Un joven llevó al cementerio su título universitario para mostrarlo a sus padres

El estudiante obtuvo su cédula la Licenciatura de Enfermería en el Campus Irapuato-Salamanca de la Universidad de Guanajuato

Guardar
Foto: (Facebook Marcos Eduardo Mejorado)
Foto: (Facebook Marcos Eduardo Mejorado)

“Las promesas son para cumplirse”, fue el mensaje que escribió Marcos Eduardo Mejorado al obtener su título universitario y llevarlo al cementerio en Irapuato, Guanajuato, para mostrárselo orgulloso a su madre y a su padre al pie de su tumba.

Marcos Eduardo estudió la Licenciatura en Enfermería en el Campus Irapuato-Salamanca de la Universidad de Guanajuato y este mes de mayo recibió su título, que como regalo de Día de las Madres, lo ofreció a la memoria de sus padres, quienes se mostraban sonrienden y abrazados en la fotografía que da la identidad de su lápida.

Publicó en sus redes sociales su logro, de inmediato se llenó de saludos y felicitaciones por su hazaña y por nunca haber olvidado la promesa que un día le hizo a sus padres.

Usuarios de redes dieron aliento al joven enfermero y reconocieron su esfuerzo, que a pesar de la pandemia y cuestiones económicas, logró trabajar mucho para lograr su tan ansiado título profesional, un anhelo ganado con mucho esfuerzo y dedicación, del que cualquier padre se sentiría orgulloso.

“Mis respetos es un gran guerrero un abrazo y felicidades”, escribió un amigo suyo.

“Tus papis están muy orgullosos de ti, a seguir triunfando eres un gran muchacho”, escribió otra amiga.

Sin duda tus papás están orgullosos de ti ,mejores deseos hoy y siempre porque te lo mereces!!! Te queremos. Recibe un fuerte abrazo. Y el mejor de los éxitos”, le dedicó otro conocido que ha sido testigo del esfuerzo de este joven profesionista para especializarse en el área de medicina.

Con 84 años, Don Felipe se graduó como ingeniero

Don Felipe se siente orgulloso
Don Felipe se siente orgulloso de haber concluido su carrera como ingeniero Foto: (BUAP)

Otra historia de superación es la de Don Felipe Espinosa Tecuapetla, hace cuatro años ingresó a la BUAP para estudiar Ingeniería en Procesos y Gestión Industrial, una carrera nueva entonces, en un campus igualmente nuevo, San José Chiapa. Tenía 79 años, hoy tiene 84. Don Felipe Espinosa Tecuapetla está a semanas de graduarse y aún quiere seguir estudiando, porque, dice, el estudio fortalece, es superación.

-Nada me va a detener…claro, sólo la muerte. Velados por una tela gris, sus ojos lloran.

El hombre de 1.59 metros de estatura, andar lerdo, apoyado en un bastón, aún carga al hombro un costal con sus pertenencias, pues en los últimos cuatro años de estudio, no ha dejado el trabajo y todavía, a ratos, vende cebollas, chile, limón y tomates en la Central de Abasto y mercados de Tepeaca y Cholula.

Hoy está por graduarse; en 2016 este día parecía lejano: “Hoy ya estamos acá y no me queda más que dar gracias a todos, principalmente al Rector”. Sus pupilas grises brillan por lágrimas contenidas. La conversación no fluye, las lágrimas ganan terreno. Caen, como en cámara lenta, pero caen.

A sus 84 años no
A sus 84 años no descarga seguir estudiando Foto: (BUAP)

Estudiar durante cuatro años con alumnos 60 años más jóvenes que él no fue nunca un impedimento: “Para chango viejo, maromas nuevas” –dice, al fin con una sonrisa.

-¿Qué lo motivó hace cuatro años a estudiar una licenciatura?

-Las cosas están cambiando y nada más se vive una vez

-¿Cuál fue su motor?

-La superación

-Siempre tuvo la claridad que terminaría esta carrera?

Le gustaría trabajar en una
Le gustaría trabajar en una armadora de autos Foto: (BUAP)

-Sí, sí, sí

-¿La tecnología fue un obstáculo para estudiar, realizar y entregar trabajos?

-Nooo. Le tiene usted que echar ganas, como dicen. Si es uno chango viejo hay que hacer maromas nuevas y allí se iguala usted con los jóvenes. La superación del humano está en la mente, es una cosa muy grande la mente.

En abril de 2016, como cualquier otro, don Felipe Espinosa, entonces de 79 años, fue el aspirante de mayor edad en el Proceso de Admisión.

Oriundo de la ciudad de Puebla, de joven trabajó la tierra, fue obrero y sus inquietudes por observar de cerca la vida del Ejército lo llevaron a ingresar a este en 1962. Es padre de cinco hijos, uno de ellos ingeniero.

SEGUIR LEYENDO: