El activista egipcio-británico Alaa Abdelfatá se disculpa por una serie de publicaciones antiguas en redes

El líder social, liberado tras años encarcelado en El Cairo, enfrenta polémica en Reino Unido por mensajes antiguos en internet, provocando críticas de altos funcionarios que reclamaron analizar la retirada de su ciudadanía y su eventual expulsión del país

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Durante su estancia en prisión, Alaa Abdelfatá y su madre recurrieron a huelgas de hambre tras alegar que nunca recibieron visitas consulares, según recogió el medio. La familia del activista egipcio-británico denunció la falta de acceso y apoyo diplomático durante los casi diez años en que el líder social permaneció encarcelado en Egipto. La situación cambió después de la intervención del Consejo Nacional para los Derechos Humanos (NCHR), cuya petición resultó en el perdón presidencial firmado por Abdelfatá al Sisi, lo que permitió la liberación del activista.

De acuerdo con información publicada por Europa Press, Alaa Abdelfatá, quien destacó en la revuelta que en 2011 desembocó en la caída del presidente Hosni Mubarak, se vio obligado a disculparse públicamente tras la reaparición de mensajes antiguos en sus redes sociales. Estas publicaciones, realizadas cuando era más joven durante periodos de conflicto regional, han producido fuertes reacciones políticas en el Reino Unido. Varios dirigentes conservadores han planteado que el Ministerio del Interior estudie la opción de retirarle la ciudadanía británica y deportarlo.

Europa Press reportó que Abdelfatá calificó sus antiguas publicaciones como expresiones ligadas a la ira y frustración producidas por las guerras en Irak, Líbano y Gaza, así como por el incremento de la violencia policial hacia jóvenes en Egipto. El activista reconoció que varios mensajes resultan "impactantes" y "dolorosos", y ofreció una disculpa "sin ambages", mencionando que en aquellos años empleaba un tono "frívolo, impactante y sarcástico en el naciente y febril mundo de las redes sociales". Abdelfatá detalló que algunos tuits se sacaron de contexto, y señaló, como ejemplo, que un mensaje compartido recientemente para acusarlo de homofobia pretendía, en realidad, ridiculizar la homofobia. Recordó que su defensa pública de los derechos LGBTQ en Egipto y en el extranjero tuvo un costo personal.

En esa línea, Abdelfatá afirmó que otro de los mensajes ha sido entendido erróneamente como apoyo a la negación del Holocausto. Argumentó que el contenido del intercambio evidencia que su intención era burlarse de quienes niegan el Holocausto, y no replicar esas ideas. Sobre las acusaciones de antisemitismo derivadas de la polémica, el activista subrayó la gravedad de esas imputaciones, declarando: "Siempre he creído que el sectarismo y el racismo son fuerzas siniestras y peligrosas, y cumplí mi parte y pagué el precio por defender los derechos de las minorías religiosas en Egipto", según consigna Europa Press.

Alaa Abdelfatá defendió que su encarcelamiento ocurrió por su "constante defensa de la igualdad, la justicia y la democracia laica". Según dijo, estas acciones incluyeron rechazar en público discursos antijudíos presentes en Egipto, defender los derechos de las personas LGBTQ+, apoyar a los cristianos egipcios y abogar contra la tortura y la brutalidad policial, posiciones que, en ocasiones, pusieron en riesgo su integridad personal.

Entre las reacciones políticas al caso destaca la declaración del primer ministro británico, Keir Starmer. Europa Press citó a Starmer calificando los mensajes en redes sociales del activista como "absolutamente aborrecibles". Starmer también hizo referencia a la preocupación creciente de la comunidad judía en el país, atribuyéndola al aumento de episodios antisemitas y a los recientes ataques. "Estamos tomando medidas para revisar los fallos de información en este caso", puntualizó el jefe de gobierno.

Por su parte, Kemi Badenoch, líder de la oposición, instó al Ministerio del Interior a "considerar todas las opciones posibles" en relación con Abdelfatá, incluyendo la retirada de su nacionalidad y su expulsión del Reino Unido. Según consignó Europa Press, Badenoch diferenció entre quienes trabajaron para liberar a personas injustamente encarceladas y quienes "elevan a alguien a la categoría de héroe moral públicamente y sin crítica alguna". La dirigente vinculó la gravedad de los discursos de odio recientes al contexto de los atentados perpetrados desde el 7 de octubre de 2023 por milicias palestinas, que incluyeron asesinatos tanto en Mánchester como en la playa de Bondi y otros lugares.

La controvertida liberación de Abdelfatá tiene trasfondo en una condena de cinco años impuesta por las autoridades egipcias por, según los cargos, difundir "noticias falsas" tras críticas públicas al gobierno. Pese a que la sentencia era de cinco años, el activista pasó otros dos años en prisión porque el tiempo bajo detención preventiva no fue reconocido oficialmente.

Las restricciones a la libertad del activista no cesaron inmediatamente con la excarcelación. Según información de Europa Press, Abdelfatá declaró que, tras recuperar la libertad, el gobierno egipcio le prohibió salir del país. Finalmente, logró viajar a Londres y reencontrarse con su familia. Este hecho fue saludado por el propio Keir Starmer, aunque el descontento político persistió debido al resurgimiento de las viejas publicaciones y las críticas posteriores.

Antes de su encarcelamiento, Alaa Abdelfatá se posicionó entre los principales portavoces de la Primavera Árabe dentro de Egipto. Su participación en las protestas de 2011 lo convirtió en una figura pública relevante tanto en su país natal como entre activistas por los derechos humanos en el extranjero. El proceso judicial, la falta de visitas consulares, las huelgas de hambre y las presiones internacionales por su liberación añadieron notoriedad internacional y complejidad al caso, según describe Europa Press.

Las repercusiones de los comentarios recuperados han generado un intenso debate sobre las garantías de libertad de expresión, la reinterpretación de mensajes antiguos y la relación de las figuras públicas con el escrutinio político en Reino Unido y en el contexto de la política exterior egipcia. Mientras la controversia en torno al estatus ciudadano y la permanencia de Abdelfatá en el territorio británico permanece activa, la atención mediática subraya tensiones entre seguridad nacional, derechos civiles y el impacto de las redes sociales en la vida pública, tal como detalla Europa Press.