Sadie, la heroica perra detectora de explosivos que salvó la vida de cientos en Afganistán

La princesa Alexandra reconoció los actos de Sadie, la labradora especialista en detección de armas y explosivos, durante los ataques de 2005 en Kabul, Afganistán

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Sadie detectó un artefacto explosivo a las afueras de los cuarteles generales de la ONU en Kabul en 2005. (Facebook/PDSA)
Sadie detectó un artefacto explosivo a las afueras de los cuarteles generales de la ONU en Kabul en 2005. (Facebook/PDSA)

La leal y valiente Sadie, una labradora de pelaje color negro, fue el orgullo de su batallón dentro de las Royal Army Veterinary Corps (RAVC) del ejército de Reino Unido. Era especialista en detección de armas y explosivos, artefactos que normalmente son difíciles de encontrar.

En noviembre de 2005, Sadie tuvo una actuación destacada durante un despliegue en Kabul, capital de Afganistán al detectar con éxito un artefacto explosivo frente a la sede de las Naciones Unidas (ONU).

El heroico acto y su invaluable apoyo la hicieron acreedora a la Dickin Medal, distinción que es otorgada por la People’s Dispensary for Sick Animals (PDSA) a la fauna por sus destacadas acciones en batalla y que recibió de la princesa Alexandra el 6 de febrero de 2007, durante una ceremonia efectuada en el Museo Imperial de la Guerra en Londres, Inglaterra.

El acto que salvó decenas de vidas

Sadie sirvió en Bosnia e Irak, pero sus actos en Afganistán quedaron inmortalizados en la historia. (Facebook/PDSA)
Sadie sirvió en Bosnia e Irak, pero sus actos en Afganistán quedaron inmortalizados en la historia. (Facebook/PDSA)

Sadie nació en 1996 y pronto comenzó su vida militar y de entrenamiento bajo las órdenes del RACV en Leicestershire, Inglaterra, sirviendo como perra especialista en detección de armas y explosivos gracias a las habilidades innatas de su raza.

Al finalizar su adiestramiento, fue enviada a los Balcanes e Irak, pero su historia quedó grabada para siempre luego de ser desplegada en Afganistán, junto a su manejadora, la cabo Karen Yardley en noviembre de 2005.

Yardley y Sadie fueron enviadas para buscar y detectar artefactos explosivos afuera de la sede de la ONU luego de un ataque suicida. Según informa la PDSA, una de las armas “favoritas” de los talibanes son los artefactos explosivos improvisados, que son difíciles de detectar y extremadamente devastadores, por lo que la ayuda de la labradora era vital para contrarrestar la amenaza.

Una de las tácticas más comunes de los talibanes era detonar un explosivo secundario poco después del estallido inicial. Al hacerlo podrían causar un máximo de víctimas, incluídos civiles y personal que apoya a los heridos.

El ataque en la sede de la ONU le arrebató la vida a un soldado e hirió a una decena más. Sadie buscaba artefactos explosivos secundarios y estaba entrenada para sentarse al lado del lugar donde detectara un detonante.

Sadie rápidamente entró a la acción, olfateó durante un par de segundos y se sentó y miró fijamente una de las paredes. Uniformados despejaron el área y el equipo de desactivación de bombas descubrió un artefacto explosivo improvisado de alta potencia escondido bajo sacos de arena detrás del muro que la perra veía con detenimiento.

La incomparable hazaña de Sadie salvó un incontable número de vidas y se ganó el reconocimiento de la PDSA, organización que la condecoró con la Dickin Medal, considerada como el equivalente animal de la Victoria Cross.

La medalla que reconoció sus acciones

La Dickin medal es el honor más grande que un animal puede recibir por sus acciones en combate. (Andre69/Wikicommons)
La Dickin medal es el honor más grande que un animal puede recibir por sus acciones en combate. (Andre69/Wikicommons)

La perra de nueve años regresó a casa y dos años después, en el Museo Imperial de la Guerra de Londres, recibió una medalla y una mención que decía: “Por su destacada valentía y devoción al deber en Afganistán en 2005. Sadie dio una indicación positiva cerca de un muro de hormigón explosivo [...] En el lugar del hallazgo de Sadie había una bomba diseñada para infligir el máximo daño. Sus acciones sin duda salvaron las vidas de muchos civiles y soldados”.

Durante la ceremonia de la presea otorgada por la princesa Alexandra, Yardley declaró que Sadie era su mejor amiga y que eran demasiado cercanas. Y dijo que esperaba poder adoptarla tras su jubilación, ya que “incluso” su madre quería quedarse con ella.

Yardley añadió que estaba encantada con que Sadie ganara la medalla por su valentía, ya que era una “perra encantadora” y se sentía muy orgullosa de ella.

En la ceremonia, un portavoz del Ministerio de Defensa declaró que cientos de “nuestros muchachos” deben sus vidas al “agudo olfato” de Sadie. “Definitivamente merece un honor y la medalla, no es algo que se pueda despreciar”, concluyó el vocero.

Tras la celebración, Sadie se convirtió en la sexagésima primera ganadora del premio y se retiró para vivir al lado de Yardley hasta el momento de su muerte en 2019.