El palacio de Tatoi, residencia histórica de la familia real griega, se prepara para abrir sus puertas al público como un museo que narrará la rica historia de la monarquía helénica.
Construido a finales del siglo XIX por el rey Jorge I, el edificio, ubicado en los alrededores de Atenas, fue objeto de un ambicioso proyecto de restauración liderado por el gobierno del primer ministro Kyriakos Mitsotakis.
Esta iniciativa, que busca transformar el palacio en un símbolo cultural, marca un cambio en la percepción oficial del legado monárquico griego, informa Vanity Fair.
El museo, cuya apertura está programada para finales de 2025, ofrecerá a los visitantes un recorrido a través de la historia de la familia real, desde los primeros monarcas hasta los turbulentos episodios que marcaron su salida al exilio.
La restauración del palacio, deteriorado durante décadas tras su expropiación en los años noventa, incluye la recuperación de la estructura arquitectónica, y la incorporación de elementos emblemáticos que resaltan su importancia histórica y cultural.
En ese sentido, el resurgimiento de Tatoi contó con la colaboración de figuras prominentes, como el rey Carlos III del Reino Unido.
A través de su fundación benéfica, el monarca apoyó los trabajos de restauración, reflejando los profundos lazos históricos entre las familias reales europeas.
Por otro lado, la propia familia real griega siguió de cerca las labores de rehabilitación. Pablo de Grecia, actual jefe de la casa real, destacó el hallazgo de joyas de la corona durante los trabajos, un descubrimiento que añadió un valor significativo al proyecto.
Un recorrido por la historia Real
El recorrido propuesto para los visitantes del museo revela una narrativa cuidadosamente diseñada para mostrar la evolución de la monarquía griega.
La visita comienza en los antiguos aposentos y despacho del rey Jorge I, fundador de la dinastía, con una exposición dedicada a su reinado.
A medida que se avanza, se puede explorar el salón y el comedor principal, espacios donde se presentará a la familia real, a través de testimonios y objetos históricos.
En la zona occidental del palacio, se encuentran las habitaciones de la reina Olga, esposa de Jorge I, que fueron adaptadas para mostrar aspectos destacados de su vida.
La segunda planta, por su parte, está dedicada a los sucesores de Jorge I: el rey Constantino I y sus hijos, Alejandro y Jorge II.
La sección más moderna del recorrido incluye una sala dedicada al rey Pablo y la reina Federica, padres del último monarca, Constantino II.
Esta área conecta con los dormitorios reales del propio Constantino y su esposa, Ana María, además de una exposición que narra los acontecimientos que llevaron al fin de su reinado en Grecia tras el golpe militar de 1967.
En el ático, los visitantes podrán conocer detalles sobre la crianza de los niños reales en Tatoi, mientras que el sótano albergará las cocinas históricas y un vídeo documental sobre el golpe de Estado que marcó la salida de la familia real al exilio.
Vestidos, joyas y memoria
Uno de los puntos destacados del museo será la exhibición de prendas reales, incluyendo el vestido de boda de la reina Ana María, diseñado por Holgel Blom.
Este icónico traje, hallado durante las obras de rehabilitación, será expuesto junto con el vestido que usó en el baile previo a su boda.
Además, el recorrido incluirá una sección sobre los visitantes ilustres de Tatoi, resaltando su relevancia como un punto de encuentro entre la monarquía griega y figuras destacadas del mundo.
El legado monárquico como patrimonio cultural
El renacimiento del palacio de Tatoi refleja una nueva perspectiva del gobierno griego hacia su pasado monárquico.
Considerar este legado como un elemento valioso de la historia nacional fue uno de los pilares del proyecto, liderado por un gobierno que ve en dicha restauración una oportunidad para fomentar el turismo cultural y fortalecer la memoria histórica.
El museo buscará preservar el patrimonio arquitectónico, transmitiendo una narrativa que conecte a las generaciones actuales con el pasado real de Grecia.
Tatoi, más que un simple museo, se perfila como un símbolo de reconciliación con la historia y un homenaje a una era que marcó profundamente la identidad del país.
Cuando las puertas del palacio se abran al público, los visitantes caminarán por salones que una vez albergaron a la realeza, por un espacio que invita a reflexionar sobre la compleja relación entre la monarquía y la cultura griega contemporánea.
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