En el corazón de la milenaria cultura mexica, el huahtli, conocido hoy como amaranto, no era sólo alimento, sino símbolo de vida.
Su nombre en náhuatl significa “la partícula más pequeña dadora de vida”, y no es coincidencia. Esta diminuta semilla fue considerada sagrada por los pueblos originarios de Mesoamérica, quienes la integraron en rituales, ofrendas y su dieta diaria.
Hoy, siglos después, el amaranto sigue presente en la mesa de los mexicanos; sin embargo, aún existen dudas sobre su valor nutricional y qué tan saludable es su consumo.
¿Cuáles son los beneficios del amaranto?
El amaranto es considerado uno de los alimentos más completos y nutritivos de origen vegetal.
Destaca por su alto contenido de proteínas de calidad, ya que aporta todos los aminoácidos esenciales y supera en cantidad a granos como el maíz, el arroz y el trigo, de acuerdo con información de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Esto lo convierte en una opción ideal para personas que siguen dietas vegetarianas o veganas.
El perfil nutricional del amaranto contribuye a la salud cardiovascular por su aporte de grasas poliinsaturadas y su capacidad para regular los niveles de colesterol en la sangre.
Además, el hierro presente en este grano favorece a mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, y su riqueza en calcio, magnesio y fósforo ayuda a prevenir enfermedades óseas como la osteoporosis.
Otro aspecto relevante es su bajo índice glucémico, lo que promueve el rendimiento físico y mental y favorece funciones cerebrales. Este alimento, tradicionalmente conocido como “alegría”, también aporta antioxidantes que fortalecen el sistema inmunológico.
¿Cuál es la porción recomendada?
La cantidad recomendada de amaranto puede variar según la edad, nivel de actividad física y objetivos nutricionales de cada persona.
No obstante, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) sugiere una porción estándar de un cuarto de taza de amaranto tostado, lo que aporta aproximadamente 70 kilocalorías, 15 gramos de carbohidratos y 2 gramos de proteína.
Si se considera una medida más amplia, como 100 gramos, este cereal contiene 371 kilocalorías, 14 gramos de proteína, 7 gramos de grasa, 65 gramos de carbohidratos y 7 gramos de fibra.
Además de su excelente perfil energético, el amaranto es una fuente significativa de vitaminas A, B, C, B1, B2 y B3, así como de ácido fólico.
En cuanto a minerales, aporta calcio, hierro y fósforo, fundamentales para el fortalecimiento óseo, el buen funcionamiento muscular y la salud cardiovascular.
Es importante señalar que, al combinar el amaranto con ingredientes como miel, chocolate o frutos secos, común en productos tradicionales como las alegrías, su aporte calórico y nutricional se modifica.
Por ello, si se integra como parte de una dieta especial, es recomendable consultar a un profesional de la salud que pueda orientar su consumo de manera adecuada y personalizada.
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