Qué elementos debe llevar un nacimiento y cuál es su significado, según la tradición navideña

La costumbre de montar el nacimiento en hogares mexicanos refleja una síntesis de creencias y prácticas que han evolucionado

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Cada figura del tradicional nacimiento
Cada figura del tradicional nacimiento cuenta con un propio significado dentro del hogar. Foto: (iStock)

En las celebraciones navideñas de México, el Nacimiento o Belén se erige como un símbolo fundamental de la identidad cultural y religiosa, fusionando tradiciones cristianas con expresiones populares que han evolucionado a lo largo de los siglos.

Este montaje, más allá de su función ornamental, transmite valores espirituales, familiares y comunitarios que se perpetúan de generación en generación, según especialistas en cultura y antropología mexicana.

La disposición de cada figura en el nacimiento responde a un propósito específico, y su significado trasciende lo decorativo para convertirse en un reflejo de la cosmovisión nacional.

Un elemento distintivo de la tradición mexicana es la inclusión del diablito, figura que se coloca alejada del pesebre y cuya presencia no responde a criterios estéticos, sino a una función simbólica: representa las tentaciones y las dificultades humanas, recordando la lucha entre el bien y el mal. Esta particularidad, ausente en otros países, subraya la dimensión moral y didáctica del nacimiento en México.

Más que una decoración, el
Más que una decoración, el nacimiento tiene un significado espiritual dentro de cada familia. Foto: (iStock)

El corazón del pesebre lo constituye la Sagrada Familia. El Niño Dios, que se coloca tradicionalmente el 24 de diciembre, simboliza la esperanza, el renacimiento y la llegada de la luz espiritual. La Virgen María encarna la maternidad, la protección y la fe, mientras que San José representa la fortaleza, el trabajo y el papel de guía familiar.

En la tradición mexicana, la colocación del Niño Dios se acompaña de una ceremonia íntima y afectuosa conocida como “arrullar al Niño”, en la que participan familiares y vecinos, reforzando el sentido comunitario de la celebración.

El entorno del nacimiento también posee un profundo simbolismo. El pesebre o cuna del Niño Dios alude a la humildad, recordando que la esperanza surge de lo sencillo. El portal o establo, elaborado con materiales como madera, barro o elementos naturales, representa el refugio y el cobijo. El paisaje se completa con musgo, piedras, aserrín pintado y ríos confeccionados con papel aluminio, elementos que reflejan la integración entre naturaleza y espiritualidad en el imaginario mexicano.

Los Reyes Magos —Melchor, Gaspar y Baltasar— se incorporan al nacimiento el 5 de enero, en vísperas de la Epifanía. Estas figuras simbolizan la sabiduría, aludiendo a las antiguas culturas del mundo; la fe, por emprender un largo viaje guiados por una estrella; y la diversidad, ya que representan distintas regiones y razas, recordando que el mensaje navideño es universal.

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Para las familias mexicanas colocar un Nacimiento tiene un significado propio que se construye dentro del hogar. Foto: (iStock)

En la parte superior del portal suele ubicarse el ángel, que representa la paz y las buenas noticias. La estrella de Belén, por su parte, simboliza la guía espiritual. En muchos hogares mexicanos, se coloca una estrella luminosa para reforzar la idea de luz y esperanza.

Los pastores constituyen otro elemento esencial en los nacimientos mexicanos. Representan al pueblo trabajador y humilde, siempre dispuesto a adorar, y funcionan como un puente entre la vida cotidiana y la fe. Los regalos que portan —pan, frutas, animales— son expresión de gratitud y ofrenda.

La presencia de animales como el buey y la mula, habituales en casi todos los nacimientos, simboliza la paciencia, la quietud y la compañía. Otros animales, como borregos, gallinas o patos, evocan la abundancia y la armonía con la naturaleza.

Cada uno de estos elementos contribuye a que el nacimiento no solo sea un adorno, sino un relato visual que transmite valores y creencias, consolidando su papel como uno de los símbolos más arraigados de la Navidad en México.