
Todos en algún momento de nuestra vida podremos sufrir de indigestión o dispepsia, que es una molestia estomacal muy común que puede aparecer después de comer o beber. No se considera como una enfermedad en sí misma, sino como un conjunto de síntomas. Según MedlinePlus, esta afección puede variar en intensidad y frecuencia, pero en la mayoría de los casos tiene solución.
Los síntomas más comunes de una indigestión incluyen dolor o ardor en la parte superior del abdomen, sensación de plenitud durante o después de las comidas, gases, hinchazón, eructos y, en algunos casos, náuseas o sabor ácido en la boca. Las náuseas y la distensión son síntomas menos comunes. Aunque suelen ser molestos más que peligrosos, estos signos pueden confundirse con enfermedades más graves, por lo que los profesionales de la salud recomiendan prestarles atención si persisten o empeoran.
Las causas de la indigestión son variadas y no se tienen del todo claras. De acuerdo con MedlinePlus, comer en exceso o muy rápido, consumir alimentos grasos, picantes o muy ácidos, beber alcohol o cafeína en exceso y fumar están entre los desencadenantes más habituales. Sin embargo, también influyen factores emocionales, como el estrés o la ansiedad.
Además, ciertos medicamentos —como los antiinflamatorios no esteroides, algunos antibióticos y suplementos— pueden irritar el estómago y provocar los síntomas propios de este malestar estomacal. En otros casos, el problema está relacionado con enfermedades como úlceras, gastritis, cálculos biliares o infecciones por la bacteria Helicobacter pylori.
Para llegar al diagnóstico, los médicos se basan en los síntomas del paciente y su historial clínico. No obstante, si el malestar persiste o es severo, pueden solicitarse pruebas adicionales como análisis de sangre, estudios de aliento o heces, ecografías o incluso endoscopias para descartar problemas más graves.
Cómo se trata la indigestión
El tratamiento de la indigestión depende de la causa que la origine, pero en muchos casos basta con realizar algunos cambios en el estilo de vida. Los profesionales de salud de MedlinePlus recomiendan, por ejemplo, optar por porciones de comida más pequeñas y frecuentes, evitar alimentos irritantes, no acostarse inmediatamente después de comer y reducir el consumo de alcohol y cafeína. También es clave dejar de fumar, controlar el estrés mediante la práctica de ejercicio o con técnicas de relajación y meditación, y mantener un peso adecuado.
En aquellas personas cuya indigestión se sufre de forma más persistente, el uso de medicamentos puede ser necesario. Los antiácidos ayudan a neutralizar el ácido estomacal, mientras que los bloqueadores H2 y los inhibidores de la bomba de protones reducen su producción. También existen fármacos que aceleran el vaciamiento del estómago (procinéticos) y, en caso de infecciones, pueden recetarse antibióticos.
No obstante, los especialistas insisten en no automedicarse y acudir al médico si la indigestión se presenta con síntomas de alarma: pérdida de peso inexplicable, vómitos frecuentes o con sangre, presencia de sangre en las heces, dolor abdominal severo o dificultad para tragar. Estos signos pueden estar relacionados con enfermedades más graves que requieren atención inmediata.
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