La costa mediterránea se está llenando de tortugas y no es una buena señal: el avance del cambio climático pone en riesgo a la especie

Las altas temperaturas hacen que nazcan más hembras, lo que limita el desarrollo natural del animal

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El cambio climático está creando
El cambio climático está creando una sobreproducción de hembras. (Europa Press/MOLLIE RICKWOOD)

Desde hace siglos, las tortugas bobas han cruzado océanos siguiendo rutas milenarias. Sin embargo, este camino ancestral hoy desemboca a numerosos ejemplares hacia escenarios inesperados: el litoral mediterráneo, especialmente el español. Esta zona experimenta un aumento sin precedentes en la llegada y anidación de estas criaturas. Lo que a primera vista podría ser motivo de celebración, una posible recuperación poblacional, encierra una advertencia ineludible: se trata de uno de los síntomas más claros del acelerado avance del cambio climático en la región.

El fenómeno ha dejado de ser anecdótico para convertirse en tendencia. Solo en la Comunidad Valenciana, durante el último año, se han registrado 16 nidos, un dato nuevo en las estadísticas locales. A este patrón migratorio atípico se suma la identificación de un linaje híbrido entre tortugas con genes mezclados del Atlántico y el Mediterráneo, reflejo de una “colonización genética” propiciada por el clima cambiante y la conectividad de mares distantes. “Esos nidos pertenecen a una suerte de linaje híbrido: tortugas con genes mezclados del Atlántico y del Mediterráneo, madres que llegaron desde América y padres nacidos en Grecia o Libia”, sostiene el análisis original, lo que marca el surgimiento de una nueva población establecida en España.

El factor determinante detrás de este auge reside en la alteración térmica de las playas mediterráneas. El calentamiento progresivo de la superficie marítima y de los arenales determina no solo la disposición de las tortugas a anidar, sino el propio futuro de la especie. Un aspecto biológico clave emerge de este proceso: el sexo de las crías depende estrictamente de la temperatura en que se desarrollan los huevos bajo la arena.

Las claves biológicas de las altas temperaturas

Safari Madrid y SEPRON han rescatado a un ejemplar de tortuga mordedora en un lago de un parque de Mentrida, en Toledo. El animal fue avistado por un grupo de adolescentes que avisó a las entitades.

En los enclaves históricos del proceso de reproducción de esta especie, el exceso de calor ha desequilibrado los nacimientos hacia una mayoría de hembras, poniendo en riesgo la sostenibilidad genética de la especie. La llegada al Mediterráneo occidental responde así a una búsqueda instintiva de climas más templados, capaces de garantizar una mayor diversidad sexual. “La temperatura de las playas es un factor decisivo: determina no solo si una tortuga se animará a salir, sino también el sexo de las crías”. En España, este equilibrio aún se conserva mejor que en otras zonas del Mare Nostrum, convirtiendo la costa peninsular en último refugio biológico ante la crisis ambiental global.

La expansión de nidos y el establecimiento de rutas migratorias alternativas demuestran la extraordinaria capacidad de adaptación de la especie, pero también ponen en evidencia la magnitud del impacto humano sobre los ecosistemas. Los dispositivos de telemetría satelital, adheridos cuidadosamente al caparazón de las tortugas, han permitido rastrear más de 18 ejemplares, revelando trayectos complejos y nuevos hábitos reproductivos. Neonatos criados en centros especializados también son objeto de seguimiento tras su liberación, con la esperanza de aumentar las posibilidades de supervivencia durante la etapa más vulnerable de la vida marina.

Cuidados y amenazas en la era del cambio climático

Frente al auge de la anidación de tortugas, una red de instituciones, organizaciones ambientales y pescadores pone en marcha un despliegue de estrategias destinado tanto a la conservación directa como a la sensibilización pública. Las universidades, en alianza con administraciones y ONG como Xaloc Mar, coordinan patrullas, campamentos y campañas de vigilancia dirigidas a proteger nidos, monitorizar la eclosión y reaccionar ante cualquier hallazgo de importancia ecológica.

Las crías de las tortugas
Las crías de las tortugas están atendidas y seguras. (REUTERS/Hasnoor Hussain.)

De forma paralela, los pescadores reciben formación específica para gestionar capturas accidentales de tortugas vivas. Los ejemplares rescatados pasan por cuidados veterinarios y, antes de regresar al mar, se les marca para facilitar el seguimiento científico posterior. El programa LIFE de la Unión Europea constituye una de las principales herramientas para estandarizar y expandir estas buenas prácticas en la cuenca mediterránea.