El 19 de septiembre de 2017 marcó su vida y su música: así nació “Ése 19″, una canción dedicada al sismo que sacudió San Gregorio

La comunidad y la empatía fueron clave para que la familia Torres Mata pudiera salir de su casa en ruinas y enfrentar la emergencia

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La canción 'Ése 19', compuesta
La canción 'Ése 19', compuesta por Los Panzones trata sobre el duelo y la esperanza de la familia tras perder su casa en el sismo de 2017. | (CRÉDITO: Jovani Pérez, Infobae México)

“Puede ser un martes cualquiera y de repente todo cambia… tu cotidianidad se rompe, creo que nunca piensas en que puedes vivir una catástrofe o que puedes ser testigo de una tragedia”, afirma Diego Torres Mata, bajista de la banda Los Panzones —integrada por sus hermanos y amigos—, al recordar el sismo del 19 de septiembre de 2017.

La tarde del terremoto, la familia Torres Mata enfrentó uno de los momentos más críticos de su vida. El estruendo de la tierra alteró la rutina y, en cuestión de segundos, su hogar de dos niveles se desquebrajó ante sus ojos; macetas, vidrios y muros cayeron por todas partes.

“Es una escena de película… ves cómo todo explota, cómo todo se cae, cómo todo se rompe. Me tocó ver que mi madre, Patricia Mata, que estaba lavando ropa, se agarró de la lavadora. Con todo el movimiento y el peso, se le fue encima”, relata. A pesar de lo ocurrido, la señora consiguió refugiarse, pero segundos después un muro la aplastó.

Diego tenía un esguince en el tobillo porque días antes se había lastimado jugando fútbol. Recuerda que, al inicio del movimiento, intentó resguardarse principalmente a sí mismo, aunque al ver a su madre bajo los escombros, expresó: “Me entra una sensación de euforia, pensé ‘quiero rescatar a mi mamá’… intenté bajar por ella", pero su hermano Irving Torres —el baterista en la misma banda— lo detuvo. “Gracias a ello, me salvó la vida, porque comenzaron a caer pedazos de techo”.

Este acto les permitió llegar hasta su madre, quien permanecía atrapada bajo un muro de aproximadamente un metro veinte por cincuenta centímetros, sostenido solo por una varilla. Este elemento evitó que todo el peso del bloque cayera sobre la pierna de la afectada.

La dificultad para liberarla fue extrema, hasta que todo cambió con unas palabras clave: “Las palabras mágicas de mi mamá fueron: ‘me duele mi pierna’. Al escuchar eso… no sabemos de dónde sacamos fuerzas, pero retiramos la pared y la pudimos sacar”, relata el bajista.

Ante estas palabras, los hermanos encontraron la fuerza suficiente para quitar el fragmento de pared y poner a salvo a su madre, quien solo sufrió una luxación de rodilla, lesión que no se agravó gracias a la rápida intervención de sus hijos.

El siguiente pensamiento fue para la abuela, Guadalupe Páez Jimenez . “También está mi abuela, ¿no? Hay que ver dónde está y cómo está”. Ella se había resguardado aferrándose a un cancel y no se soltó. “Mi mamá cuenta que ella estaba haciendo el movimiento de un compás mientras todo se caía a pedazos”. A pesar del colapso del cuarto de la abuela, resultó ilesa.

Salir de la vivienda representó otro desafío. Diego Torres recuerda “Nuestro zaguán no abría… intenté abrir el candado, una hoja, pero la casa estaba encima. No podía con el peso de mi madre e intentaba patearlo, pero no se abría”, rememora. Pidió ayuda a gritos y los vecinos se acercaron: “Nos ayudaron a retirar esa hoja del zaguán, nos la retiraron completa. Así pudimos salir de la casa que estaba en ruinas”.

San Gregorio Atlapulco, un pueblo hecho polvo

Los Panzones comparten la historia
Los Panzones comparten la historia de su familia y la comunidad tras el Sismo del 19 en Xochimilco. CRÉDITO: Instagram (@diego_elkanangas)

Al exterior, el impacto fue evidente. La casa de la familia Torres Mata se encuentra en el pueblo de San Gregorio Atlapulco, en la alcaldía Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, la zona más afectada de la demarcación: viviendas colapsadas, daños estructurales y personas fallecidas.

Diego Torres narra que, al salir a la calle, no dimensionó la catástrofe: “Escombros, polvo, crisis por todos lados”. Los hermanos aseguraron a su abuela y madre en una banqueta, frente a la iglesia de San Gregorio, donde uno de los arcos del atrio había derrumbado y causado la muerte de varias personas. Después, regresaron a su casa para recoger pertenencias importantes y cerrar las llaves de gas y agua.

Asegura, que la emergencia evidenció la fortaleza de la comunidad. “Es muy curioso, con algunos vecinos no cruzas palabras en lo cotidiano, pero en ese momento parecían tu familia… fue impresionante ver todo el apoyo, ver toda esa empatía, esa responsabilidad hacia el prójimo”.

Irving y Diego Torres, a pesar de que su casa estaba entre las más afectadas, no dudaron en tomar las palas y ayudar a rescatar a los vecinos atrapados entre las ruinas.

El padre, Homero Torres Páez, y el hermano mayor, Homero Torres Mata, se encontraban en otras zonas: uno trabajaba en una secundaria en Iztapalapa y el otro en Coapa, lo que hizo imposible el contacto directo durante las primeras horas de la emergencia.

Durante el traslado a su casa, observaron la cantidad de personas ayudando con picos y palas. “Cuando llegan aquí, se encontraron con el pueblo hecho polvo… afortunadamente somos una familia conocida en el pueblo, desde el primer momento nos acompañaron muchas personas para poder salir de la situación”, narra Diego.

“Todo lo cotidiano es arte”

Diego Torres muestra cómo colapsó su hogar Crédito: Instagram (@diego_elkanangas)

Después de perder su casa en el sismo, la familia Torres Mata encontró en la música una forma de resistir ante la adversidad.

El día del derrumbe no solo dejó escombros, también surgió una necesidad urgente de expresar el dolor y la incertidumbre por lo que vendría. La guitarra y las voces se convirtieron en refugio emocional.

La familia siempre ha estado ligada a la música con su banda: Los Panzones, donde los tres hermanos y sus amigos —Ángel Francisco Velázquez (guitarra) y Jorge Delgadillo (acordeón)— organizaron tocadas para financiar la construcción de un nuevo hogar. En ese contexto, un productor musical les ofreció lanzar un álbum, así comenzaron a ensayar, componer y crear nuevas canciones.

La canción “Ése 19” nació durante una reunión familiar, con los recuerdos del desastre todavía frescos. Uno de los miembros relató: “La primera vez que tocamos la canción, todos terminamos llorando. Fue muy catártico, porque era darle sentido a todo el esfuerzo, al dolor, y darnos cuenta de que seguimos aquí. ‘Se cayó mi casa, mi ánimo’, decíamos”.

Video musical de 'Los Panzones', tras perder su casa en el sismo de 2017. Crédito: Youtube | Los Panzones

Tocar juntos ofreció un espacio íntimo para la catarsis y la esperanza. La melodía sirvió para narrar el duelo y para mirar hacia el futuro.

Componer se volvió una rutina que permitió digerir lo vivido. Cada ensayo “Era como una terapia. Necesitábamos desahogarnos, sacar la energía para poder continuar”, recuerda Diego Torres, quien subraya el papel que la música jugó en su sanación.

Interpretar esta canción en público marcó un antes y un después en la experiencia de los Torres Mata y Los Panzones, consolidando la idea de que resistir puede adquirir nuevas formas y significados.

“Se cayó mi casa, no mi ánimo. Eso fue lo que aprendimos después de todo el desastre”, afirma el bajista de la banda, dejando un mensaje de resiliencia y reconstrucción emocional a partir del arte.