Raúl Rivero, poeta desencantado de la Revolución Cubana, muere a los 75 años

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Especial para Infobae de The New York Times.

Raúl Rivero, un periodista y poeta cubano revolucionario que terminó por desilusionarse y que acusó a la dictadura comunista de Fidel Castro de sofocar la disidencia, emergió como el decano de la prensa independiente de Cuba y fue encarcelado por subversión, murió el domingo en Kendall, Florida, un suburbio de Miami. Tenía 75 años.

Durante años fue tratado por enfisema y murió luego de ser trasladado a la sala de emergencias de un hospital debido a complicaciones cardiorrespiratorias, dijo su esposa, Blanca Reyes.

De 1973 a 1976, Rivero fue jefe de la corresponsalía de la agencia de noticias autorizada por el gobierno de Cuba en Moscú. Después de eso, fue editor de cultura de publicaciones asociadas con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Su poesía y prosa, a favor de Castro de un modo característico y fervoroso —alabó “los sueños de redención humana cantados por los vencedores barbudos de 1959”— le valió la reputación de poeta de la revolución. Pero sus escritos también se aventuraron más allá de los confines de la ortodoxia comunista y fueron bienvenidos en los círculos artísticos, y su periodismo se desvió de manera notoria de la línea del partido, en particular después del colapso de la Unión Soviética en 1989.

En una petición que él y otros intelectuales cubanos publicaron en 1991, Rivero hizo un llamado al gobierno para que otorgara libertades civiles, celebrara elecciones democráticas y le diera libertad a los presos políticos.

Rivero ridiculizó el periodismo que él y sus colegas habían practicado hasta entonces, dentro de los rígidos límites impuestos por el gobierno. Dijo que este trabajo era una “ficción sobre un país que no existe”.

En la década de 1990 fundó la agencia independiente de noticias Cuba Press; comenzó a publicar su poesía y artículos en Estados Unidos y otros países; colaboró con diversas publicaciones en el país y en el extranjero; y apareció en un programa semanal realizado por teléfono desde Cuba en Radio Martí, la emisora con sede en Miami financiada por el gobierno estadounidense.

Al finalizar la década, la campaña por la libertad de expresión en Cuba, del divertido y voluminoso Rivero, ganaba reconocimiento mundial.

En 1997 fue honrado por Reporteros sin Fronteras y luego, en 1999, recibió el premio Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia. En 2000, el Instituto Internacional de Prensa lo nombró uno de los 50 héroes mundiales de la libertad de prensa.

En 2001, Rivero y Ricardo González Alfonso fundaron la Asociación de Periodistas Cubanos. Al año siguiente lograron publicar dos números de la revista De Cuba antes de ser objeto de una represión del régimen de Castro como parte de la llamada Primavera Negra, que aplastó la campaña de peticiones del movimiento de los intelectuales disidentes.

Decenas de renegados políticos fueron detenidos, entre ellos Rivero, a quien acusaron en marzo de 2003 de “difundir noticias falsas sobre la situación actual de nuestro gobierno, en cumplimiento de las indicaciones recibidas por el gobierno de Estados Unidos”.

Los funcionarios cubanos dijeron que Rivero no fue detenido por sus opiniones sino por ser un colaborador remunerado de un país hostil: Estados Unidos. Rivero dijo que los honorarios que había recibido provenían de los editores por sus escritos.

“Esto es tan arbitrario para un hombre cuyo único delito es escribir lo que piensa”, dijo su esposa a The New York Times en 2003. “Lo que encontraron en él fue una grabadora, no una granada”.

Rivero fue condenado a 20 años de prisión. Estuvo confinado durante casi un año en una celda unipersonal estrecha y sin ventanas y se le negó el contacto con cualquier persona fuera de la cárcel. En noviembre de 2004, fue uno de seis presos políticos liberados en lo que se interpretó como un gesto para apelar a la buena voluntad de la Unión Europea.

“Allí, a los 57 años, condenado a pasar dos décadas tras esas rejas (son como 8000 noches), anoté todos los días en un cuaderno rayado los recuerdos de episodios pasados de mi vida, y diseñé otros que me habría gustado vivir”, recuerda Rivero, refiriéndose a su antología de poemas, “Vida y oficios: los poemas de la cárcel” (2006), escrita mientras estaba preso.

“Todas las mañanas trataba de borrar la realidad del entorno en el que vivía”, le dijo a su compañero periodista Wilfredo Cancio Isla en cibercuba.com, un sitio web fundado en España por exiliados cubanos. “Muchas veces, casi siempre, lo logré. Eso me permitió vivir esta situación extravagante: estar preso como periodista y como ciudadano y ser, como poeta, un hombre libre”.

En abril del año siguiente, él y su familia se exiliaron en Madrid, donde escribió semanalmente para el diario El Mundo y más tarde para el sitio web Diario de Cuba. En 2004, la UNESCO le otorgó el Premio Mundial de la Libertad de Prensa Guillermo Cano por la obra de su vida. Se mudó a Miami en 2014.

Raúl Rivero Castañeda nació el 23 de noviembre de 1945 en Morón, una ciudad del centro de Cuba.

Después de ser uno de los primeros graduados posrevolucionarios de la escuela de periodismo de la Universidad de La Habana, trabajó para La Prensa, la agencia de noticias del gobierno, y otros medios estatales. Fue fundador de la revista satírica El Caimán Barbudo y secretario de la Unión Nacional de Escritores y Artistas. En 1969 publicó “Papel de hombre”, una colección de poemas que fue premiada y uno de los 20 libros de poesía y periodismo que publicaría.

Además de su esposa, le sobreviven tres hijas, Cristina, María Karla y Yenny, y tres nietos.