
¿Usted dejaría al cuidado de su bien más preciado a un robot inteligente? Si su respuesta es sí, porque ya lo hace con un bien material, habría que agregar otra pregunta: ¿Y si es su hijo?
La tecnología hace cada vez más fácil la vida a los humanos. Y la inteligencia artificial también lo está haciendo de maneras increíbles. Es por eso que científicos desde hace cinco años que piensan en que los robots autónomos también podrían lograr el desafío de cuidar a los más pequeños, mientras sus padres o tutores pueden trabajar, estudiar o disfrutar de una salida.
Ya en la CES 2018, (Consumer Electronic Show), la mayor feria de tecnología del mundo, ingenieros en Las Vegas presentaron un asistente para niños y ancianos creados por la empresa con base en Silicon Valley, Avatarmind. Se trató de iPal, un robot de 1 metro capaz de educar y entretener a los menores, ayudar a los padres a monitorear a sus hijos o acompañar a los ancianos y asegurarse que estén seguros.

El robot funciona con base en Android y le permite a sus dueños agregarle aplicaciones, aunque el modelo base ya viene con funciones muy copadas. Para la educación de los niños, iPal enseña a hablar en otros idiomas y tiene programas educativos tanto en ciencia y tecnología como habilidades sociales. Además, los padres pueden verificar el progreso de sus hijos desde smartphones o computadoras. En cuanto a los adultos mayores, proporciona una compañía y funciona como cuidador personal ya que les recuerda cuándo tomas las medicinas y da alertas cuando hay emergencias de salud.
Cinco años más tarde, la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA), promete ampliar, mejorar y promover las capacidades de un robot o asistente electrónico para cuidar personas.
Y no necesariamente tampoco estamos hablando de contratar o comprar un costoso robot. Los ositos de peluche con IA podrían responder de manera personalizada a los arrullos de los bebés y las preguntas de los niños pequeños. Las “niñeras” asistidas por computadora que nunca se cansan de leer el mismo libro una y otra vez harían que la hora de acostarse fuera muy fácil. Las versiones infantiles avanzadas de Alexa podrían cantar y enseñar canciones favoritas a pedido, jugar juegos e incluso deducir por qué llora un bebé.
Pero a diferencia de los robots que ya existen para cuidar a los más chicos, algunos expertos alertan que los dispositivos de cuidado infantil con IA puedan alterar la forma en que los bebés y niños pequeños procesan su experiencia del mundo. Esto se debe a la notable forma en que se desarrolla nuestro cerebro durante los primeros años de vida.
Y es que la ciencia ya sabe que los bebés llegan al mundo todavía con el cerebro en desarrollo. Si permaneciera más tiempo en el útero después de la semana 40, no podría nacer en forma natural. Entonces, ese crecimiento cerebral ocurre a un ritmo vertiginoso durante los dos primeros años de vida. Cada segundo se forman alrededor de un millón de nuevas conexiones neuronales. El cerebro crece hasta aproximadamente el 80% de su tamaño adulto para el tercer cumpleaños de un niño.
Esto proporciona un breve lapso de tiempo para preparar a un niño para el éxito en la vida al nutrir su desarrollo cerebral fundamental. Está en el corazón de por qué los humanos son los más inteligentes, creativos y productivos de todas las especies.
Los científicos saben que lo que más necesitan los bebés para optimizar este período temprano de avance rápido son, además de una buena alimentación, incentivos permanentes, con interacciones, conversaciones y relacionamiento con mayores y pares. Esto impulsa el crecimiento de las habilidades cognitivas y emocionales de los niños.

Hasta ahora, este ingrediente necesario solo podía ser proporcionado por un adulto afectuoso, ya que lo estímulos musicales, televisivos y de otras plataforma no pueden responder pregunta y crear el “ida y vuelta” que permite al niño pensar y crear.
“Pero todo esto puede cambiar con la llegada de asistentes con IA, creados a nuestra imagen, de la misma manera que se construyen los cerebros humanos. Consisten en redes neuronales de conexiones complejas, forjadas a partir de entradas masivas de datos. ChatGPT recibe esa entrada necesaria en forma de grandes modelos de lenguaje, mientras que los niños la reciben en forma de interacción amorosa con adultos. Esa línea se desdibujará cuando complementemos la interacción humana para el desarrollo del cerebro con alternativas automatizadas”, explicó Dana Suskind codirectora del Centro TMW para el aprendizaje temprano y la salud pública y directora fundadora del Programa de implantes cocleares pediátricos de la Universidad de Chicago.
“¿Por qué no usar niñeras de IA para involucrar a los bebés humanos en el tipo de conversación de ida y vuelta que construye cerebros?”, se preguntó la experta.

Y contestó: “Podría tener impactos de desarrollo profundamente positivos, aumentando la frecuencia y consistencia de los momentos de desarrollo cerebral durante el período en que los cerebros de los niños son más “plásticos”, es decir, más capaces de reconfigurarse en función de lo que encuentran. La tecnología podría ser de gran ayuda para los niños que, de lo contrario, podrían experimentar retrasos en el desarrollo. Podría ayudar a desbloquear el potencial cognitivo y cerrar las brechas de rendimiento”.
La experta afirmó que las nuevas tecnologías pueden dar forma a la arquitectura de nuestros cerebros. Y citó el ejemplo de cuando los primeros humanos comenzaron a usar herramientas para hacer marcas y patrones, se activaron nuevas neuronas que finalmente permitieron que el cerebro usara la corteza visual de una manera completamente nueva: para leer y escribir. En nuestros días, un estudio reciente en JAMA Pediatrics mostró que el uso habitual de las redes sociales está produciendo cambios en la forma en que los cerebros de los adolescentes responden a las recompensas sociales.
“Hay mucho que todavía no sabemos sobre el desarrollo cerebral fundamental. Introducir cerebros jóvenes a la IA receptiva puede alterarlos de maneras fundamentales que no podemos anticipar. Si proporcionamos el tipo incorrecto de entrada o interacción, podemos distorsionar el desarrollo cognitivo de manera de gran alcance”, sostuvo la especialista.

Los investigadores han entendido desde hace mucho tiempo que más conversaciones entre adultos y niños conducen a avances en el desarrollo del lenguaje y el vocabulario de los niños. Pero los estudios de la última década han revelado un mecanismo crucial que subyace a esta relación: las ondas cerebrales de los niños y sus cuidadores humanos literalmente se sincronizan cuando intentan comunicarse o jugar juntos. Esto también se ha observado en adultos que realizan actividades colaborativas como cantar o bailar en grupo y comunicarse cara a cara. Experimentan una actividad cerebral similar en las mismas regiones del cerebro, y cuanto más coincidan sus ondas cerebrales, más productivo será el resultado.
“En los niños y sus cuidadores, ese fenómeno ocurre particularmente en la corteza prefrontal, donde tiene lugar el aprendizaje, como informó un equipo de investigadores de Princeton en 2020. Investigaciones posteriores con niños pequeños han demostrado que esta “sincronía neuronal” aumenta la adquisición de vocabulario, así como el aprendizaje social y las habilidades para resolver problemas. La inteligencia artificial, aunque es capaz de participar en intercambios de ida y vuelta, carece del cerebro humano físico necesario para la sincronía neuronal. Simplemente, todavía no sabemos lo que significa para el cerebro humano en desarrollo experimentar uno sin el otro”, indicó Suskind.
La investigación también muestra que los adultos con recuerdos positivos de haber recibido mucho cuidado de sus padres muestran niveles más altos de “determinación” y ambición. Pero, ¿qué significa para un niño apegarse a un autómata, si los padres le ceden algunas responsabilidades fundamentales? “Existe el peligro de que esto pueda tener un efecto grave en su desarrollo social y emocional”, escribieron Noel Sharkey y Amanda Sharkey , investigadores de la Universidad de Sheffield, en un artículo en la revista Ética y tecnología de la información en 2021.
“No podemos volver a poner el genio de la IA en su botella, ni debemos hacerlo. Pero sin una mejor comprensión, corremos el riesgo de desperdiciar la capacidad de desarrollo que reside en los primeros años de vida y corremos el riesgo de alterar nuestro propio tejido evolutivo”, concluyó Suskind.
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