
A los 26 años, la joven brasileña, que fue encontrada sin vida en una ladera del Monte Rinjani, en Indonesia, ya había recorrido un camino poco habitual. Nacida en Niterói, ciudad costera del estado de Río de Janeiro, Juliana Marins estudió publicidad y trabajó en el sector de la comunicación. Pero su inquietud personal y su búsqueda de sentido la llevaron a tomar una decisión radical: renunciar a su empleo y emprender un viaje sola por el Sudeste Asiático.
Quienes la conocieron, reseña O’ Globo, la describen como una mujer independiente, sensible y profundamente conectada con la naturaleza.

Practicaba deportes al aire libre, como senderismo y escalada, y también se dedicaba al pole dance, disciplina que consideraba una forma de expresión personal.
Según testimonios recogidos por el medio brasileño, era meticulosa en la preparación física para sus viajes, aunque también confiaba en su intuición y en la guía de personas locales.

En redes sociales, donde documentaba su travesía, no solo compartía paisajes y experiencias, sino también pensamientos sobre el miedo, la libertad y el valor de estar sola en territorios desconocidos.
En una de sus publicaciones más comentadas, del 29 de mayo de 2025, escribió: “Nunca me he sentido tan viva”. La frase, publicada semanas antes de su muerte, describe su estilo de vida: entregada a la experiencia intensa, la exploración y la introspección.
De Río a Asia

En febrero de 2025, la joven se despidió su rutina en Río de Janeiro para lanzarse a una aventura en solitario por el Sudeste Asiático. No tenía billete de regreso ni un itinerario estricto. Su plan era simple: explorar, observar, vivir.
Según informó O’Globo, eligió comenzar por Tailandia, y desde allí trazó una ruta flexible que la llevó a recorrer también Vietnam, Filipinas e Indonesia. En cada país se internó en regiones naturales, alejadas de los circuitos turísticos masivos. Caminó por montañas, visitó playas remotas y se alojó en comunidades rurales. Cada paso fue documentado en su cuenta personal de Instagram, que pronto sumó miles de seguidores interesados en su estilo de vida austero, libre y conectado con la tierra.
Más que una bitácora visual, su perfil se convirtió en una especie de diario íntimo. Marins alternaba imágenes impactantes —atardeceres, selvas, cimas— con reflexiones profundas sobre la soledad, el miedo y el crecimiento personal. También hablaba de los vínculos que nacen en el camino: guías locales, otros viajeros, mujeres solas que encontraba en albergues o caminos de montaña.
El accidente en el Monte Rinjani: cuatro días atrapada sin contacto
La tragedia comenzó en la madrugada del viernes 21 de junio de 2025, cuando la joven mochilera realizaba una excursión guiada rumbo al cumbre del Monte Rinjani, el segundo volcán más alto de Indonesia, con 3.726 metros de altitud.
Durante el ascenso por la ruta de Pelawangan Sembalun, cayó por una ladera empinada en la zona conocida como Cemara Nunggal, entre los 2.600 y 3.000 metros de altitud.

El terreno es considerado uno de los más peligrosos del sendero por su inclinación, suelo suelto y la ausencia de protecciones, reseñó BBC. Desde el momento de la caída, Marins quedó atrapada sin acceso a agua, alimentos ni refugio. Además, la zona no cuenta con señal de celular, lo que impidió una comunicación directa con los equipos de emergencia.

La alarma se dio cuando un grupo de turistas contactó por redes sociales a personas cercanas a ella en Brasil, usando su perfil tras encontrarlo en la montaña. El rescate se activó de inmediato, pero las condiciones climáticas —lluvia, neblina y terreno inestable— retrasaron el acceso. Participaron seis equipos, dos helicópteros y herramientas especializadas, como una furadeira industrial.
Tras cuatro días de operaciones, su cuerpo fue localizado por una de las brigadas que descendía con cuerdas. Según el cálculo de los rescatistas, Marins se encontraba a unos 650 metros más abajo de donde comenzó el descenso. La causa oficial de la muerte aún no fue divulgada por las autoridades locales.
El final trágico de una travesía
Con 3.726 metros de altura, el Monte Rinjani, en la isla de Lombok, Indonesia, es el segundo volcán más alto del país y uno de los más activos de la región. A pesar de su belleza, es también conocido por sus condiciones impredecibles, cambios bruscos de clima y rutas de alta exigencia física.
En los últimos años, varios excursionistas han perdido la vida allí, víctimas de accidentes, deshidratación o desorientación. A pesar de las advertencias, es un destino popular para mochileros en busca de desafíos. Juliana había entrenado previamente para otras rutas de montaña, pero el Rinjani terminó siendo su última cumbre.
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