Magui Bravi y sus recuerdos como azafata: "Era normal encontrar gente teniendo sexo en el baño del avión"

Es una artista de las más completas, hoy, consagrada. Pero antes, debió hacer otros trabajos. Y en esta entrevista con Teleshow recuerda uno en particular. "Fue una etapa espectacular, de las mejores vidas que tuve", confiesa Bravi, que cortaba la pollera del uniforme y subía varios centímetros los tacos. "Me encantaba desfilar por el pasillo del avión"

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"Soy un montón de cosas y no soy nada. No me gusta etiquetarme", dice Magui Bravi -bailarina, coreógrafa, actriz y conductora de televisión- en esta charla con Teleshow, en la que asegura que busca seguir creciendo: "Me siento cómoda en muchos roles. Quizás algunos tuvieron más protagonismo en mi vida como la bailarina, pero hoy estoy muy bien actuando".

Tras una gran temporada con Bollywood de la mano de José María Muscari, y con participaciones en Fuerza Bruta, hoy Magui está concentrada en dos estrenos: la película Qué puede pasar, que llegará cuando terminé el Mundial, y la serie web Gorda, que encara la temática del bullying. "Ahí me toca hacer una mala muy mala", adelanta.

—¿El bullying te tocó alguna vez en carne propia?

—Me tocó cuando era chica, casi siempre por cuestiones físicas. Cuando era muy chiquita era más parecida a un nene que a una nena, porque como bailarina clásica tenía un cuerpo más andrógino. Tenía muchas burlas.

—¿La pasaste mal?

—La pasé mal, sí. Es muy común hoy en día hablar de bullying en los colegios. Yo nací acostumbrada a eso. No me sorprende.

Magui Bravi en el rodaje de “Gorda”
Magui Bravi en el rodaje de “Gorda”

—Hubo un cambio de perfil importante en vos, en el último tiempo.

—Sí, tenía ganas de hacer otras cosas y necesitaba tener ese cambio para que se abrieran otras puertas. Tener la posibilidad de hacer un drama en actuación, hacer cine, hacer series, y todo eso requería un cambio de perfil.

—¿Aparecen los prejuicios?

—Sí, las etiquetas, cuando hiciste algo a un nivel muy grande. A mí me tocó hacer Bailando acá y en otros países y llegar a las finales siempre; eso tiene su público y mucha repercusión en las redes sociales. Y la gente piensa que quizás no te preparás en otras cosas cuando llegaste a algo con tanta repercusión mediática.

Magui Bravi (Foto: Instagram)
Magui Bravi (Foto: Instagram)

—Si te convocan, ¿hoy irías al Bailando?

—Tuvimos una charla con los chicos a principio de año. No lo sé, lo pienso todavía: tendría que ser una apuesta diferente, tendría que ir desde otro lugar. Ya llegué a la final, y no lo siento un desafío. Me da un poco de pánico volver a meterme en algo así. No es solo un show de baile: hay que exponer tanto tu vida privada, tenés que dar tu vida entera o compartir mucho de tu privacidad, y no sé si estoy tan fuerte en ese sentido como estaba en 2011, 2012.

—¿Te imaginás como jurado?

Como jurado quizás estaría más cómoda, eso es real. Y ahí no estaría opinando de los demás, estaría opinando del baile de los demás.

—¿Cuánto tiempo fuiste azafata?

—Tres años.

—¿Cómo definís la experiencia?

—Es espectacular, de las mejores vidas que tuve.

—¿Qué rutas tenías?

—Todo cabotaje y Mercosur.

—Debés ser una gran pasajera, te debés portar bien en los aviones.

—Más o menos: soy bastante exigente. Al haber vivido del otro lado no me gusta que me atiendan mal. Era muy exigente conmigo como azafata. Tenía dos personajes: uno, la azafata muy correcta que te atendía y todo tenía que estar perfecto; y otro, la azafata medio actriz que le encantaba desfilar por el pasillo y hacer el anuncio. Supuestamente cuando hacés el anuncio estás en el asiento de la azafata, y no te ven; a mí me encantaba pararme, asomarme al pasillo y hacer el anuncio parada como si estuviera bajando la escalera o saludando. Amaba que estuvieran todas las cabezas del avión, los tenés a todos sentados aunque no quieran, mirándome hablar. Amaba hacer todas las señas de primeros auxilios. Fue una linda etapa. Gracias a eso pude viajar mucho. Si estás terminando el colegio y no sabés qué hacer con tu vida, es una gran profesión para esos primeros años.

—¿Qué fue lo más loco que te pasó en esa época?

—Me pasó de todo, desde encontrar gente en los baños hasta en un vuelo a Chile ver un bebé volar de un asiento al otro por la turbulencia: la madre lo soltó, la persona que estaba atrás lo atajó. No pasó nada, pero podría haber sido un gran accidente. Y me pasó de ver personajes, gente con la que trabajo hoy en día o me cruzo en el ambiente, y en su momento los he llevado y les serví un café.

—¿Educados?

—Unos y otros. Hubo de todo.

—Decías que encontraste gente en el baño: ¿en qué situación, teniendo relaciones sexuales?

—Teniendo relaciones. Me parece hasta normal. Hice tantos vuelos que era algo normal. No era yo la que los sacaba, era la jefe de cabina.

—¿Vos tuviste relaciones sexuales en el baño de un avión?

—Nunca. Ni en el baño ni en ningún otro lado.

—¿Qué pasa con las historias de romances entre azafatas y pilotos?

—Es real: hay un montón. Pero es como la de el médico y la enfermera. Pasa en todos lados.

Magui Bravi en “Fuerza Bruta” (Foto: Cristian Heit)
Magui Bravi en “Fuerza Bruta” (Foto: Cristian Heit)

—¿Te tirotearon más como azafata o siendo famosa?

—Creo que las dos, pero como azafata era bastante recurrente la tarjeta o una cosa así. Muy incómoda.

—¿Cómo hacen?

—Y… te están dando el vaso después de que tomaron agua y te dan la tarjeta junto con el vaso. Un horror. Pero bueno, sí, pasa.

—No llamaste a ninguno.

—No, no. No.

—Nunca un pasajero que digas: "Este me alegró el vuelo".

—No. Sí te subía el ánimo o algo así, el ego un poco: pasabas divina con los labios rojos a morir, pero nada más.

—Igual las visten muy incómodas.

—Pero es todo un protocolo. Te voy a contar un secreto: esto estaba muy mal, esto no es legal, yo me había transformado todo el uniforme, le había subido cuatro centímetros a la pollera, tenía unos tacos que no eran los de la empresa, de unos 10 centímetros. Cosas que no se debían hacer: así me llegaban los informes después.

—Qué ganas de estar en altura caminando con 10 cm de taco.

—Pero yo feliz. Me divertía, era un personaje, me encantaba caminar por el aeropuerto con la valija toda vestida impecable, a las 4 de la mañana no había nadie, pero yo desfilaba. Hoy me doy cuenta que hacía un personaje.

Magui Bravi y José María Muscari
Magui Bravi y José María Muscari

—¿Cuándo entendiste que te ibas a poder dedicar a esto?

—Cuando pasé mi primer casting.

—Es muy inestable la carrera, ¿no genera angustia?

—Genera angustia siempre. En su momento la angustia estaba en esa bailarina que quería mostrarle a todo el mundo que podía bailar. Yo no quería hacerme famosa por hacerme famosa, quería mostrar lo que podía hacer. Que quizás en el ámbito del ballet, que es donde yo crecí, no es algo tan masivo, es un poco una élite. Y lo que te da la tele es que te ve mucha gente, y vas caminado por la calle y de repente una señora te para y te dice: "Nena, qué lindo bailás". Y yo ahí sentía que me había ganado el mundo, o lo que había buscado siempre como bailarina.

—Te adjudicaron romances con Adrián Suar.

—Miles.

—Dentro de Ideas del Sur.

—Miles.

—¿Cómo lo viviste?

—Horror, porque por lo menos las veces que estuve en pareja y pasó eso (por el rumor), no miden que te están arruinando una relación. Se mide el minuto que podés comentar algo, y a mí me estaban arruinando una relación por generar una mentira. Y después sí, también trabaron laburos. Muchas veces los escándalos te sirven cuando no tenés algo para dar o tenés ganas de meterte en otros ambientes y estás luchando. Pero a veces ese escándalo es el que hace que digan: "No, a esta chica no la pongas porque está en la tele y están diciendo que está con…". Estaría bueno que se chequee un poco más.

—¿Cómo está hoy la pareja?

—Bien, muy bien. Nos fuimos a vivir juntos. Él es muy compañero y apostamos nuevamente a una relación después de 7 años. Nos separamos, estuvimos un tiempo separados y ahora volvimos. Y estamos muy, muy bien. Él me acompaña mucho y para mí es muy importante estar estable sentimentalmente sobre todo cuando encaro proyectos nuevos, me mantiene estable la parte sentimental.

—Cómo te estás llevando con la convivencia.

—Genial (risas). Mira que es difícil decir genial. Tenemos unos temas con el dormir porque yo duermo con todo oscuro, y él no. El tema de los ruidos: a mí un ruidito me molesta y a él no. El lado de la cama es una pelea constante. Creo que el problema soy yo, tengo una cosa de querer pegarme…

—Ah, sos complicada.

—Insoportable. Y él no. Es una persona normal: puede dormir con luz, con ruido, en lo posible no te pegues porque hace calor. Y yo no: yo necesito pegada, sin luz, sin nada, cueva.

Magui Bravi enamorada apuesta a la convivencia
Magui Bravi enamorada apuesta a la convivencia

—¿Mamá te imaginás?

—Me imagino, re. No ahora quizás, pero en unos años sí. Me encantaría.

—Todo este momento que se está viviendo para las mujeres en la industria, ¿cómo lo estás viendo?

—A mí me hace muy feliz. Aplaudo cada mujer que habla. Celebro todo lo que está pasando. Desde lo más mínimo, o no tan mínimo, como es que cobremos igual por el mismo trabajo hasta las denuncias por acoso y todo, me parece que es un movimiento enorme hacia un mundo mejor. Al fin está pasando lo que está pasando. Y que tenga que pasar todo lo que tenga que pasar, y todos los que tengan que pasar.

—¿Te costó alguna vez el recorrido por ser mujer?

—Sí, claro. Me pasó que me ofrezcan trabajos o lugares mejores "a cambio de", y tener que decir: "No, mirá, yo lo que tengo para dar es esto, si te sirve mi talento bien, si no te sirve no tendré este trabajo". He perdido algunas grandes oportunidades por no acceder a estas cosas.

—Eran propuestas sexuales a cambio de trabajo.

—Sí, a cambio de mejores lugares o de lo que fuere.

—¿Y no te dan ganas de decir dónde o con quién fue eso?

—No. No porque no tengo ganas de vivir todo lo que… Pero me pasó. No sé si a eso se le llama acoso; supongo que sí. Yo lo siento más como un abuso de poder. Fue todo de palabra.

—¿Pudiste decir no?

—Sí. Tengo una personalidad muy fuerte y soy una mina que va al frente.

—Es muy difícil para quien empieza o se está jugando una carrera.

—Sí, quizás te estás jugando el laburo que te va a catapultar a la fama o a lo que vos pensás que va a ser lo que te hará conocida. En ese lugar tenés que decir: "Bueno, me priorizo como mujer y como persona antes que un trabajo".

—¿Y te parece que algo está cambiando, o nada cambia?

—Sí, yo creo que está cambiando. Se está tomando conciencia. Incluso nosotras estamos hablando de esto ahora y en otro momento no sería un tema. Por eso digo que ojalá esto se profundice, dure lo que tenga que durar y se llegue a un lugar mejor.

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