Emiliana Artagaveytia, uruguaya viviendo en Valencia: “En España no se justifica la respuesta”

Esta forma de comunicarse desconcierta a muchos extranjeros

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Emiliana Artagaveytia (TikTok/@Emiliana Artagaveytia)
Emiliana Artagaveytia (TikTok/@Emiliana Artagaveytia)

Llegar a España implica adaptarse a nuevas costumbres, horarios y formas de relacionarse, pero hay un detalle cotidiano que suele llamar especialmente la atención a quienes vienen de fuera, y es la manera de decir ‘no’. En un contexto donde la sinceridad es lo normal, la negativa no suele venir acompañada de explicaciones.

La creadora de contenido uruguaya, Emiliana Artagaveytia, reflexiona sobre este fenómeno en uno de sus últimos vídeos de TikTok. Para muchas personas, especialmente de culturas donde justificar las decisiones es una norma, decir simplemente ‘no’ puede ser realmente incómodo. Según Emiliana, en España no se justifica la respuesta. La sensación es que rechazar un plan sin dar razones puede parecer maleducado o generar conflicto, cuando en realidad es todo lo contrario.

Con el tiempo, esta diferencia cultural se aprende y se llega a entender. En España, no querer hacer algo es motivo suficiente. No se espera una coartada, ni una historia que justifique la contestación. El ‘no’ es una respuesta completa y socialmente aceptada. “Mientras que yo tenía que empezar a pensar qué carta iba a jugar: si me duele la panza o me dio fiebre. Ellos te dicen que no, y se quedan muy tranquilos”, apunta la creadora de contenido.

La cultura del ‘no’

Una de las primeras sorpresas para los que llegan al país es comprobar que las preguntas se contestan con respuestas breves. Cuando alguien propone un plan lo habitual es recibir un sí o un no sin rodeos. No existe la obligación de justificar por qué no apetece quedar o participar en algo.

Para poner un límite no
Para poner un límite no es necesario justificarse ni dar explicaciones excesivas. (Freepik)

Esto no tiene por qué implicar frialdad ni desinterés. Al revés, se entiende casi como una muestra de respeto por el tiempo y las decisiones del otro. Nadie se ofende porque otro diga que no, ni lo interpreta como algo personal. La sinceridad también se ve en el lenguaje cotidiano con frases hechas como “me da mucha pereza” o “no me apetece”. Son expresiones que se utilizan con muchísima naturalidad y que en otros contextos o en otras culturas podrían interpretarse como una falta de respeto o incluso generar tensiones.

Opiniones sin filtros

La sinceridad de los españoles no se limita a los planes sociales. Cuando se nos pide opinión, lo habitual es recibir una respuesta directa y sincera. No solemos utilizar muchos filtros para suavizar emociones, decimos lo que pensamos y se pasa página.

Muchas personas que llegan de fuera reconocen que, tras un periodo de adaptación, esta curiosa forma de comunicarse resulta liberadora. “Yo les recomiendo implementarlo, se vive mucho más tranquilo”. Dejar de buscar excusas para justificar el ‘no’ permite vivir con menos presión y más tranquilidad emocional.

Una uruguaya en España

Adoptar esta forma de comunicación no solo puede facilitar la integración en el lenguaje y la jerga del país, sino que también una buena lección para aprender a poner límites y respetarlos mientras nos relacionamos.