En un desierto de 20 millones de pobres la única guía hacia la libertad es Dios

El próximo Jueves Santo, caminemos unidos resistiendo la opresión del hambre y la pobreza, de la falta de medicamentos, de la falta de pan, de tierra, de techo y de trabajo

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Imagen de archivo de un via crucis en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires (foto: Nicolas Stulberg)
Imagen de archivo de un via crucis en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires (foto: Nicolas Stulberg)

¿Qué libertad? El término “libertad” -en cabeza de los denominados libertarios (Milei y otros)- se presenta como “un ideal subjetivo que se refiere sobre todo al individuo ilustrado que reivindica su autonomía ante el Estado -al que propugna mínimo -y cualquier otra institución social (y en consecuencia, todos los derechos propios de una sociedad democrática, como la asistencia y la justicia social), a diferencia del término ‘liberación’ que se entiende como un proceso histórico conflictivo de cambio (a ser superado) que incluye el nivel económico-social y se refiere a los pueblos empobrecidos y oprimidos, cuya reivindicación primera es la de satisfacer sus necesidades más elementales, para vivir como personas y así estar en condiciones de ejercitar su libertad.” (J. Comblin, Libertad y liberación. Conceptos teológicos; Croatto, Liberación y libertad. Pautas hermenéuticas, CEP, Lima 1978). Para un desarrollo desde la lógica formal ver nuestra nota en Infobae del 23/9/23 (Negar la justicia social es negar la libertad, I.A.Bochenski, ¿Qué es autoridad? Ed. Herder Barcelona, 1979). Por lo que propiamente podemos afirmar que Nuestro Señor vino a la tierra para liberarnos de todo aquello que se oponga al ejercicio de la libertad.

¿Por qué hacemos esta aclaración? Porque los católicos estamos desde mediados del mes pasado en un período que recibe el nombre de Cuaresma y que consiste en prepararnos para la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios.

¿Qué es la Cuaresma? Comencemos por decir que Jesucristo fue un hombre real, de carne y hueso que nació según se acepta en Belén. Fue enviado a esta tierra por Dios de tal modo que éste se hiciera “carne”, se encarnara entre los hombres y mujeres de este mundo. No se trató de un suceso sorpresivo en el mundo hebreo. Su llegada había sido anunciada en las Sagradas Escrituras. Los habitantes de las tierras de Palestina se componían de diversas etnias y en su mayoría profesaban la religión judía. Los judíos dominados por diversos imperios, en los tiempos de Jesús eran una colonia del Imperio romano. Hijo del carpintero José y de María, descendiente del rey David, se destacó desde pequeño por un talento excepcional y fue un asiduo concurrente al Templo donde demostró un prodigioso conocimiento de los Libros Sagrados. Siendo joven se dedicó a peregrinar por las diversas regiones, a predicar y a mantener diálogos con la gente del pueblo y con fariseos y otros religiosos y también a realizar curaciones milagrosas transformándose en un líder. Antes de iniciar su vida pública y anunciar su condición de Hijo de Dios Padre, cosa que hará en el Templo, se interna en el desierto.

(Enrique Breccia)
(Enrique Breccia)

El desierto y las tentaciones de Jesús

En los Evangelios de Mateo y Lucas se describe muy detalladamente las tres tentaciones de Jesús en el desierto.

Lc. 4.1-11; Mr. 1.12-13

4 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. 5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y en las manos te sostendrán 11, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 (Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.)

Con muy grandes saltos históricos puede decirse que el pueblo de Israel (Reino de Israel -10 tribus - y las 2 tribus del Reino de Judá) -el primero habiendo sufrido el cautiverio en Babilonia y el de Judá en Asiria- se dispersa en las diferentes regiones y reinos del Levante mientras que importantes sectores del pueblo judío -el pueblo de Dios -regresan a Jerusalén con el propósito de adorar al Dios de Israel en el templo reconstruido de Jerusalén y profundizar en el estudio de la ley de Moisés para ver cómo tenían que vivir en la situación actual.

Yendo a la situación en que se encontraba esa nación cuando nació y predicó Jesús, según algunos historiadores no había unidad racial. La mayoría eran gentiles, o sea no hebreos, en especial griegos y siríacos. Los hebreos eran en su mayoría labradores industriosos, austeros y piadosos.

El limitado autogobierno que Roma les concedía era ejercido por el Sanedrín o Consejo de Ancianos: 71 miembros bajo la autoridad de un Sumo Sacerdote y dividido en dos fracciones; la nacionalista y conservadora de los saduceos y la de los fariseos, de los teólogos a lo que hay que agregar la secta de los esenios.

El desierto de Jesús, nuestro desierto, el desierto de los otros

“El éxodo de la esclavitud a la libertad no es un camino abstracto. Para que nuestra Cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad.” Recordemos el método cristiano: ver-juzgar-actuar y celebrar.

Cuando en la zarza ardiente el Señor atrajo a Moisés -dice Tancredi -y le habló, se reveló inmediatamente como un Dios que ve y sobre todo escucha: «Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel» (Ex 3,7-8).

Moisés
Moisés

“Cuando recibimos a Cristo, fuimos liberados de la esclavitud del pecado y de nuestra antigua naturaleza pecaminosa: somos nueva criatura con nueva naturaleza.

Pero, como aquellos hijos de Israel, muchos de nosotros nos sentimos incapaces de vivir la vida abundante que nuestro Señor prometió. Aunque la mayoría de los cristianos de hoy probablemente no pasarán por un desierto literal, muchos hemos luchado con enfermedades, problemas financieros o problemas interpersonales. Y hoy cuando las políticas de ajuste en lugar de recaer en los ricos cabalgan sobre los hombros de los trabajadores. Y la falta de libertad se torna dramática cuando estos se encuentran en la imposibilidad de poner un hueso en la olla para darle de comer a sus hijos…”

La indiferencia, la falta de respuestas, el destrato permanente revelan de manera diversa que a nadie le importa lo que les sucede. Se exponen durante horas a filas interminables para acceder a turnos lejanos que solo alimentan la angustia y reflejan la enorme inequidad y exclusión social. La injusticia por la suspensión o no entrega de medicamentos acrecientan el desamparo.

Mientras tanto, la gran mayoría, hermanos y hermanas oprimidos, además de padecer los avatares propios de una enfermedad a veces terminal, sufren directamente la imposibilidad de no poder acceder siquiera al sistema de salud o al tratamiento médico necesario.

Los buitres al acecho

A no pocos no les interesan los pobres, ni el descenso de la clase media, ni los pibes de la calle, ni las familias desquiciadas; aguardan el total desmantelamiento del Estado para descender con los fondos buitres sobre los recursos naturales de una nación sin defensas.

Católicos: encontrémonos rezando por los que sufren el próximo jueves Santo en avenida de Mayo y 9 de Julio a las 20 horas. Caminemos unidos resistiendo la opresión por medio del hambre y la pobreza, la falta de medicamentos, la falta de pan, de tierra, de techo y de trabajo que sufre el 50% de pobres, frente a la insensibilidad de los funcionarios, ante la demolición de las organizaciones populares, ante la represiones e injusticias judiciales…

En esta Cuaresma cuando nos preparamos para la celebración de la Pascua y le pedimos que Dios quiera que sea una Pascua activa. Participemos en la procesión del próximo jueves 28.

“Él nos guía a la libertad”, dice Francisco. Y desde esa libertad, desde ese encuentro con Dios logras descentrar la mirada para ver la realidad, para reconocer y empatizar a tu alrededor con el dolor de muchos otros, en especial, los desplazados y los condenados de esta tierra argentina.

(Enrique Breccia)
(Enrique Breccia)