Demasiado temprano para despedir al dólar estadounidense

Se habla sobre el inminente final de la divisa como moneda de reserva, pero la fuerza creativa de la economía norteamericana no pareciera estar en decadencia

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Diversos billetes en una cartera
Diversos billetes en una cartera en North Andover, Massachusetts. (AP Foto/Elise Amendola, archivo)

Las ultimas semanas han servido de escenario a múltiples trabajos de respetadísimos think tanks sobre el inminente fin de los días en que el US dólar sirve de moneda de reserva. Al coro de avisos fúnebres se sumó el Presidente de Brasil quien dijo en China que había que sacar de circulación al dólar como mecanismo transaccional para el comercio internacional. Olvidó, por supuesto, que China es un país en el que el 58% de las reservas internacionales están denominadas en dólares. Por lo que una corrida contra el dólar le reducirá el valor a la moneda china. Y aún cuando es cierto que el dólar ha perdido terreno en las transacciones internacionales al aparecer el euro y tomar fuerza el renminbi, la fuerza creativa de la economía norteamericana no pareciera estar en decadencia y por tanto será difícil suspender al dólar como moneda de reserva.

En efecto, la fortaleza de la economía norteamericana emana de la increíble capacidad de innovación de Estados Unidos, cuyos ciudadanos crean todos los días nuevos métodos para producir; mercadear, procesar información, comunicarnos y entretenernos. Esas innovaciones viajan hacia otras latitudes, anidan en algún sector económico foráneo y reciben compensaciones en forma de honorarios; derechos de uso o regalías. Son unos activos extranjeros invisibles que genera la economía norteamericana y que aún no se recogen en ls cifras de comercio pero producen flujos estables y cuantiosos de ingresos.

Una ilustración fotográfica de billetes
Una ilustración fotográfica de billetes de dólar estadounidense, franco suizo, libra esterlina y euro, tomada en Varsovia el 26 de enero de 2011. REUTERS/Kacper Pempel/Archivo

Es lo que Ricardo Haussmann y Federico Sturzenegger bautizaron la Materia Oscura (dark matter) de la economía mundial. Esa materia oscura crea lazos invisibles entre las unidades de producción del resto del mundo y la economía norteamericana. Y de esa unión surgen ingresos que fortalecen el valor del dólar al tiempo que le crean circuitos de demanda. Y esa demanda fortalece su posición como moneda de reserva. En síntesis, la capacidad de innovación de la economía americana opera de la misma forma que la materia oscura que forma parte del universo. Esa capacidad de innovación es un material que no se puede ver directamente. Sabemos que existe debido al efecto que tiene en la operación de la economía norteamericana lo cual podemos observar directamente.

La revista The Economist dedicó uno de sus últimos números a la asombrosa capacidad de regeneración de la economía de Estados Unidos, cuya locomotora ya ha despegado hacia otra etapa de su desarrollo superando la crisis del COVID-19 y la dislocación de la cadena de valor mundial. Este rebote se asienta en múltiples innovaciones destinadas a crear suficiente resiliencia para afrontar con éxito otras catástrofes sean estas de origen natural o humano.

Por esta razón no creemos que la tan anunciada partida del dólar como moneda de reserva esté a punto de cumplirse. El dólar continuará siendo una moneda de reserva junto a la libra esterlina, el euro y próximamente el renminbi. Pero probablemente manteniendo la posición de primus inter pares al menos por este siglo.

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