La imagen de Andrés de Inglaterra conduciendo un Land Rover de 75.000 libras reaviva polémica por sus privilegios en Reino Unido

El hermano de Carlos III ha sido captado por los medios británicos conduciendo un nuevo modelo de Land Rover posiblemente cedido por la Corona

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El ex príncipe británico Andrés
El ex príncipe británico Andrés sale de la Abadía de Westminster tras la ceremonia de coronación del rey Carlos y la reina Camila, 6 de mayo de 2023. (REUTERS/Toby Melville/Pool/File Photo).

Andrés Mountbatten-Windsor vuelve a ser el protagonista de la familia real británica y esta vez no por una declaración ni por una aparición pública, sino por una imagen aparentemente cotidiana: al volante de un Land Rover Defender nuevo, valorado en torno a las 75.000 libras esterlinas. Las fotografías, tomadas en los alrededores del Castillo de Windsor durante el periodo navideño, han reavivado el debate sobre los privilegios que aún conserva el hermano menor del rey Carlos III, pese a haber sido apartado de la vida oficial de la monarquía británica.

El exduque de York, de 65 años, fue captado saliendo de su residencia, el Royal Lodge, la mansión de 30 habitaciones en la que ha residido durante años y de la que deberá marcharse en breve. El todoterreno que conducía llamó la atención por su impecable estado: tan reciente que su matriculación en la DVLA se produjo a principios de este mismo mes. En otra de las escenas, Andrés circulaba seguido por un vehículo similar, un Land Rover Discovery, conducido presuntamente por un miembro de su equipo de seguridad.

Miembros de la Familia Real
Miembros de la Familia Real siguen al coche fúnebre, un Land Rover especialmente modificado, durante el funeral del príncipe Felipe de Gran Bretaña, esposo de la reina Isabel, quien murió a la edad de 99 años, en los terrenos del Castillo de Windsor en Windsor, Gran Bretaña, el 17 de abril de 2021. (Leon Neal/Pool vía REUTERS).

La aparición del Defender no es un detalle menor. Jaguar Land Rover mantiene desde hace más de siete décadas una relación histórica con la casa real británica, un vínculo que se remonta a 1951, cuando la empresa recibió por primera vez una orden real concedida por el rey Jorge VI. Renovado recientemente bajo el reinado de Carlos III, este acuerdo permite a la familia real disponer de una flota de vehículos en régimen de préstamo y, en algunos casos, probar modelos antes de su lanzamiento oficial al mercado. Andrés se ha beneficiado de este sistema durante años, pero la imagen de un coche de alta gama en sus manos resulta especialmente controvertida ahora que ha sido despojado de títulos y honores.

Según el Daily Mail, la relación de los Windsor con los Land Rover es casi sentimental. Isabel II y el príncipe Felipe fueron conocidos por su afición a estos vehículos, de los que, según se cree, llegaron a poseer varias decenas. El Defender incluso desempeñó un papel simbólico en el funeral del duque de Edimburgo, cuando su féretro fue trasladado en un modelo adaptado específicamente. En los últimos años, el príncipe George fue fotografiado celebrando su octavo cumpleaños sentado sobre el capó de uno de estos todoterrenos, reforzando su imagen como icono real.

Quién es quién en la casa real británica: del rey Carlos, el más tardío de la historia, al polémico príncipe Andrés.

Una imagen de contrastes

Mientras Andrés conducía solo por Berkshire, el contraste con el resto de su familia era evidente. Sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, acudieron a Sandringham para pasar la Navidad junto a Carlos III y la reina Camila. Acompañadas por sus respectivos maridos, Edoardo Mapelli Mozzi y Jack Brooksbank, participaron en el tradicional servicio religioso del día de Navidad, un gesto interpretado como una clara alineación con la institución en un momento especialmente delicado para su padre.

El exduque de York, en cambio, pasó las fiestas apartado, en un contexto marcado por el resurgimiento de las informaciones sobre su relación con Jeffrey Epstein. Y es que el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha vuelto a poner su nombre en circulación, al incluir testimonios no verificados de una presunta víctima que asegura haber sufrido abusos en diferentes escenarios vinculados al entorno del financiero estadounidense. Entre las acusaciones figuran relatos de supuestas fiestas con menores, episodios de violencia y hasta un incidente en el que Andrés habría estado implicado en un atropello, extremo que las autoridades británicas aseguran no tener registrado.

Además, a estas revelaciones se añade la aparición de correos electrónicos intercambiados entre Ghislaine Maxwell —condenada en 2021 por tráfico sexual— y una persona identificada únicamente como “A”. Algunos mensajes, enviados a comienzos de la década de los 2000, contienen referencias ambiguas que han alimentado la especulación sobre la identidad del remitente. Aunque no existe confirmación oficial, el contenido ha reavivado las sospechas sobre el círculo de Epstein y su conexión con figuras de alto perfil, incluido el expríncipe, quien ha negado de forma reiterada cualquier conducta ilegal. De hecho, también se ha publicado una nueva imagen de los archivos privados de Epstein en la que aparece el hijo de Isabel II en Sandringham sobre el regazo de varias jóvenes bajo la atenta mirada de Maxwell.

El príncipe Andrés y Ghislaine
El príncipe Andrés y Ghislaine Maxwell, Sandringham (Department of Justice/Zuma Press Wire/Shutterstock).

Una nueva realidad

El peso de estos escándalos ha tenido consecuencias directas en la vida del exduque. Tras perder sus títulos y honores en decisiones tomadas primero por la reina Isabel II y más recientemente por el rey Carlos, Andrés se enfrenta ahora a su salida de Royal Lodge antes del 31 de enero. Entre los posibles destinos se menciona Marsh Farm, una propiedad situada en la finca de su hermano en Norfolk. Esta mudanza marcará el final de una etapa y su última Navidad en la residencia de Windsor.

A pesar de todo, la situación de Beatriz y Eugenia permanece intacta. Fuentes cercanas aseguran a People que sus títulos y su posición dentro de la familia real no se han visto afectados por las controversias que rodean a su padre. Su presencia en Sandringham durante las fiestas ha sido interpretada como una señal de estabilidad institucional frente a un periodo de incertidumbre y escrutinio constante.