
Encadenar unos días de fiesta, entregarnos completamente en el concierto de nuestro cantante favorito o infectarnos de algún virus pueden ser el desencadenante de la disfonía, es decir, la pérdida del timbre normal de la voz. Si alcanza su grado máximo, se le conoce como afonía.
El sonido de la voz se produce por la vibración de las cuerdas vocales en la laringe. Así, existen formas fisiológicas de disfonía, como puede ser el cambio de voz en los chicos adolescentes, que suele presentarse entre los 15 y 18 años. La disfonía puede manifestarse de manera aislada o en combinación con otros signos, y es habitual que los síntomas referidos por el paciente coincidan con los hallazgos clínicos.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran la ronquera, la voz monótona o temblorosa, episodios de afonía, variaciones en la intensidad, pérdida de los agudos y sensación de falta de aire al hablar, según recogen los profesionales de la Clínica Universidad de Navarra. Además, los pacientes pueden experimentar síntomas no fonatorios como tos, picazón, necesidad de carraspear para aclarar la voz, sensación de cuerpo extraño al tragar y dolor de garganta leve o moderado al hablar. La alteración cuantitativa y cualitativa de la fonación se acompaña de una serie de características vocales que difieren según el tipo de disfonía, sea de origen orgánico o funcional.
Causas de la disfonía
Entre las causas más frecuentes de disfonía en adultos se encuentra la hiperfunción vocal, responsable de patologías como los nódulos de cuerdas vocales, los pólipos y el edema de cuerda vocal. En la infancia, los problemas suelen estar relacionados con malformaciones congénitas, como membranas laríngeas o angiomas, aunque también pueden aparecer alteraciones menos comunes. A medida que los niños crecen y comienzan a hablar, la hiperfunción vocal se convierte en una causa habitual de disfonía.
En edades avanzadas, pueden desarrollarse papilomas laríngeos debido a infecciones virales. En adultos, además de la hiperfunción vocal, la disfonía puede originarse por trastornos neurológicos de la laringe, como la disfonía espástica (caracterizada por espasmos que dificultan el flujo vocal regular), así como por enfermedades como el Parkinson o la miastenia gravis. Las alteraciones endocrinológicas también pueden afectar las cuerdas vocales; destacan el mixedema asociado al hipotiroidismo y los cambios hormonales del climaterio.
Remedios naturales para la disfonía
La afonía y la irritación de la garganta pueden aliviarse con diversos remedios naturales. La combinación de cebolla y miel destaca por sus efectos hidratantes, antibióticos y expectorantes, mientras que la manzanilla en infusión aporta propiedades antisépticas, antiinflamatorias y relajantes. Otra opción es la mezcla de piña y miel, que hidrata y protege las cuerdas vocales gracias a sus enzimas y antioxidantes.
El bicarbonato con limón actúa como antibiótico natural, y el jengibre, sobre todo en infusión con miel y limón, ofrece un potente alivio gracias a sus cualidades medicinales. También el propóleo, la salvia y el regaliz son recomendados por su acción antibiótica, suavizante y expectorante, respectivamente. Por último, la unión de miel, limón y aceite de oliva constituye una solución integral que hidrata, repara y calma la garganta.
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