“Es fea y pornográfica”: Copenhague retirará una estatua de ‘La sirenita’ por el tamaño de sus pechos y representar “el sueño erótico de un hombre”

Desde su presentación en 2006, la escultura realizada por Peter Bech ha sido objeto de varias polémicas por su voluptuoso aspecto

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Una bandera danesa ondea frente
Una bandera danesa ondea frente al Ministerio de Asuntos Exteriores en Copenhague. Al lado, la imagen de la escultura de 'La Gran Sirena', de Peter Bech.(REUTERS/Tom Little/Montaje de Infobae España)

El futuro de la escultura Den Store Havfrue, la Gran Sirena de Copenhague, mantiene a la opinión pública de Dinamarca dividida, mientras la pieza de 14 toneladas enfrenta un posible exilio de su actual ubicación en las afueras de la ciudad. Instalada inicialmente en 2006 en el muelle de Langelinie, cerca de la emblemática Sirenita (icono de la ciudad desde su instalación en 1913) e inspirada también en el relato de Hans Christian Andersen, la escultura de Peter Bech fue retirada en 2018 de ese lugar tras recibir denuncias de que era una “sirena falsa y vulgar”.

La estatua fue trasladada al Fuerte Dragør, a unos 15 kilómetros al sur, pero el pasado mes de marzo la autoridad de patrimonio comenzó a gestionar su futura remoción. Tal y como recogen los medios daneses, el propio municipio declinó recibir la escultura como donación, argumentando dificultades logísticas: Helle Barth, presidenta del Comité de clima, urbanismo y negocios local, justificó esta decisión en declaraciones recogidas por The Guardian: si bien se trataba de una buena oferta, la estatua “no encaja en el entorno histórico-cultural” y “es difícil encajarla. Ocupa mucho espacio”.

“Tiene los pechos más grandes, y probablemente ahí es donde radica el problema”

A pesar de que, en efecto, la estatua de Bech mide 4 metros de alto y 6 de largo, parece que el problema de la Gran Sirena tiene más que ver con su aspecto físico. Más en concreto, el tamaño voluminoso de sus pechos ha provocado una sonada polémica acerca de los cánones de belleza y la representación del cuerpo femenino en el espacio público. Así, si el crítico de arte Mathias Kryger la calificaba como una estatua “fea y pornográfica”, la sacerdotisa y periodista Sorine Gotfredsen expresaba en un artículo del periódico danés Berlingske lo siguiente: “Erigir una estatua del sueño erótico de un hombre sobre cómo debería ser una mujer es poco probable que promueva la aceptación de muchas mujeres de su propio cuerpo”.

Fotografía de la 'Gran Sirena'
Fotografía de la 'Gran Sirena' de Copenhague.

Gotfredsen añade en ese mismo texto que “es verdaderamente alentador que muchos consideren la estatua vulgar, poco poética e indeseable, porque nos estamos asfixiando en cuerpos autoritarios en el espacio público”. Una postura que Peter Bech, creador de la estatua, ha asegurado no comprender. “Los pechos de la figura de piedra son simplemente de un tamaño proporcional a su escala”, argumentaba al respecto. La monumentalidad de la figura buscaba, tan solo, responder a los comentarios de turistas que consideraban demasiado pequeña la famosa Sirenita de bronce que todos conocen de la capital danesa.

Juzgar la estatua se convierte en un ejercicio de ‘body shaming’

También desde Berlingske, y más en concreto a través de la voz de la periodista Aminata Corr Thrane, se ha advertido del riesgo de humillar públicamente a las mujeres por su físico, tachando el escrutinio de la escultura de body shaming. “¿Los pechos femeninos desnudos deben tener una forma y un tamaño académico específicos para que se les permita aparecer en público?”, pregunta esta editora de debates en el citado medio. En la misma línea, recuerda que la Gran Sirena “está un poco menos desnuda” que la estatua original, pero que es en el tamaño de sus pechos donde es probable que “radique el problema”.

A pocas horas de su llegada, Nicole Neumann junto a Manu Urcera y sus hijos disfrutaron del aire libre y recorrieron la capital danesa (Video: Instagram)

Mientras la controversia continúa, Bech sostiene que, pese al rechazo oficial, algunos habitantes del pueblo han manifestado aprecio hacia su obra y espera encontrar la manera de que la Gran Sirena permanezca. En palabras del artista, quienes viven cerca del Fuerte Dragør “le dicen a menudo que adoran su escultura”.