Los trabajadores migrantes mejoran la productividad en la agricultura, la hostelería y la construcción, según un estudio

La capacidad de absorción de estos empleados es mayor en las regiones con experiencia previa, mercados laborales flexibles y redes migratorias consolidadas

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Un camarero atiende una mesa
Un camarero atiende una mesa en una terraza en el centro de Madrid, a 24 de marzo de 2025 (Eduardo Parra / EuropaPress)

Las bajas cifras de natalidad, junto con el envejecimiento acelerado de la población activa y el estancamiento de la población laboral total, provocan en España un gran debate sobre el futuro del sistema de pensiones y la estabilidad del mercado laboral. Según los datos de Randstad Research, la tasa de recambio generacional se sitúa en el 75% para el periodo 2025-2035, y descenderá al 74% en 2050, lo que implica que será complicado cubrir las necesidades del mercado laboral. Así, la mano de obra migrante se presenta como una posible solución al problema laboral español.

Lo cierto es que España experimentó, entre 2002 y 2022 una de las mayores transformaciones demográficas de la OCDE, elevando la proporción de residentes nacidos en el extranjeros del 6% a más del 14%. Un crecimiento especialmente intenso en las regiones de Cataluña, Madrid y Andalucía, que absorbieron la mayor parte de los flujos migratorios, según el estudio Los efectos de las grandes oleadas de inmigración en la productividad: evidencia de las regiones españolas, publicado por Belén González Pardo en la Universidad de Alicante.

Según los datos recogidos por González, un aumento del 1% en la inmigración incrementa la productividad regional en 0,6% de media. En las regiones donde la absorción de inmigrantes es mayor, como la Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares, Canarias y las ya mencionadas, este aumento de la productividad puede subir incluso hasta el 1,5%. Además, los efectos sostenidos son sostenidos en el tiempo, sin evidencia de reversión a largo plazo, según apunta González.

Sectores que más se benefician del trabajo migrante

El estudio también señala que las regiones en las que más aumenta la productividad con la mano de obra migrante son Baleares, con un 1,8% (con un efecto gradual), Murcia, con un 1,3% más de productividad y el grupo de Cataluña, Andalucía y Comunidad Valenciana, que presentan ganancias moderadas de entre 0,6% y 1,2%. La capacidad de absorción es mayor en las regiones con experiencia previa, mercados laborales flexibles y redes migratorias consolidadas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha lanzado un mensaje a favor de la migración "segura, regular y ordenada" que a su juicio está contribuyendo al progreso y la "buena situación económica" de España. (Fuente: La Moncloa / Europa Press)

Además, las regiones con sectores intensivos en mano de obra, como la agricultura, el turismo o la construcción, capturan mejor los efectos positivos. Por su parte el beneficio productivo de la mano de obra migrante es mayor cuanto mejor sea la calidad institucional, por la eficacia de la integración y la respuesta de las políticas públicas. Por último González señala que en regiones envejecidas, la inmigración ayuda a mitigar la escasez de mano de obra y mejora la utilización del capital.

El impacto de la inmigración varía entre los distintos sectores económicos, siendo los más beneficiados los intensivos en mano de obra. La agricultura presenta el mayor efecto positivo, con un aumento en la productividad de 5,5% en las principales regiones receptoras tras seis años. La construcción y la hostelería presentan también incrementos sostenidos del 1% y el 0,8% respectivamente y están asociados a la cobertura de vacantes y especialización de tareas.

En cuanto a los servicios públicos como defensa, educación y sanidad, los efectos son positivos en las regiones con alta inmigración pero neutros o negativos en el promedio nacional. En los sectores de capital intensivo como finanzas, TIC o inmobiliario, los efectos son nulos o negativos, con caídas en la productividad de hasta el 1,5% en inmobiliario y del 1,3% en finanzas, atribuibles a la baja sustitución entre trabajo inmigrante y nativo y las barreras institucionales.

Las conclusiones de González destacan que la inmigración ha contribuido positivamente al crecimiento de la productividad en España, especialmente en sectores y regiones con alta demanda laboral y capacidad de integración. Además, estos efectos dependen de la estructura económica, la calidad institucional y la experiencia previa de cada territorio. Además, una política migratoria focalizada y coordinada con las necesidades sectoriales y regionales puede potenciar estos beneficios y apoyar la convergencia productiva de España.