Quiénes son las personas que pueden requerir suplementos de vitamina E para combatir el hígado graso

El potencial antioxidante de la vitamina E la convierte en una opción considerada para pacientes con enfermedades hepáticas

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Las personas con enfermedades hepáticas
Las personas con enfermedades hepáticas crónicas deben consultar a un especialista antes de iniciar vitamina E. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El hígado graso es una afección que registra un aumento en su prevalencia y plantea desafíos en el manejo clínico.

En este sentido, entre las estrategias complementarias, la suplementación con vitamina E ha sido considerada debido a su potencial antioxidante.

Y es que aunque los beneficios de la vitamina E en la salud hepática son ampliamente respaldados por la ciencia, se suele sugerir que estos se obtengan de manera natural mediante el consumo de alimentos y bebidas ricas en dicho nutriente.

En casos muy específicos, existen personas que pueden ser candidatas al uso de suplementación para acelerar el proceso de regeneración del hígado y la disminución de la fibrosis.

Sin embargo, el uso de suplementos de vitamina E en quienes padecen hígado graso debe realizarse bajo estricta supervisión médica, ya que la evidencia se centra en casos específicos y no todas las personas con hígado graso se benefician de la suplementación.

Analizar los beneficios y advertencias resulta fundamental para determinar en qué casos puede ser una opción terapéutica bajo supervisión médica.

La suplementación con vitamina E
La suplementación con vitamina E se estudia como estrategia complementaria para el tratamiento del hígado graso. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Cuáles son los riesgos de usar suplementos de vitamina E para las personas que padecen hígado graso

El uso de suplementos de vitamina E en personas con hígado graso puede tener efectos tanto potencialmente beneficiosos como riesgos, por lo que su administración debe estar siempre supervisada por un profesional de la salud.

Entre los principales riesgos de un uso inadecuado se encuentran los siguientes:

  • Dosis elevadas: El consumo en dosis altas (superiores a las recomendadas) puede aumentar el riesgo de sangrado, especialmente en quienes toman medicamentos anticoagulantes, debido al efecto de la vitamina E en la coagulación.
  • Toxicidad: La vitamina E es liposoluble y se almacena en el organismo, lo que incrementa la posibilidad de toxicidad si se abusa de los suplementos, manifestándose con síntomas como fatiga, debilidad o problemas gastrointestinales.
  • Interacciones farmacológicas: Puede interactuar con otros medicamentos que suelen prescribirse en pacientes con enfermedades hepáticas, alterando su eficacia o favoreciendo efectos adversos.
  • Falta de control médico: El uso sin control médico puede enmascarar otros problemas o agravar el estado del hígado si existen otras condiciones no diagnosticadas.
La supervisión médica resulta fundamental
La supervisión médica resulta fundamental al considerar la vitamina E como terapia para el hígado graso. Foto: (iStock)

Quiénes son las personas que son candidatas a usar suplementos de vitamina E

Las personas candidatas a usar suplementos de vitamina E son aquellas que presentan deficiencia de esta vitamina, detectada a través de estudios médicos. Entre los principales grupos se encuentran:

  • Personas con trastornos de absorción de grasas, como quienes padecen fibrosis quística, enfermedad celíaca o enfermedad de Crohn.
  • Individuos con enfermedades hepáticas o pancreáticas crónicas.
  • Personas con algunas enfermedades genéticas que afectan el metabolismo de la vitamina E.
  • Recién nacidos prematuros, ya que pueden tener reservas bajas de esta vitamina.
  • Adultos mayores con dietas pobres en grasas saludables y nutrientes antioxidantes.

Como mencionamos antes, la suplementación debe realizarse bajo indicación y supervisión médica, ya que el exceso de vitamina E puede tener efectos adversos.