrera. Empecé a investigar y vi que estaba empatado con Song. Había ganado medallas en todos los Juegos Panamericanos. No te das cuenta, hasta que te retirás. Fue satisfactorio estar en ese lugar. Ahora estoy empatado con otros, porque en Lima me alcanzaron, pero siempre es importante estar arriba.

- ¿Cómo ve a Argentina en Tokio?

- Uno siempre tiene la esperanza de que nos vaya bien. Será diferente a todos los otros. Nunca pensamos que iba a haber una pandemia. Siempre anhelo que todos tengan éxito, y a su medida, puedan lograr el sueño que se proponen. Lo importante es que Argentina se forme como equipo y que día a día podamos mejorar.

- ¿Y al ciclismo en particular?

- En Pista, la clasificación cerró antes de que entre como entrenador, y lamentablemente ningún ciclista clasificó. Sí hay uno en ruta, en Mountain Bike y en BMX Racing. Por ahí en el ciclismo en ruta y en Mountain Bike lo veo más difícil, no tanto en el BMX; pero bueno, es un Juego Olímpico. Fácil no es.

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