Un día en Santa Clara del Mar, el refugio de playas agrestes: precios, paradores y los mejores restaurantes

Cuando se deja atrás las calles de Mar del Plata, en la ruta hacia al norte el paisaje se vuelve agreste, sobre la izquierda el mar golpea los acantilados. Son apenas quince minutos en auto por la autovía 11 para llegar a Santa Clara del Mar. El gran cartel en madera da la bienvenida al balneario que vive un interesante crecimiento turístico.

Fundado en 1949, durante décadas no cambió y llegaban los mismos veraneantes de siempre, en su mayoría de localidades bonaerense y turistas de Mar del Plata. Pero hace un par de años, impulsado por la pandemia, proliferan las cervecerías artesanales, los restaurantes, las librerías, las heladerías y complejos de alojamiento.

Este 2022 según las cifras oficiales, el balneario perteneciente al municipio de Mar Chiquita, tiene un nivel de ocupación récord 93, 45% para la primera quincena de enero, y la misma tendencia se mantiene para todo febrero.

El público también mutó. Si bien aún predominan las familias, este 2022 llegaron jóvenes en grupos que promedia los 25 años. “Solía venir de chico en familia, esta vez el plan es otro entre amigos por eso alquilamos un duplex frente al mar por $125.000 la quincena. Salimos por algunos de los bares que hay, o afterbeach sobre la arena y cuando queremos un poco más de ruido nos vamos a los boliches de Playa Grande”, le relata Jano a Infobae.

El cambio fue un giro grande para un circuito de mar y sierras, estancias y lagunas.

La localidad fue fundada por don Antonio Orenzans sobre un predio de 400 hectáreas de campo que pertenecieron a Clara de Anchorena y Mercedes Anchorena, familia tradicional argentina y propietaria en su momento de grandes extensiones de campo.

“El atractivo de Santa Clara del Mar es un espíritu agreste que predomina en toda la zona. Los visitantes vienen en busca de un contacto directo con la naturaleza, buenos servicios y la seguridad que no se encuentra en la ciudades”, le dice a Infobae, Esteban Muñiz, subdirector de turismo del Partido de Mar Chiquita.

El ritmo también es otro: “Es un paraíso tranquilo donde no vas a encontrar playas abarrotadas, ni problemas para estacionar”, le cuenta a Infobae, Carlos Carpaneto, marplatense, dueño del balneario El Mirador. Llegó al lugar en 2008, mucho antes de la creación de la autovía doble mano construida en 2011. ”Antes de eso el movimiento registrado era casi nulo. A partir del nuevo acceso la gente fue conociendo el lugar. El que viene se enamora por sus paisajes y por su calma”, admite.

Hay poca urbanización en el balneario. Un solo semáforo para la avenida Acapulco, la calle principal y una de las pocas aslfatadas. El resto son callecitas de tierra fundidas entre la arena y pobladas por casas bajas. “Compramos esta casa, que solo tenía una cocina y una habitación en 1983, y de a poco la transformamos en nuestro refugio de verano”, le cuentan a Infobae, Nicolás, y Rosa, una pareja de jubilados que se mudó al balneario este 2022. “Nos cansamos de la intranquilidad de estar entre rejas, así que el tiempo que nos queda lo vamos a disfrutar en este oasis. Este año vimos muchos más turistas, algo que le escapamos, es por que la playa la vamos a pisar recién en marzo. Al parecer la gente descubrió este destino”.

Algo similar cuenta Alicia, propietaria de la casa de alfajores Maemyalu, uno de los primeros locales de la calle central. “Hace 30 años esto era un campo. No había mucho. Venían algunos pocos desde Buenos Aires, como lo hice yo escapando de la ciudad. Hoy ya somos varios residentes permanentes, además de los veraneantes que vienen del interior del país como Mendoza o Tucumán”.

Alquilar una casa para ocho personas a 100 metros del mar, en la primera quincena de febrero, cuesta en promedio $150.000. También hay alojamientos preparados para los visitantes que optan por estadías más acotadas, como el complejo San Cristobal con 10 cabañas -para dos, tres y hasta cuatro personas- y donde el valor de las estadías arranca en $12.900 por noche.

Este sector leyó pronto la movida turística y se nutrió de renovados paradores, con servicios varios. El alquiler de una carpa por día en California, sale $4.000 (con capacidad para cuatro personas y estacionamiento) y la sombrilla para tres $3.000. A metros está Casa Soñada, donde el alquiler diario sale $5.000. Ya en el Mirador, espacio que se destaca por sus piscinas climatizadas, su sauna, fogoneros y carpas de paja, pasar el día cuesta $10.000 para seis.

A la hora de almorzar se puede comer en algunos de los paradores que ofrecen una amplia carta. Una ensalada de salmón con vista al mar en El Mirador cuesta $1.000. En el bar de Pipa, hay promociones diarias: una milanesa con papas fritas y bebida se consigue a $1.050. En La Martina, el menú es variado, tiene rabas por $1.100, uno de los platos estrellas, y también pastas como los ravioles rellenos de verdura y ricota a $950. Todos los días hay happy hours entre las 18 y las 20 para disfrutar de licuados y jugos naturales.

Otra opción es comprar comida para llevar a la playas. En Lo de Sandy, pioneros de la zona, se venden preparaciones por kilo a $700. Tienen medialunas calientes a toda hora, la docena $500. En La Portada la pizza de molde de ocho porciones sale $690. También hay vendedores ambulantes de churros, choclos y panchos para comer al paso.

A partir de la 18 vuelve el movimiento a la Avenida Acapulco, una gran caravana de autos deja el balneario. “Es el éxodo jujeño”, se ríe la encargada del café La Portada. “Son los que se hospedan en Mar del Plata y vienen por el día”.

Cae el sol, y la calle se vuelve peatonal hasta la una de la mañana, el lugar de encuentro para disfrutar de la noche de Santa Clara del Mar.

Fotos: Mey Romero

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