¿Qué nos dejó febrero?: ortodoxia y heterodoxia, y una oferta fluida de divisas hacia delante

La liquidación récord de febrero y el tímido aumento de los créditos en dólares, son ya señales positivas para esperar mayor fluidez de divisas en los próximos meses

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El ministro de Economía Martín Guzmán y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce
El ministro de Economía Martín Guzmán y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce

Cerró febrero con un marco opuesto al escenario anticipado. El Gobierno practicó una clara ortodoxia fiscal, que se trasladó a lo monetario. Tras emitir $2,1 billones en el 2020 (de los cuales 95% financiaron al gobierno), en los primeros dos meses del año no hubo “asistencia fiscal”, lo que significó una contracción monetaria, reflejando que el ahorro fiscal va al equilibrio monetario.

En efecto, durante el primer bimestre, el Gobierno fue una fuente adicional de contracción monetaria por $27 mil millones; específicamente, contrajo en enero unos $53 mil millones –recordemos que hubo superávit primario–, y en febrero sólo usó $26 mil millones, que anticipa un equilibrio fiscal en ese mes. A la par, de un BCRA que siguió aspirando pesos a través de la deuda remunerada y las ganancias cambiarias por el uso de reservas compradas al tipo de cambio oficial y vendidas para equilibrar el mercado de MEP y CCL.

Así el escenario, la BM en promedio decreció 0,2% mensual y 39% interanual (que “explicaría” la inflación en unos meses). Ahora, todo este proceso no es gratis: la deuda remunerada del BCRA creció al 96% interanual, y generará expansión por intereses hacia adelante.

Un escenario que, aunque pueda resultar “transitorio”, estaría mostrando una menor oferta monetaria y una mayor demanda de pesos (por la inflación y el nivel de actividad); y en consecuencia, llevar a una menor inflación y una mayor tranquilidad cambiaria. En esta línea, de hecho, se corrobora la caída de la velocidad de dinero en el primer bimestre; y un BCRA que redujo el ritmo de devaluación del 3,7% en enero al 2,9% en febrero medido entre puntas (y que apuntaría a ser menor en marzo).

Incluso entendemos que esta dirección, se podría mantener por algunos meses más. En marzo “ayudaría” el impuesto a la riqueza, y desde abril en adelante las mayores retenciones. Una nueva etapa del plan Durar para llegar “mejor” a las legislativas.

Una mayor oferta de divisas

En varios informes, comentamos los retrasos de las exportaciones de diciembre por los problemas de logística sobre el Paraná. Las mismas fueron más que compensadas en enero por la suba de los precios externos (o términos del intercambio) y del volumen de las MOA.

Pero febrero también operó con similar sesgo dada la liquidación récord del sector agropecuario. Esta alcanzó cerca de USD 1.810 millones, superando en un 54% el promedio de los febreros desde 2007 al 2020. Ello anticiparía que el incremento de las exportaciones del segundo mes del año, fue por mayores precios y volumen embarcado.

Así en el bimestre, la liquidación alcanzó USD 3,95 mil millones, superando en un 44% el promedio registrado en el mismo período de entre 2007 y 2020. De hecho, la fuerte liquidación del agro en febrero también llevó a que las retenciones alcancen USD 726 millones (por mayores precios externos y volumen), cuando las de febrero 2020 fueron de unos USD 194 millones. Es decir, un incremento de más de USD 530 millones interanuales (todos para el gobierno nacional).

Febrero también operó con similar sesgo dada la liquidación récord del sector agropecuario. Esta alcanzó cerca de USD 1.810 millones, superando en un 54% el promedio de los febreros desde 2007 al 2020

Ahora bien, hacia delante (¿hasta julio quizás?), el efecto retenciones podría explicar una menor emisión fiscal. Y básicamente, porque son “varias” las razones que llevarían a los productores a un menor incentivo a retener, y por ende, a mantener fuertes los ingresos del Tesoro por este lado.

Entre ellas, un riesgo de precios externos equilibrado (a la baja por buenas cosechas en el Hemisferio Sur y al alza por la incertidumbre climática en el Hemisferio Norte), como también una tasa de devaluación del peso bajando hacia 25/30% interanual, menor a las tasas activas y pasivas en moneda local; e instrumentos de cobertura por los pesos recibidos sin “fuertes costos”.

En consecuencia, los exportadores tendrían un fuerte incentivo a intermediar entre granos y subproductos debido al diferencial de retenciones con los productores. Ello significaría que los precios en el mercado interno, serían mayores que los internacionales netos de retenciones.

Sin ir más lejos, la liquidación récord de febrero y el tímido aumento de los créditos en dólares, son ya señales positivas para esperar mayor fluidez de divisas en los próximos meses. En tanto, que un escenario con “pocos” pesos por inasistencia fiscal, también favorecería a una baja gradual de la brecha.

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