'Las cuatro hijas' dibuja la finísima línea por la que se despeñan dos jóvenes tunecinas

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Alicia G. Arribas.

Madrid, 6 feb (EFE).- Kaouther Ben Hania, que estrena este viernes en España el documental 'Las cuatro hijas', afirma en una entrevista con EFE que nunca tuvo reparos en contar la historia real de Olfa y sus hijas Ghofrane, Rahma, Eya y Tayssir, ni pensó que la película pudiera 'blanquear' que dos de estas jóvenes acabaran en el ISIS.

"Yo solo quise escarbar, entender el origen del mal. Y entender no significa juzgar. Eso quizá hoy día no es fácil, sobre todo con las redes sociales, donde todo el mundo pretende saber qué es la verdad. Pero si se me acusa por haber querido comprender, realmente pienso que estamos en un mundo hipersuperficial", responde airada la cineasta tunecina, que ha conmovido al mundo con la historia de estas mujeres.

La película, que continúa su carrera a por el Óscar 2024 como mejor largometraje documental, está contada a través de un original juego de espejos donde las protagonistas reales y las actrices que las interpretan en determinados momentos se intercambian los papeles.

"No me gustaba la idea de que los actores reconstruyeran sus vidas, necesitaba usar una forma más abierta con actores que hicieran preguntas, que pensaran y reflexionaran sobre el pasado con las auténticas protagonistas", afirma la tunecina en una entrevista con EFE por zoom.

Aunque no le da mayor importancia, la nueva estructura narrativa que ha creado es tan potente que engancha al espectador desde la primera escena, cuando la propia directora se muestra a cámara, nerviosa porque va a empezar a rodar (a negociar el rodaje, en realidad) con esta difícil 'madre-coraje', Olfa Hamrouni.

"Es una familia muy pobre, de clase baja, la vida familiar que se ve no es en absoluto corriente en Túnez, por eso me apetecía hacer una película sobre ellas, porque es una tragedia", explica.

Ben Hania escuchó la historia de Olfa Hamrouni en una emisora de radio donde lloraba amargamente la desaparición de sus dos hijas mayores, Ghofrane y Rahma, cuando siendo apenas dos adolescentes se unieron al ISIS en Libia, y cómo las pequeñas, Eya y Tayssir, habían estado a punto de seguir sus pasos.

"Aquella historia me intrigó y me conmovió. Olfa me fascinó desde el principio -afirma la directora-, vi en ella un personaje muy potente para el cine, era la encarnación de una madre con todas sus contradicciones, sus ambigüedades, sus zonas problemáticas".

"Su historia, compleja y aterradora, me perseguía y estaba muy interesada en explorarla y comprenderla, aunque no sabía cómo lo iba a hacer. Un día me reuní con ella y así empezó todo", explica.

Ben Hania monta las escenas con Olfa y con la actriz Hind Sabri, que la interpreta, a veces con ambas en el mismo tiro de cámara. La auténtica asiente en segundo plano a cada frase que pronuncia la estrella tunecina.

También usa ese esquema con las cuatro hijas, las dos ausentes sustituidas por las actrices Ichrak Matar y Nour Karoui, que se han metido tanto en el papel que Eya y Tayssir lloran a menudo mirándolas: "Se parecen tanto", dice entre lágrimas la pequeña de las Chikhaoui, que echa tanto de menos a su hermana Rahma que le duele.

"Mi objetivo era entender por qué se van, por qué toman esa decisión, qué les empujó, y fui hacia atrás para saber. Y su vida lo muestra perfectamente: la inmensa cantidad de desamor que sentían, los abusos, incluso. Y lo mismo su madre, los hombres que entraban en su vida", señala.

'Las cuatro hijas' repasa la historia de esta familia desde que Olfa acepta casarse con el padre de sus hijas -'más le valía haberse entretenido con otra cosa en lugar de engendrarnos', dice en un momento de la película la pequeña Eya, que al igual que Tayssir se interpreta a si misma, resentida con los malos tratos que su progenitor les dio a las cinco mujeres de su casa.

Sobre todo a la mayor, Ghofrane, una preciosa muchacha a la que interpreta la actriz Ichrak Matar, inquieta, feminista y divertida: lo peor para crecer en una sociedad como la tunecina que vivió su primavera árabe por muy poco tiempo -lo justo para hacerse 'gótica' y pintar después su pelo de rosa-, para sumirse en las tinieblas del Daesh solo unos meses después.

Ghofrane y Rahma (Karoui) empiezan a usar burka. "Antes de la revolución no había nada de esto", se queja la madre, a la que las hijas mayores critican por usar pantalones.

Ben Hania (Sidi Bou Said, 1977), que regresa a Hollywood con este documental tras 'El hombre que vendió su piel' (2020), la primera incursión tunecina en los Óscar, está satisfecha con la acogida en Túnez.

"Era necesaria, ayuda a entender la historia reciente, da justo donde duele. Y está siendo utilizada tanto por el gobierno como por la sociedad civil para luchar contra abusos a los niños y fines pedagógicos", se enorgullece. EFE

aga/mcm

(foto) (vídeo)

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