Convocan a una marcha el 14 de abril frente a Tribunales: María sobrevivió una vez, pero la justicia no la protegió y su ex esposo la asesinó frente a sus hijos

A María Isabel Speratti su ex pareja la intentó matar dos veces. En el 2021 la salvaron sus hijos. El 16 de marzo murió por salvar a sus hijos. La justicia no caratuló la causa como “tentativa de femicidio”, no detuvo al agresor, no la protegió y no pidió el monitoreo electrónico (a través de una tobillera) del asesino. Sus amigas de un grupo de ayuda contra la violencia convocan a una marcha el 14 de abril frente Tribunales y piden #JusticiaParaMaría.

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María junto a su hermana Rocío en la marcha del 8 de marzo para luchar por los derechos de las mujeres. Ella pidió ayuda y la justicia permitió que la asesinaran
María junto a su hermana Rocío en la marcha del 8 de marzo para luchar por los derechos de las mujeres. Ella pidió ayuda y la justicia permitió que la asesinaran

María Isabel Speratti sobrevivió a una tentativa de femicidio el 16 de julio del 2021. Pero no sobrevivió a la desidia del Estado, a la falta de escucha de la justicia, a la ausencia de protección real y al plan del femicida para volver con un arma y matarla delante de sus hijos. María sobrevivió una vez. La segunda vez, el 16 de marzo del 2023, el femicida terminó de concretar su advertencia. Él la mató y el Estado dejó que la maten.

Era un crimen evitable y no se evitó. No se puede mirar para el costado. María tiene que ser un freno para entender que a la violencia machista no se la frena sin un cambio cultural, pero que no se puede esperar el cambio cultural sin poner escudos. Los agresores peligrosos tienen que estar monitoreados con tobilleras electrónicas o duales para que la mujer accione un botón de pánico y la policía pueda monitorear si el violento se acerca a una zona que tiene prohibida y en donde podría hacer daño.

Ya no se puede esperar más. Si una mujer dice no es no, pero ese no tiene que tener defensas. Y se tiene que disponer de objetos de monitoreo a los agresores que son capaces de cualquier cosa con tal de lastimar a sus ex parejas. Es crucial proteger a las víctimas. Mientras que las mujeres que denuncian y se encuentran en una situación de alto riesgo deben ser protegidas, no con una prohibición de acercamiento que se sopla como un papel en el viento y que desprotege a quien denuncia, sino con custodia, con tecnología, con refugios o con lo que sea necesario para que sobrevivir no sea un milagro, sino un derecho.

María Isabel Speratti participaba de un grupo de ayuda para mujeres víctimas de violencia y participaba de marchas para reclamar contra los femicidios
María Isabel Speratti participaba de un grupo de ayuda para mujeres víctimas de violencia y participaba de marchas para reclamar contra los femicidios

María resistió. María pidió ayuda. María denunció. María dijo que la habían intentado matar. María alzó la voz. María salió a protestar. María dejo mensajes contando su desesperación a sus amigas. María no bajó la cabeza. María fue a hablar con la justicia. María increpó al juez de su causa. María fue a la fiscalía. María pidió que cambien la caratula de su causa. María increpó a los jueces para que la cuiden. María dijo que la habían querido matar. María advirtió que iban a intentar terminar lo que habían empezado. María protestó para que no maten a ninguna mujer. Se separó. No volvió a ver a su agresor. No aceptó bajar la denuncia por “sus hijos”, como le pedía la familia del asesino. María salió del auto cuando vio a su ex pareja con un arma. Puso el cuerpo para salvarle la vida a sus hijos. María hizo todo (y mucho más de lo que tenía que hacer) para vivir. María fue asesinada porque no la escucharon, no la defendieron, no les importó su vida.

“¿Sabés las veces que pedí cambio de carátula? Después que pasó esto (en julio de 2021), hasta que empezó la feria judicial de verano me iba una o dos veces por semana a la fiscalía. Era figurita repetida. Me conocían de memoria. El número de expediente ya ni lo buscaban. Cada vez que iba, pedía que cambien la carátula, cada vez, con todos los argumentos. Hablé con el secretario del fiscal, con el fiscal, con otro secretario, con Asistencia a la Víctima que atiende telefónicamente en La Plata. He pedido que hagan pericias en el teléfono de él, a la cuenta de Google, con los buscadores, con las cosas que ha buscado, para probar la premeditación que tenía todo lo que él hizo. Nunca me dieron bolilla, de nada. Me han subestimado, me han ninguneado. Así todo el tiempo”, dice, decía, María Isabel Speratti, en un audio de WhatsApp, que le mandó a sus compañeras de grupo de víctimas de violencia de género, de la organización Shalom Bait.

María había sufrido un intento de asesinato y la justicia lo minimizó aduciendo que se trataba apenas de lesiones. Ella había pedido que se caratule como tentativa de femicidio y que no pase de tentativa a femicidio a secas. “Me han ninguneado”, se quejaba María. El 16 de marzo (8 días después del 8 de marzo, el día de las mujeres), un día después de contarle a sus amigas, que la justicia no se había tomado el trabajo ni de peritar lo que había googleado su agresor para verificar su premeditación y peligrosidad, María fue asesinada. Todas las muertes duelen. La de María duele hasta los huesos. María pidió vivir. Y no la escucharon. Y muestra que las muertes de mujeres por ser mujeres son evitables y deben ser evitadas sin darles vuelta la cara.

"Todo lo que hacen no es suficiente", dijo María Isabel Speratti en una charla sobre violencia de género en Cañuelas y dijo: "El Estado me vuelve a violentar".

María, de 40 años, fue asesinada por su ex marido, Gabriel Alejandro Nuñez, en Cañuelas, Provincia de Buenos Aires. Ella estaba saliendo de su casa para llevar a los hijos (de ella y Nuñez), de 18 y 15 años, a la escuela. María llegó a avisarle a sus hijos que su progenitor estaba con un arma para que se refugien y no salgan lastimados o pierdan la vida. Él le pegó tres tiros. Ella había sobrevivido gracias a que el mayor de sus hijos (que, en ese momento tenía 15 años) se escapó de la casa mientras Nuñez ahorcaba a María y le pidió a una vecina que llame a la policía. El agresor no cumplía con la obligación alimentaria pero pidió la revinculación con sus hijos que no lo querían ver después de intentar matar a su mamá. Lo volvieron a ver con un arma que le quitó la vida a ella y su mamá a ellos.

Las tentativas de femicidio no pueden ser subestimadas, hay que generar una calificación de casos de alto riesgo y subir la protección a quienes corren peligro, los agresores peligrosos (y las pericias informáticas son claves para verificar si dejan huellas de sus intenciones) tienen que ser monitoreados por tobilleras electrónicas conectadas con policías provinciales o locales. La Ley Micaela tiene que implementarse, pero no es suficiente si una mujer corre riesgo de vida. Los grupos para varones son una opción para generar cambios pero en casos leves y no de tentativas de femicidio y, mucho menos, para que la justicia se lave las manos y deje a las mujeres con un gatillo en la cabeza.

Las tobilleras electrónicas tienen que ser pedidas por la justicia sin dilaciones. Las víctimas tienen que pedir este recurso y el Poder Ejecutivo tiene que ponerlos a disposición sin burocracia, ni dilaciones. No pueden ser objetos difíciles de pedir, conseguir o implementar. La prevención tiene que ser esencial para salvar la vida de las mujeres amenazadas por varones violentos. No hay nada más importante que salvarle la vida y las herramientas que pueden salvar la vida no pueden faltar, ni escatimarse.

Las amigas, compañeras de grupo y familiares de María juntan fondos para poder sostener a sus hijos y llevar a cabo la lucha para que haya justicia
Las amigas, compañeras de grupo y familiares de María juntan fondos para poder sostener a sus hijos y llevar a cabo la lucha para que haya justicia

Los programas contra las violencias no pueden quedar compartimentados en diversos ministerios y echarse flechas sobre a quién corresponde proveer abogados/as, tecnología de dispositivo duales (botón antipánico y tobilleras), custodia, ayudas para poder mudarse o refugios cuando el riesgo es muy alto. El Estado es responsable y debe cumplir con la responsabilidad de concretar las leyes vigentes que fueron aprobadas, pero que hoy son letras muertas (se votó que haya patrocinio jurídico pero María no podía conseguir un abogado o abogada y esa falta de cumplimiento con las normas es inadmisible 7 años después de Ni Una Menos), poner a disposición los recursos existentes y generar nuevas metodologías que no sean abstractas, sino formas de protección reales y tangibles.

La entidad que se encarga de prevenir la violencia tiene que controlar (y demandar) el presupuesto para terminar con esta y para que los agresores no puedan romper las perimetrales sin levantar una alerta que proteja, de verdad y sin cháchara, a las víctimas. La ley de patrocinio jurídico gratuito no puede quedar en los recuerdos del efecto “Ni Una Menos”. La norma fue aprobada por consenso, en el 2015 y hoy no se cumple. El Poder Legislativo debe pedir explicaciones para que se ponga en práctica y el Poder Ejecutivo debe poner los recursos para que las abogados y abogadas estén disponibles para las mujeres que necesitan herramientas legales para salvar su vida.

Las mujeres víctimas de violencia machista deben contar con una abogado o abogado gratuito sin dar mil vueltas o sacarse la lotería de embocar a uno o dos profesionales por provincia. Las leyes se tienen que cumplir, la lucha contra la violencia debe unificarse sin dividirse en áreas diferentes por territorio y por secretarías o ministerios y la protección a las víctimas tiene que blindarse sin dejar agujeros por donde entren las balas que quiten la vida.

El 14 de abril, a las 10 de la mañana, se convoca a una marcha con la consigna #TodasSomosMaría #JusticiaporMaría
El 14 de abril, a las 10 de la mañana, se convoca a una marcha con la consigna #TodasSomosMaría #JusticiaporMaría

María trabajaba en la feria artesanal de San Telmo (en Defensa, entre Moreno y México) y este domingo se montó un santuario en su memoria. Y, por el futuro de todas, se convocó a una marcha el 14 de abril, a las 10 de la mañana. A la concentración convocan Shalom Bait, la organización en la que ella participaba en un grupo de mujeres para ayudarse a salir de la violencia, Amnistía Internacional, Ni Una Menos, ABOFEM, Colectivo Yo Sí Te Creo, LATFEM y Thelma Fardín. También están movilizando para que haya justicia por este caso las periodistas Mariana Iglesias, Mariana Carbajal, Ingrid Beck, Noelia Barral Grigera, Florencia Alcaraz, Silvina Molina, Ana Correa, Marcela Ojeda, la artista Lala Pasquinelli y la ilustradora Romina Ferrer.

María Isabel Speratti es una de las 77 víctimas de femicidio que perdieron la vida, desde el 1° de enero al 31 de marzo de 2023, según el informe del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano” que dirige La Casa del Encuentro. Sus hijos forman parte de 99 hijas e hijos que se quedaron sin madre y del 56% que son menores de edad. María murió, igual que el 65% de las mujeres, en su hogar. Entre las 77 mujeres que murieron por ser mujeres, solo 9 habían denunciado. Muchas, seguramente, se asustaron o se desalentaron por la burocracia y la indiferencia. María denunció. El Estado no la protegió.

María forma parte de las mujeres que se casaron y que nunca creyeron que se acostaban todas las noches con la persona que les iba a quitar el aire. Pero María no se quedó dormida frente a esa realidad. Hizo todo para salir del matrimonio como amenaza. Pidió que la ayudaran. Le dieron la espalda. Ella marchó por otras. Ahora la marcha es por ella, por sus hijos, por sus hermanas, por sus amigas y para que, en nombre de María, la justicia no les quite el aire y la vida, a las mujeres que luchan por sobrevivir.

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