
Austria ha sido votado como el país más amigable de Europa, y no es difícil entender por qué. Con destinos turísticos tan variados como Viena, una capital rica en historia, música y arte; el majestuoso Danubio, que atraviesa paisajes de ensueño; y la ciudad de Salzburgo, cuna de Mozart y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Austria ofrece hospitalidad y experiencias inolvidables a quienes la visitan. Sus atracciones turísticas van desde palacios barrocos y galerías de arte en Viena, pasando por recorridos en bicicleta junto al Danubio, hasta festivales culturales en Linz y paisajes alpinos en Innsbruck. Es precisamente esa riqueza cultural y natural lo que hace que Austria se sienta tan acogedora y especial.
Este año, la revista Condé Nast Traveller ha premiado a Austria con el primer puesto en su ranking de países más hospitalarios en los Readers’ Choice Awards, obteniendo una puntuación de 93,88 sobre 100. Cada año, los lectores votan por sus destinos favoritos en diversas categorías, y el reconocimiento de Austria destaca no solo su belleza y diversidad, sino también la calidez con la que turistas y locales se encuentran. Con esta distinción, Austria se consolida como un destino de viaje donde la amabilidad y la hospitalidad son parte esencial de la experiencia, convirtiendo al país en un lugar donde cualquiera puede sentirse como en casa.
¿Qué hace a un país “amigable”?
Determinar si un país es amigable puede parecer sencillo a primera vista, pero la realidad es más compleja. La percepción de hospitalidad no es homogénea y puede variar significativamente dentro de un mismo país. Por ejemplo, el comportamiento y la disposición de las personas en el norte pueden diferir notablemente de las del sur, y lo mismo sucede con la gente de las ciudades frente a la de áreas rurales. Pequeños detalles como dar las gracias al conductor del autobús, ofrecer indicaciones a un viajero perdido o simplemente recibir una sonrisa de parte de un barista pueden contribuir a esta sensación de calidez. Sin embargo, extrapolar esas experiencias a nivel nacional puede ser complicado.

En este contexto, los Readers’ Choice Awards de Condé Nast Traveller han tratado de encapsular la amabilidad de todo un país a través de la perspectiva de sus lectores, quienes votaron por aquellos destinos donde se sintieron más acogidos. Y aunque la experiencia personal puede ser subjetiva, el resultado de esta votación muestra una tendencia general de cómo ciertos países y culturas hacen sentir a los viajeros.
Los países más amigables de Europa, según Condé Nast Traveller
La votación de los lectores ha dado lugar a una lista de los 10 países más amigables de Europa. Tras Austria, que encabeza el ranking, se encuentra Irlanda en segundo lugar. Aunque perdió el liderazgo que ostentaba el año anterior, Irlanda sigue siendo reconocida por su carácter hospitalario. Curiosamente, Dublín, su capital, no figura entre las ciudades más amigables, mientras que Viena, capital de Austria, sí se destaca por su calidez y buena disposición hacia los visitantes.
En el tercer lugar de la lista se encuentra Croacia, un país que ha ganado popularidad como destino turístico en los últimos años. Le siguen Portugal, Grecia e Islandia, países que también son conocidos por su carácter hospitalario y sus impresionantes paisajes. La lista la completan Suiza, Turquía, España y Francia, cada uno con su particular forma de dar la bienvenida a quienes los visitan.

Austria y el cambio en el liderazgo de la hospitalidad europea
El resultado de este año presenta un cambio significativo en el liderazgo de la hospitalidad europea. Austria, con su puntuación sobresaliente, ha superado a Irlanda, que había sido votado como el país más amigable en la edición anterior. La sorpresa no radica solo en este cambio de posiciones, sino también en los detalles que han hecho la diferencia.
Si bien Irlanda se ha mantenido como un país muy querido por los viajeros, la ausencia de Dublín en el listado de las ciudades más amigables puede haber jugado un papel importante en su descenso al segundo lugar. Por otro lado, la presencia de Viena en esta lista, con su ambiente elegante y acogedor, ha fortalecido la posición de Austria como el país más amigable de Europa. Esta distinción refleja cómo el carácter local y la disposición de los ciudadanos de una ciudad pueden influir en la percepción general de todo un país.
El resto del ranking también muestra tendencias interesantes. Países como Croacia o Grecia, que han visto crecer su popularidad turística en la última década, han sabido combinar su atractivo natural con una atención al visitante que los hace destacar. Por otro lado, naciones como Francia y España han logrado posicionarse entre los 10 primeros, reafirmando su posición como destinos clásicos europeos que continúan ofreciendo experiencias memorables y hospitalidad a los viajeros.
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