
La relevancia sobre la disponibilidad de las segundas dosis de la vacuna Sputnik V fabricadas en el país por el Laboratorio Richmond tiene que ver con que, para 885.822 personas, que recibieron la primera dosis, ya se venció el plazo para completar su esquema de vacunación establecido por las autoridades sanitarias nacionales, y estimado originalmente en tres meses. Por eso se vuelve crucial la rápida autorización desde Rusia, de parte del Instituto Gamaleya, creador del inoculante, que se aguardaría para fin de este mes. Además Argentina espera para esta semana la liberación de los primeros lotes del componente uno de la vacuna, también producido por Richmond, lo que implica el doble check por parte de Gamaleya y de la reguladora local, ANMAT. De esta forma quedará listo el primer lote para ser rápidamente distribuido en las provincias.
Desde el inicio de la campaña de vacunación contra el COVID-19, la Argentina recibió 28.383.730 dosis, de las cuales 11.265.830 corresponden a Sputnik V, (9.375.670 del componente 1 y 1.890.160 del componente 2); 7.536.000 a Sinopharm; 580.000 a AstraZeneca-Covishield, 1.944.000 a AstraZeneca por el mecanismo COVAX de la OMS, y 7.057.900 a las de AstraZeneca y Oxford cuyo principio activo se produjo en la Argentina.
Anoche, la noticia de la llegada al país, en el vuelo AR1065 de Aerolíneas Argentinas, del cargamento de vacunas Sputnik V con 550.000 dosis del segundo componente del inmunizante ruso reforzó el optimismo para las autioridades sanitarias. Ya que sin duda, estas dosis reforzarán la posibilidad de encarar con velocidad los esquemas completos de vacunación en todo el país.
De acuerdo al Monitor Público de Vacunación, hasta hoy se distribuyeron 30.487.730 dosis de vacunas en todo el territorio, al tiempo que se aplicaron 25.254.280. De ese total, hay 20.178.596 personas inoculadas con la primera dosis, y 5.075.684 cuentan con el esquema completo de vacunación.
Para evitar preocupación entre quienes recibieron la primera dosis de la vacuna rusa, el Ministerio de Salud de la Nación informó que la primera etapa de un estudio liderado por investigadores del CONICET y realizado bajo la coordinación del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires demostró que, “el 94% de las personas que recibieron una sola dosis de la vacuna producen anticuerpos específicos. Además las personas previamente infectadas que recibieron solo una dosis producen cinco veces más anticuerpos que quienes completaron el esquema de dos dosis sin antecedente de COVID-19”.
Científicos de distintas partes del mundo insisten en recomendar que las personas reciban dos dosis de las vacunas de cualquiera de los laboratorios a fin de bloquear que la variante Delta, cada vez más extendida en el globo, y que es la que genera mayor número de casos hopitalizaciones y casos graves que pueden llevar a la muerte.
Según datos analizados por Infobae, al 5 de julio último, eran 885.822 personas las que tenían el plazo vencido de tres meses para recibir el segundo componente de Sputnik V, que es distinto del primero y que se necesita para completar la inmunización contra el COVID-19.
Para complementar la falta de segundas dosis en el país, tanto el gobierno nacional como el de la Ciudad de Buenos Aires realizan estudios que determinarán la posibilidad de combinar vacunas de distintos laboratorios. Por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires encaró su propio análisis para establecer la efectividad de aplicar dosis de otros laboratorios a quienes hayan recibido la primera de Sputnik V.

El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, dijo que se convocaron voluntarios para estudiar la efectividad de completar los esquemas de inoculación contra el COVID-19 intercambiando dosis de Sputnik V, AstraZeneca y Sinopharm.
El objetivo será analizar la seguridad y el nivel de inmunización que podría otorgar el uso de distintas dosis de las vacunas que se aplican en la Argentina, debido a la preocupación que genera la variante Delta y la consecuente necesidad de acelerar las segundas aplicaciones.
Cuando en agosto del año pasado Rusia daba a conocer la presentación de la primera vacuna contra COVID-19 denominada Sputnik V, el Centro Gamaleya que la había desarrollado explicó que consistía en dos dosis y que la segunda aplicación debía ser entre los 21 y los 28 días.
Luego, por retrasos en la logística mundial y la limitada producción en su planta en Moscú, Rusia extendió el plazo 3 meses y poco después, en abril, Alexander Gintsburg, director del Instituto Gamaleya que desarrolló la vacuna que la brecha entre las inyecciones podría aumentarse a 90 días.
Finalmente, el pasado viernes, el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), que es el encargado de producir la vacuna, aseguró que la brecha entre las dos inyecciones de la vacuna contra el coronavirus Sputnik V se puede extender hasta 180 días y seguirá siendo efectiva.

En abril, desde Moscú se confirmó que Argentina sería el primer país autorizado para la producción de las dosis de la Sputnik V fuera de Rusia. Argentina, fue el primer país latinoamericano en registrar oficialmente Sputnik V en su territorio, a través de una autorización de uso de emergencia (emergency use authorization) que emitió la autoridad regulatoria nacional (ANMAT).
Este proyecto consta de varias etapas, una primera que consistente en la producción con el principio activo que llegó desde Moscú para paliar la emergencia y la escasez de inoculantes que presenta el caso argentino; y una segunda etapa, con la construcción de la planta de Pilar finalizada y la fabricación en escala, lo que dará lugar a una tercera etapa para exportar los inoculantes contra el COVID-19 hacia la región y el mundo.
La tecnología de la vacuna, en lugar de crear un código genético idéntico al del nuevo coronavirus como Pfizer o Moderna, utiliza como base un adenovirus modificado para que incluya la glicoproteína “espiga”, el pico característico del coronavirus, lo que genera una respuesta inmunitaria. En este caso se trata de adenovirus respiratorios humanos y también están modificados para impedir que se reproduzcan de forma incontrolada. La diferencia en este caso es que la Sputnik V utiliza dos vectores de adenovirus diferentes, el Ad26 en la primera dosis y el Ad5 en la segunda.
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