El pasado como albañil de Luis Zahera en Estados Unidos antes de convertirse en actor: “Hice demolición en las Torres Gemelas”

El actor gallego vivió un año en Nueva York, donde trabajó en unas obras en los edificios que, diez años después, se derrumbarían por el impacto de los aviones estrellados en el 11-S

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Luis Zahera en 'Animal'. (Jaime
Luis Zahera en 'Animal'. (Jaime Olmedo/Netflix)

A día de hoy, el nombre de Luis Zahera figura en todas las listas de los actores de cine más conocidos en España. Consagrado como un ‘secundario de lujo’ en películas como Los lunes al sol, Celda 211, El Reino o As bestas, el actor ha ido recibiendo papeles cada vez más protagonistas en proyectos recientes como Pájaros, Tierra de nadie o Animal, la serie más vista en Netflix en España actualmente.

Ahora bien, Luis Zahera podría considerarse un actor cuya irrupción en el cine español podría considerarse tardía, al menos en las producciones de primer nivel. Con 25 años, de hecho, su vida pasaba muy lejos de los rodajes, en un momento en el que, en mitad de muchas dudas sobre su presente y su futuro, decidió hacer las maletas y marcharse a Nueva York.

Un mes en el World Trade Center

“Ahí estaba yo, entre abrigos de visón, pensando qué hacía con mi vida”, recuerda en entrevistas recientes. No sabía inglés ni contaba con una gran experiencia para ningún oficio al que se presentara, aunque ha señalado que “eso nunca fue un obstáculo”.

Durante casi un año, Zahera combinó trabajos como albañil, pintor, y empleado de guardarropa en un restaurante exclusivo. “Hice demolición en las Torres Gemelas”, ha asegurado más de una vez. Y es que el intérprete formaba parte de una cuadrilla integrada por gallegos y por portugueses. “Nos contrataron para la planta 64 de ‘Colgate’ y nos cargamos toda la planta, estuvimos como un mes”. Era 1991, así que faltaba una década para el trágico desenlace de esos edificios en el 11-S.

La imagen la tomó el fotógrafo de AP Richard Drew y nunca se supo la identidad del hombre

Durante su estancia en la ciudad, Zahera compartió piso con otros inmigrantes, soportó turnos extenuantes y aprendió que la incertidumbre de la emigración y el trabajo físico forjan no solo el cuerpo, sino también el temperamento. “Me tocó hacer de todo, pero nunca tuve miedo al trabajo. Lo que tocaba, se hacía”, ha reconocido. En aquellas jornadas, sumergido en polvo y cemento, halló la humildad y el coraje que, años más tarde, alimentarían la intensidad de sus papeles dramáticos. “A veces me digo: ‘hostia, todo esto para al final vivirlo solo’”.

Su ascenso posterior en el mundo del cine

Aunque Luis Zahera ya había participado en 1987 (21 años) en películas como Divinas palabras bajo la dirección de José Luis García Sánchez, las oportunidades para consolidar una carrera como actor profesional parecían lejanas al regresar de los Estados Unidos. De vuelta a Galicia, su entrada en la humilde comedia televisiva Pratos Combinados y la posterior participación en la telenovela Mareas Vivas, auténtico éxito autonómico en 1998, marcaron el inicio de una lenta ascensión.

El salto a nivel nacional se materializaría tras su trabajo en títulos como Los lunes al sol (2002) de Fernando León de Aranoa y Concursante (2007) de Rodrigo Cortés, así como en la serie de éxito Sin tetas no hay paraíso. Pero solo en 2009, gracias al papel que desempeñó en Celda 211 de Daniel Monzón, obtuvo una visibilidad mucho mayor, que lo llevó a convertirse en “uno de los gallegos más reconocidos del cine español”.

Entre 2016 y 2022, la colaboración con el director Rodrigo Sorogoyen en filmes como Que Dios nos perdone y As bestas resultó determinante para afianzar ese reconocimiento, coronado por dos Premios Goya a mejor actor de reparto. Según el propio Zahera, relatado en Babylon Show, durante mucho tiempo fue “uno de esos actores que vive con lo justo”, si bien ha sido solo cuestión de tiempo que el actor haya acabado consagrándose como uno de los rostros más reconocibles de nuestro cine.