Aciago 2025 deja a Sudán del Sur con visos de guerra civil entre violencia y caos político

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Atem Simón Mabior

Yuba, 15 dic (EFE).- El ataque letal del pasado marzo de una milicia asociada a la oposición sursudanesa contra fuerzas del Gobierno de Yuba desató, una vez más, una tensión política que dejó a las partes al borde de una nueva guerra civil, una crisis que ha arrastrado el país más joven del mundo durante este año 2025.

La detención del líder opositor y ex vicepresidente primero Riek Machar -por estar asociado a la milicia Ejército Blanco- fue la punta del iceberg en un año en el que el país africano ha intentado iniciar una ruta para la celebración de elecciones en 2026, aunque la ausencia de una constitución permanente, de un censo demográfico y los temores por el recrudecimiento de los actuales conflictos armados complican este camino.

A esta crisis política -la mayor desde la implementación del acuerdo de paz de 2018- se sumaron los efectos de las fuertes riadas, que dejaron más de un millón de desplazados en octubre y la advertencia de la ONU de que 7,5 millones de sursudaneses podrían sufrir hambre en 2026.

El 2025 comenzó con una reordenación del Gobierno sursudanés en febrero ejecutada por el presidente del país, Salva Kiir, que, entre otros cambios, cesó al vicepresidente segundo, James Wani Igga, y nombró en su lugar a Benjamin Bol Mel, una elección polémica debido a las sanciones estadounidenses que pesan sobre él por supuesto lavado de dinero.

El momento de mayor tensión tuvo lugar en marzo, tras el ataque del Ejército Blanco, milicia de la tribu nuer -segunda mayor de Sudán del Sur- a una guarnición gubernamental en el estado nororiental del Alto Nilo, evento que condujo al arresto de Machar.

Luego, la situación se agravó en esta región tras el asesinato por parte del Ejército Blanco de un comandante de la guarnición gubernamental en la localidad de Nasir, también en el Alto Nilo, mientras era evacuado en un helicóptero de la misión de la ONU en Sudán del Sur, en lo que constituía un intento por evitar la escalada del conflicto.

La oposición, enfrentada con el Gobierno desde su detención pero formalmente ajena a las actividades del Ejército Blanco desde la firma del tratado de paz, consideró este ataque como un incidente grave que "indica el colapso de la tregua y la escalada de la inseguridad en una zona sensible”.

En julio de 2025, las fronteras meridionales de Sudán del Sur se vieron amenazadas por enfrentamientos entre las fuerzas sursudanesas y el Ejército ugandés en la región sureña de Kajo Keji, en el estado de Ecuatoria Central, con varios muertos y miles de civiles desplazados como resultado.

Dos semanas después, el portavoz de las tropas sursudanesas, Lul Ruai Koang, afirmó que los líderes de ambos ejércitos llegaron a un acuerdo para contener la situación, aclarando que se entablaron comunicaciones directas entre ambos jefes del Estado Mayor para abrir una investigación conjunta y activar los canales de coordinación militar para que no se repitieran los hechos.

EEUU también ejerció una presión sin precedentes sobre Yuba en abril, al anunciar la anulación de todos los visados otorgados a los nacionales con pasaporte sursudanés y acusar al Gobierno de no colaborar con la repatriación de sus ciudadanos deportados de EEUU.

Este noviembre, una escalada de las fricciones políticas en el seno del Gobierno llevó a Kiir a destituir a Bol Mel y ponerlo bajo arresto domiciliario, y a restituir en el cargo al veterano Wani Igga.

Además, el presidente sursudanés anunció la primera semana de diciembre que las fuerzas políticas acordaron la celebración de elecciones generales en diciembre de 2026 -previstas inicialmente para 2021 y pospuestas por última vez a finales de 2024-, sin la previa realización de un censo demográfico ni la ratificación de una constitución permanente, que quedarán en manos del Ejecutivo electo.

La decisión dividió la opinión pública entre quienes creen que es un paso realista para dejar de alargar el proceso de transición iniciado en 2018 y quienes lo ven como un riesgo para la credibilidad del proceso electoral. EFE