La MetroCard de Nueva York vive sus últimos días para dar paso definitivo a OMNY en 2026

La emblemática tarjeta amarilla dejará de fabricarse tras 30 años de uso en el transporte público, mientras la transición al nuevo sistema permitirá reducir costos y modificar la gestión logística de la entidad

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La MTA concluye la producción
La MTA concluye la producción de MetroCard en Nueva York tras treinta años y adopta el sistema OMNY sin contacto. (REUTERS)

El icónico pase amarillo del transporte público de Nueva York, la MetroCard, dejará de producirse y venderse a partir de la medianoche del 31 de diciembre de 2025, marcando el cierre de una era en la movilidad urbana de la ciudad.

La Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) lo confirmó, poniendo fin a tres décadas en las que la MetroCard ha sido el principal acceso al sistema de metro y autobuses de Nueva York.

El cambio forma parte de la transición casi total hacia OMNY, el sistema de pago sin contacto que, según datos de The New York Times, ya se utiliza en más del 90% de los trayectos.

La MetroCard se mantuvo en circulación desde 1993

El proceso de fabricación de
El proceso de fabricación de la MetroCard, realizado en instalaciones de alta seguridad en Queens, finaliza en año nuevo. (REUTERS/Roselle Chen)

La MetroCard debutó en 1993 con el objetivo de reemplazar la ficha metálica, trayendo consigo una transformación para los usuarios del transporte público. La producción tuvo lugar en instalaciones de alta seguridad ubicadas en Maspeth, Queens, donde la MTA gestiona además el conteo y clasificación del efectivo de toda su red.

Personalidades como Myron McDaniel, gerente de producción desde la primera edición, estuvieron al frente del proceso. Durante años, máquinas en salas vigiladas codificaron hasta tres tarjetas por segundo, asignando a cada una un marcado único y programando la banda magnética para un número específico de viajes o días.

En los años de mayor demanda, la planta operaba durante dieciséis horas al día y llegó a producir hasta 180 millones de tarjetas anualmente. Según la cajera Karen Burnett, responsable de pedidos de tarjetas ilimitadas de siete días, la tarjeta tenía un valor equiparable al dinero: “Las MetroCards son como el dinero”, explicó mientras gestionaba una remesa valorada en $170.000 destinada a comercios y quioscos.

La producción incluía cerca de 50 variantes para distintos usuarios, entre ellos, estudiantes y empleados del transporte, disminuyendo casi a la mitad tras la introducción, en 2013, de un recargo de 1 dólar por tarjeta nueva.

La decisión de abandonar la MetroCard responde principalmente a razones de eficiencia y ahorro

La transición a OMNY permitirá
La transición a OMNY permitirá a la Autoridad Metropolitana de Transporte ahorrar más de USD 20 millones anuales en costos operativos. (REUTERS/Marcos Brindicci)

Desde la adopción de OMNY en 2019, la MTA estima que dejar de fabricar y distribuir MetroCards representa un ahorro anual de al menos 20 millones de dólares, según indicó a The New York Times. Antes, más de 3.000 tiendas minoristas vendían MetroCards, algunas superaban el millón de dólares en ventas por año, pero este año, los pedidos minoristas finalizaron y actualmente solo permanecen activas dieciséis máquinas expendedoras, frente a las más de 2.300 del pasado reciente.

El cierre de la producción impacta también a los trabajadores y la logística en la planta de Maspeth.

McDaniel detalló el antiguo procedimiento de “pick and pack”, en el que una máquina adaptada para envolver cacahuetes procesaba hasta cinco mil tarjetas por hora y señaló que el equipo de quince empleados se dedicará ahora a la expedición de tarjetas OMNY, un proceso menos demandante. “Básicamente, son de aquí”, afirmó refiriéndose al arraigo local de la MetroCard, aunque parte de la impresión se realizó en el Reino Unido.

Fuera de su función práctica, la MetroCard adquirió una dimensión cultural significativa

Los viajeros podrán utilizar o
Los viajeros podrán utilizar o transferir el saldo de sus MetroCards a OMNY tras el fin de su fabricación el 31 de diciembre. (REUTERS/Roselle Chen)

La MTA lanzó más de cuatrocientas ediciones especiales, algunas en colaboración con figuras y series de la cultura pop, como Notorious B.I.G., “Seinfeld” o “Juego de Tronos”, e incluso campañas insólitas. Actualmente, ciertas ediciones alcanzan precios superiores a los 10 dólares en plataformas de coleccionismo, consolidando su valor simbólico. Michael Ellinas, vicepresidente sénior de Control de Ingresos de la MTA, compartió su perspectiva: “Eso le da el toque secreto a la tarjeta”, declaró a The New York Times.

La llegada de OMNY y la despedida de la MetroCard dejan un sabor agridulce entre quienes participaron en su producción y distribución. La antigua sala de codificación se asemejará pronto a un moderno almacén, reflejando la evolución de la tecnología y de la movilidad en Nueva York.

Aunque la MetroCard abandona los torniquetes y el día a día de los neoyorquinos, su legado sobrevive tanto en el mercado de coleccionistas como en la historia popular de la ciudad. Puede que algún día ocupe un lugar inesperado en la memoria colectiva, como una pregunta curiosa en un conocido concurso televisivo, recordando su paso por la vida urbana de Nueva York, según destacó The New York Times.