Video: ¿qué ocurrió con los pilotos argentinos que atacaron a la fragata Antelope en la Guerra de Malvinas?

Las bombas de Luciano Guadagnini y Hugo Gómez dieron en el buque británico. En esa arriesgada misión, perdió la vida uno de los oficiales. Sabiendo que los ingleses querrían vengar el ataque, el resto tenía que enfrentar el desafío de regresar con vida

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En esta segunda entrega sobre el ataque a la fragata británica HMS Antelope en la Guerra de Malvinas, DEF pone el foco en los instantes y emociones que se vivieron tras el heroico accionar del piloto argentino Luciano Guadagnini.

El brigadier mayor retirado, y exjefe de la Fuerza Aérea, Mario Callejo, fue contundente al recordar el desempeño de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) en Malvinas: “Nos encaminamos hasta las últimas consecuencias, ese fue nuestro compromiso”. Para comprender ese accionar en la Guerra, basta aclarar que en aquel momento la Fuerza no tenía responsabilidad en los teatros de operaciones aeronavales; sin embargo, se puso a disposición para defender nuestra soberanía en las Islas hasta en el último combate. Las tripulaciones de las aeronaves sabían que sus vidas estaban en juego, pero eso no fue un obstáculo a la hora de darlo todo.

Avión de Luciano Guadagnini (Archivo DEF)
Avión de Luciano Guadagnini (Archivo DEF)

AL BLANCO

El 21 de mayo de 1982, tras el desembarco británico en las Islas, comenzó el Combate de San Carlos. Durante esos días, la Fuerza Aérea empeño a prácticamente toda su aviación de combate en contra de las playas. El ataque a la fragata HMS Antelope fue uno de los tantos episodios de aquellas misiones en las que la Fuerza tuvo el máximo esfuerzo de salidas operativas de sus aeronaves y produjo una importante cantidad de pérdidas.

Durante esos días, el personal de la FAA vivió jornadas agobiantes en las que convivieron con el cansancio, el dolor de perder a otros camaradas, el miedo a la muerte y el orgullo de ser quienes iban a defender cada centímetro de tierra y de mar en Malvinas. El actual comodoro (retirado) Pablo Carballo tuvo que despegar con destino a las Islas en varias oportunidades. Por entonces, tenía el grado de capitán, era jefe de escuadrilla y volaba los aviones A4B Skyhawk. Sin embargo, para él nada volvería a ser lo mismo tras el 23 de mayo de 1982: ¿qué ocurrió ese día?.

El 21 de Mayo de 1982 comenzó el Combate de San Carlos. El ataque a la fragata Antelope fue uno de los tantos episodios de aquellas misiones en que las fuerza aérea tuvo el máximo esfuerzo de salidas operativas y produjo una importante cantidad de pérdidas (Archivo DEF)
El 21 de Mayo de 1982 comenzó el Combate de San Carlos. El ataque a la fragata Antelope fue uno de los tantos episodios de aquellas misiones en que las fuerza aérea tuvo el máximo esfuerzo de salidas operativas y produjo una importante cantidad de pérdidas (Archivo DEF)

“TODAVÍA TENÍA EL CONTROL DEL AVIÓN”

En aquella jornada, la escuadrilla de los A4B Skyhawk de la FAA estaba integrada por Carballo y por el primer teniente Luciano Guadagnini, el teniente Carlos Alfredo Rinke y el alférez Hugo Gómez. Los pilotos tenían la misión de atacar a los buques británicos en la Bahía de San Carlos. Sabían, además, que había que poner especial atención en los de transporte, aun cuando éstos se encontraban rodeados por otros de menor dimensión que representaban una amenaza a la hora de poder cumplir con el objetivo.

Los oficiales de la Fuerza volaron hacia las Islas al ras del mar para evitar ser detectados por los ingleses. Finalmente, frente a ellos se encontraron con dos buques enemigos: hacia el norte, la Antelope y, hacia el sur, la HMS Broadsword. Mientras que Guadagnini se dirigió a la primera, Rinke bombardeó la segunda. Gómez también llegó a atacar a la Antelope. El desenlace no fue el más deseado: si bien Guadgnini pudo lanzar la bomba en la Antelope, le pegaron en el ala derecha de su aeronave. El avión se inclinó, él logró enderezarlo para intentar salir pero, al hacerlo, pegó en el mástil principal del buque.

Mientras intentaba llegar al blanco, Carballo recibió varios ataques.”Lanzaron un misil que pegó en mi ala izquierda. Gómez dijo que me envolvió una nube azul y que él pasó en medio de piedras que llovían para todos lados. Gómez llegó y le tiró. Yo había pensado en eyectarme, pero todavía tenía control del avión”, cuenta Pablo Carballo, quien tampoco quiso deshacerse de la bomba que llevaba ya que sabía que podía ser utilizada en otra misión. Mientras, en la fragata, expertos intentaron desactivar la bomba de Guadagnini, pero no lo lograron.

Pablo Carballo despegó con destino a las islas en varias oportunidades. Era el jefe de escuadrilla y piloteaba un A4B (Archivo DEF)
Pablo Carballo despegó con destino a las islas en varias oportunidades. Era el jefe de escuadrilla y piloteaba un A4B (Archivo DEF)

¿QUIÉN HUNDE A UNA FRAGATA?

“El escape fue terrible. Empezamos a hablar entre todos y a uno no se lo escuchaba. Empezamos a llamarlo: “¡Luciano!”. Pero no volvió nunca más”, dice, emocionado, Carballo, no sin antes subrayar: “¿Quién hunde a una fragata?, la hunde un equipo. Algunos se llaman mecánicos, otros armeros, otros operadores de torre, radaristas u otros Grupos de Operaciones Especiales (GOE). Uno es una parte del equipo”.

Antes de continuar con el relato, Carballo narra que, al regresar de cada misión, los pilotos se encontraban con los suboficiales que los habían despedido. Los estaban esperando y, con alegría, los recibían a “birretazos” o los tiraban al suelo y ellos, encima, para festejar. Pero, cuando no lograban volver todos con vida, se vivía y sentía un silencio inmenso: “Algunos se iban a llorar por ahí”. Ese 23 de mayo, tras el escape, los pilotos regresaron y la tristeza llenó cada rincón de ese ambiente: “Ese día el que cayó fue Luciano Guadagnini. Yo conocí a su esposa y a sus hijos. La Fuerza Aérea es tan chiquita que nos conocemos todos, así que uno sabía quién era el nuevo muerto, quién la nueva viuda y quiénes los huérfanos. Lo más terrible para mí fue haber sido el jefe de la Escuadrilla y no haber llegado al blanco ese día. El único día que no llegué al blanco murió un hombre”.

Carballo narra que al regresar de cada misión los pilotos se econtraban con los suboficiales que los habían despedido. Los esperaban y con alegría los recibían a birretazos, pero cuando no lograban ver a todos con vida algunos se iban a llorar por ahí (Archivo DEF)
Carballo narra que al regresar de cada misión los pilotos se econtraban con los suboficiales que los habían despedido. Los esperaban y con alegría los recibían a birretazos, pero cuando no lograban ver a todos con vida algunos se iban a llorar por ahí (Archivo DEF)

“Casi el 30% de la gente que fue conmigo en A4B murió. Uno queda con un cargo de conciencia tan grande. Y más cuando, encima, su viuda y sus huérfanos te tratan con muchísimo cariño. Yo siempre sufro por ese hombre que murió al lado mío. Inclusive un día vino un oficial de la FAA y me dijo: “Señor ahora que lo conozco mejor veo que usted es un buen tipo”. Y qué pensabas le pregunté. Y me respondió que tenía ese sentimiento porque alguien le había dicho que Guadagnini murió por mi empecinamiento en llegar al blanco. Yo le respondí que no me tuviera aprecio porque yo lo volvería a hacer. No me cabe duda que lo hubiera hecho en cualquier circunstancia. Así que le comenté que quien le había dicho eso tenía razón”, confiesa Carballo.

Casi el 30% de la gente que fue conmigo en A4B no volvió, relata Carballo (Archivo DEF)
Casi el 30% de la gente que fue conmigo en A4B no volvió, relata Carballo (Archivo DEF)

UN JURAMENTO QUE LES CAMBIÓ LA VIDA

“Cuando uno vuelve después de una guerra no es el mismo. Hay una especie de bisagra en la vida. Eso nos ocurre a todos los Veteranos. Desde la primaria nos enseñaron que las Malvinas son argentinas. A nosotros nos tocó porque hicimos un juramento a la Bandera: defenderla hasta perder la vida. Eso no fue un acto de protocolo, fue un compromiso. Primaba la defensa de lo nuestro y obramos en consecuencia”, cierra Callejo.

“Muero contento, hemos batido al enemigo”, fueron las palabras del Sargento Cabral en el crucial instante en el que cayó herido para defender al General San Martín. Estas palabras fueron recordadas por Pablo Carballo al ser consultado por su experiencia en el Conflicto. No obstante, también agregó: “Una vez me preguntaron por las secuelas que me dejó la Guerra y yo les dije que me dejó un tremendo orgullo y un tremendo dolor, por lo tanto no necesito sobrellevar haber defendido a la patria”.

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