Muebles que fomentan la independencia de los niños

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HANDOUT - Una cama baja permite que el niño que ya camina suba y baje de la misma sin ayuda. La estructura de varillas que la limita simula una casita y ofrece una sensación de contención al niño. Foto: VDM/PAIDI/dpa - ATENCIÓN: Sólo para uso editorial con el texto adjunto y mencionando el crédito completo
HANDOUT - Una cama baja permite que el niño que ya camina suba y baje de la misma sin ayuda. La estructura de varillas que la limita simula una casita y ofrece una sensación de contención al niño. Foto: VDM/PAIDI/dpa - ATENCIÓN: Sólo para uso editorial con el texto adjunto y mencionando el crédito completo

Hoy en día, los muebles para las habitaciones de los niños se ven supermodernos y tienen diseños muy atractivos, pero eso no es lo principal. Lo central sigue siendo lo subyacente, una idea que existe desde hace mucho más tiempo: los muebles pueden fomentar la independencia de los niños desde pequeños.

Las camas bajas, los estantes abiertos, los percheros que están a la altura de los niños responden a un diseño basado en un principio Montessori. Les permite acceder con libertad a lo que necesitan en sus tareas cotidianas y promueven de ese modo el desarrollo infantil.

"El mobiliario está pensado a partir de la altura de los niños", explica Andrea Donath, de la Asociación Alemana Montessori en Berlín. Muchos de estos muebles están pensados a partir de de esa concepción pedagógica, que puede aplicarse ya desde muy temprana edad.

"Cuando un niño nace, puede descansar y conciliar el sueño en un nido pequeño, la Cestina, que se coloca en el suelo para que los recién nacidos puedan percibir el espacio y lo que los rodea desde su altura visual", señala Donath.

Las cunas con barrotes no existen en la pedagogía Montessori. "Es importante que los niños, a excepción de situaciones presumiblemente peligrosas, no sientan limitaciones", dice Donath. En un primer momento, el colchón se coloca sobre el suelo para que el niño decida si se quiere recostar.

"Después de los dos años o dos años y medio, el colchón puede ir sobre una cama baja, dado que los niños ya caminan y pueden subir o bajar solos", dice Donath, que señala que el tamaño del colchón no es importante, pero sí la altura de la cama en sí. "Debe corresponderse a grandes rasgos con las capacidades motrices del niño".

Actualmente son muy demandadas las camas bajas que simulan ser una carpa o una casa. "Las varillas que rodean la cama le transmiten al niño una sensación de contención, como si fuese una pequeña casita", describe Christine Scharrenbroch, de la Asociación de la Industria del Mueble de Alemania. Algunos modelos pueden decorarse con paneles laterales o superiores, a modo de techo, y a las varillas se las puede adornar por ejemplo con guirnaldas de luces.

Si bien en ese caso los niños no suelen verse expuestos a ninguna altura, Andreas Kalbitz recomienda colocar otro colchón o una alfombra mullida al lado de la cama "para evitar una caída, ya que caer de unos pocos centímetros ya podría generar una herida", argumenta.

Entre los dos y los seis años puede ser muy útil tener estantes abiertos y no tan altos, "para permitir que los niños pequeños se paseen por delante y elijan los juguetes que quieran", dice Donath. Por supuesto, es fundamental que los estantes hayan sido bien colocados y fijados en la pared.

Los padres deberían asimismo hacer una preselección. "Con que tengan tres o cuatro juguetes que puedan ir alternando es suficiente", indica Kalbitz. De ese modo, los niños se entretendrán y concentrarán más en una cosa. Además, "cuantas menos cosas haya desparramadas en el suelo, menos posibilidades hay de que se tropiecen", añade.

Los muebles muy bajos pueden ser una tentación de trepar, por lo que no está de más colocar algo acolchado o mullido alrededor, por si los niños en algún momento se resbalan.

"Los percheros a la altura de los ojos infantiles y los armarios abiertos también fomentan la participación de los niños en las decisiones", agrega Donath, quien recomienda, también en este caso, hacer una preselección. "Es suficiente con que haya dos piezas de cada tipo de prenda, es decir, que puedan elegir entre dos pantalones, dos camisetas y dos pulóveres", precisa.

"Para evitar tener que cambiar constantemente de muebles a medida que los niños crecen es recomendable elegir una serie de muebles flexibles", como las mesas de altura regulable o módulos de estantes que pueden ir combinándose de distintas maneras, según Donath. Las camas bajas pueden ir "creciendo" con los niños, por ejemplo, "con pies o soportes que vayan en aumento y cajones debajo de la cama", aconseja Scharrenbroch.

Muchos de estos muebles pueden comprarse por Internet, pero "no está de más evaluar la calidad en una tienda", insta Kalbitz. Precisamente cuando se trata de muebles que debieran adaptarse y durar con el paso del tiempo, sería bueno tener en cuenta este factor.

dpa

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